Érase una vez Cibeles

Repasamos los aciertos y desaciertos de la 54 edición de la pasarela.

El pabellón 14 de IFEMA ha albergado la Cibeles Madrid Fashion Week en su edición de Primavera/Verano 2012 con el calendario más apretado desde su creación -los desfiles se concentran ahora en cinco días en lugar de seis-; si antes los viernes se entraba en calor con El Ego -ahora a la cola de Cibeles, para vacío de unos creadores noveles que suelen salir a saludar entre gradas desiertas- este septiembre la jornada inaugural se abría con nombres consolidados como trampolín hacia un ...

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El pabellón 14 de IFEMA ha albergado la Cibeles Madrid Fashion Week en su edición de Primavera/Verano 2012 con el calendario más apretado desde su creación -los desfiles se concentran ahora en cinco días en lugar de seis-; si antes los viernes se entraba en calor con El Ego -ahora a la cola de Cibeles, para vacío de unos creadores noveles que suelen salir a saludar entre gradas desiertas- este septiembre la jornada inaugural se abría con nombres consolidados como trampolín hacia un fin de semana dominado por el binomio pesos pesados más invitados a riadas de unos espónsors cada vez más abultados. 

El desfile póstumo de Jesús del Pozo marcaba el paso tranquilo y casi consistente de esta edición; la mayoría de diseñadores –Ailanto y Juanjo Oliva, ganador del premio L'Oréal, cumplían 10 y 11 años sobre las pasarelas- han madurado sus colecciones bajando las revoluciones experimentales en el cuentakilómetros de sus bugas. Un nuevo ritmo cuyo embrague unos pisan con suavidad -el mismo Oliva se centra en los vestidos de fiesta que dice siempre necesitan sus clientas, o Davidelfin, que convence con una sólida y positiva apuesta regada con codiciables complementos – y otros aprietan hacia terrenos menos accesibles. Miguel Palacio troquela que da gusto y no da ya puntada sin paillette o brillo. Ion Fiz  logra que la tela de saco resulte sofisticada sin caer en la estética de lo reciclable, y Maria Escoté -siempre necesaria y cada día más gamberra, se agradecen sus jeans de campana y malla, sus deshabillés de camarera de hotel así como sus extensiones de pelo – o Martin Lamothe, se reafirman en su pequeña parcela de mercado. La primera en España y la segunda fuera de nuestras fronteras. 

Duyos presentó una colección hiper femenina de líneas asimétricas.

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Por la vía del medio circulan, además de las marcas de baño consolidadas o firmas más o menos viables y en expansión como Adolfo Dominguez, Roberto Verino, Ágatha Ruiz de la Prada, Sita Murt o Amaya Arzuaga, aquellos que quieren encarrilarse. Duyos, ultrafemenino y etéreo, en su línea y con todos los ingredientes para despegar de una vez por todas, Teresa Helbig, la Isabel Marant española, o una Ana Locking que, con una colección mucho menos extremada que las anteriores, sale de su capullo aleteando como sus bellísimos insectos. Sus vestidos están entre lo más delicado de la pasarela. 

La Madrid Fashion Week no sería Cibeles sin el toque cañí; ahora que Victorio & Lucchino van perdiendo farol, siempre nos quedarán Montesinos y los vítores incondicionales de su troupe. Impagable casting en el que siempre despunta la maravillosa -pase el tiempo como pase- Helena Barquilla, capaz de desbancar a la estrella invitada de este año, Carmen Kass, o a las internacionales Sessilee Lopez -mejor modelo según el jurado de L'Oréal- Iris Strubegger o Michaela Kocianova. En el apartado masculino, el hueco -y la falta de aplauso a cada salida- que deja Jon Kortajarena, lo llena sin segundas y con mención Antonio Navas, ojito derecho de Dolce & Gabbana y muso -anda ligero de ropa en sus desfiles- de Carlos Díez.

Los retales de tela de colores protagonizan la colección de Davidelfin.

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