Coach tira de nostalgia y mezcla la América profunda con el grunge

La puesta en escena nos transporta al instante al cinturón maicero estadounidense, en el medio oeste americano. Una zona que abarca cinco estados: Iowa, Illinois, Indiana, Nebraska, y también partes de Misuri. En lugar de una pasarela, un campo polvoriento, con arbustos. Al fondo, la estructura de madera de una granja o granero, que todavía se mantiene en pie. Podría ser el plató de una producción de Hollywood. «Es un escenario inspirado en la cinta de Terrence Malick Días del cielo (1978)», revela en el backstage Stuart Vevers, director creativo de Coach 1941. «También hay algo de ...

La puesta en escena nos transporta al instante al cinturón maicero estadounidense, en el medio oeste americano. Una zona que abarca cinco estados: Iowa, Illinois, Indiana, Nebraska, y también partes de Misuri. En lugar de una pasarela, un campo polvoriento, con arbustos. Al fondo, la estructura de madera de una granja o granero, que todavía se mantiene en pie. Podría ser el plató de una producción de Hollywood. «Es un escenario inspirado en la cinta de Terrence Malick Días del cielo (1978)», revela en el backstage Stuart Vevers, director creativo de Coach 1941. «También hay algo de Malas tierras (1973). E incluso un guiño a El mago de Oz (1939)», descubre.

El punto de partida y la esencia de la colección primavera-verano 2917/2018 es una vez más la nostalgia americana. «Quizá no haya nacido aquí, pero crecí viendo estos referentes en la gran pantalla. Mi visión de este país bebe de Hollywood. Es una idea de Estados Unidos imaginaria, que solo existe en mi cabeza», dice el inglés. Sin embargo, en esta ocasión el viejo guión popularizado por los grandes estudios cinematográficos se mezcla sobre la pasarela con elementos del hip hop y superposiciones grunge.

En la banda sonora (también nostálgica) suena la voz de Billy Corgan. Es el tema 1975 de Smashing Pumpkins. La música forma parte de la cultura urbana que se respira en las calles de Nueva York. «Es la ciudad más cool del planeta. Aquí está mi hogar y la casa de Coach», dice Vevers. En su moodboard hay imágenes de los inicios de la escena hip hop neoyorquina (que sobre la pasarela se traducen en zapatillas deportivas y gorras con visera XL). «Me fascina cómo las tribus urbanas construyen su identidad. De la tensión entre esas dos Américas, la cinematográfica y la callejera, nace la energía, la creatividad y la frescura», defiende. Estas son, según Stuart Vevers, las claves de su último desfile:

Los nuevos básicos de guardarropa made in USA: «Por supuesto que la marca es famosa por su marroquinería, pero ahora también se conoce por sus prendas. La chaqueta universitaria, el abrigo de borrego y la cazadora perfecto son tres piezas que ya forman parten del sello de la casa». Un repertorio de éxitos al que esta temporada el diseñador ha añadido chaquetas de plumas.

El vestido de la próxima temporada: «Es un diseño totalmente informal. Incluso cuando tiene bordados o aplicaciones, adopta un aire hazlo-tú-mismo. Y ese es precisamente su encanto. Que es fresco, espontáneo. Como una camiseta. No oprime el cuerpo. Es fácil».

Mucho más que un adorno: Vevers añade parches a las chaquetas y las trencas. «Es un detalle que habla de customización y personalización; y que imprime a las prendas un aire más casero, único y personal».

Otra forma de entender el lujo: «A diferencia de la tradición europea, la artesanía norteamericana no gira en torno a piezas perfectas, preciosas y formales. Son más bien piezas que expresan actitud».

¿La palabra que mejor define la actitud de la mujer actual? Soñadora.

¿Es importante soñar para reconstruir la imagen mundial de este país? «Para mí y para mi equipo de diseño es ahora cuando debemos ser más creativos que nunca, ir un paso más allá y explorar nuevas formas de expresión».