Donatella Versace, de vocación tarotista

Aunque Atelier Versace volvió al formato desfile en enero pasado, no ha regresado a la pasarela -vamos, al pasillo estrecho y elevado- hasta ayer, cuando le sirvió al mítico hotel Ritz de París como despedida antes de iniciar sus labores de renovación.

Si bien mientras la costura de Donatella ha sido un concepto estático, su pompa y superestructura han permanecido intactas, ayer, la ligereza volvía a los diseños de un Atelier otoño-invierno 2012/13 absolutamente pre-2004, recuperando, en cierta manera, el espíritu de Gianni; rozando incluso las propuestas con vocaci...

Aunque Atelier Versace volvió al formato desfile en enero pasado, no ha regresado a la pasarela -vamos, al pasillo estrecho y elevado- hasta ayer, cuando le sirvió al mítico hotel Ritz de París como despedida antes de iniciar sus labores de renovación.

Si bien mientras la costura de Donatella ha sido un concepto estático, su pompa y superestructura han permanecido intactas, ayer, la ligereza volvía a los diseños de un Atelier otoño-invierno 2012/13 absolutamente pre-2004, recuperando, en cierta manera, el espíritu de Gianni; rozando incluso las propuestas con vocación de día (a través de gabardinas perforadas o a base de láminas cortadas a láser y trabajadas a mano, a modo de vestido).

Los estampados de cartas de tarot se mezclan con poderosos símbolos como la luna y el sol, y franjas en números romanos grabadas sobre cinturones estilo boxeo -tal y como hizo con los hombres hace escasos días en Milán– en minivestidos con forma de ánfora, empastando tejidos de malla, cuero, PVC, o con acabado parecido al papel, y maxivestidos alternando el corsé y la silueta volada, de cintura para abajo, en la más fina y abullonable seda. Todo en tonos entre el nude y la gama de los joya. Como complementos, zapatos estilo gladiador abotonados y de múltiples tiras, y una línea de joyas que quedó en una discreta partida de preciados anillos.