El diamante en bruto es usted, Mr. Juan Vidal

«Pequeño Príncipe» del OFF en la Mercedes Benz Fashion Week Madrid, presenta una mujer sólida y pura.

Cortesía de la firma

Juan Vidal ha vuelto a Madrid, de donde nunca debió salir en septiembre de 2008. Antes pasó por el circuito barcelonés y de allí se fue a Valencia para hacerse en los dos últimos años con el premio a la mejor colección. En el OFF de la Mercedes Benz Madrid Fashion Week no hay opción a cheque, pero a juzgar por las impresiones de prensa y público congregados el s...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Juan Vidal ha vuelto a Madrid, de donde nunca debió salir en septiembre de 2008. Antes pasó por el circuito barcelonés y de allí se fue a Valencia para hacerse en los dos últimos años con el premio a la mejor colección. En el OFF de la Mercedes Benz Madrid Fashion Week no hay opción a cheque, pero a juzgar por las impresiones de prensa y público congregados el sábado en la Compañía Nacional de Danza, pocos galardones más le van a hacer falta a este discreto y apuestísimo diseñador si se deja la vergüenza en Elda y sigue deshojando su talento sin más complejos que los que todo romántico de la moda como él se autoimpone por prudencia y respeto a un oficio que lleva en la sangre.

De momento, a su entrada en Gallery le suma el fichaje por Spiga2, un espacio reservado a talentos internacionales creado en Milán por Dolce & Gabbana. Un salto crucial para alguien que en los tiempos que corren no puede vivir todavía sólo de vender su ropa.

Juan Vidal

Con el corazón helado nos ha dejado la aguzada exquisitez de Chrystine, una mujer técnicamente perfecta pero frágil como las princesas de cuento. Sus vestiduras son luminosas y rasas como el diamante en polvo -que luego adopta forma cúbica y se tiñe de azul para convertirse en estampado- pero tienen la tersura de la gabardina, tafeta o lycra que las pule y les da forma en preciosos vestidos, chaquetas, pantalones y parkas.

El cristal -pasta transparente- es aquí el único elemento fracturado y se amontona hecho geométricos añicos sobre cuellos, puños o bolsillos. La precisión en cortes y detalles -cremalleras, facetado de algunas prendas- de esta colección es tan impoluta que resulta incisiva al amorrarse al cuerpo sin tirar de filigranas ni retorcijar la silueta, vamos, que es matemáticamente elegante y lo que es más importante: potencialmente comercial.