En Carolina Herrera, «la elegancia no tiene que ser rígida ni formal»
Respetar y modernizar (los códigos). Ese es el credo de Wes Gordon. Con su segunda colección al frente de la marca, el norteamericano sienta las bases de un estilo más relajado, divertido y moderno, que cuenta con la aprobación (y los likes) de la nueva generación de clientas.
La inspiración: «Me encanta el color», cuenta Wes Gordon, tras el desfile, a la prensa, en una de las salas de la New York Historical Society, donde minutos antes ha presentado su primera colección otoño-invierno, la segunda desde que fue nombrado director creativo de la casa Carolina Herrera en 2018. «El punto de partida fue sentarse para crear la más maravillosa paleta cromática: un amarillo tan perfecto como la luz del sol, el naranja más vibrante, un rosa que fuera deslumbrante y un azul con una pigmentación tan intensa que resultara difícil apartar la mirada. La belleza d...
La inspiración: «Me encanta el color», cuenta Wes Gordon, tras el desfile, a la prensa, en una de las salas de la New York Historical Society, donde minutos antes ha presentado su primera colección otoño-invierno, la segunda desde que fue nombrado director creativo de la casa Carolina Herrera en 2018. «El punto de partida fue sentarse para crear la más maravillosa paleta cromática: un amarillo tan perfecto como la luz del sol, el naranja más vibrante, un rosa que fuera deslumbrante y un azul con una pigmentación tan intensa que resultara difícil apartar la mirada. La belleza de estas tonalidades va más allá de una época determinada del año o de un momento específico del día. Funcionan para cualquier tipo de mujer. Además, a todo el mundo le gusta el color. Es un lenguaje que no tiene barreras», concede con una sonrisa.
Entre las referencias del moodboard: Pétalos de flores, como las que encontramos en el archivo de imágenes del fotógrafo Robert Mapplethorpe. «Él capturó algunos de los retratos más queridos de la señora Herrera», advierte Wes. El más famoso probablemente data de 1979. Entonces Mapplethorpe era tan pobre que no tenía dinero ni para contratar a un asistente y el marido de Carolina tuvo que ayudar al joven fotógrafo a iluminar el plató. Aquel retrato forma parte de la colección permanente de la National Portrait Gallery en Washington D. C. Otro retrato, también de Mapplethorpe, de 1976, presidió durante años el lobby de las oficinas de la marca en la Séptima Avenida, hasta el pasado invierno, cuando Gordon decidió sustituirlo por una imagen de la campaña de otoño-invierno 2018, que firma David Sims. «Necesitábamos un poco de color», comentó en diciembre a The Wall Street Journal. «Por supuesto, conocía el archivo de Mapplethorpe, pero no estaba familiarizado con sus bodegones de flores. Esta colección nace de la combinación de colores y de la pureza de las flores».
En la primera fila. Hay muchas caras conocidas, como Camilla Belle, Shailene Woodley, Peyton List, Sassa de Osma, la princesa Alejandra de Hannover, Gala González, Olivia Palermo… «Es divertido y halagador tenerlas aquí. Me encanta que hayan venido también mis padres, y que estén aquí colegas del estudio, porque todo el equipo ha trabajado duro en esta colección. Y claro, también está la señora Herrera con su familia, y eso siempre es especial». Mientras el diseñador habla con la prensa, sus padres esperan sentados en uno de los bancos. Gordon quiere enseñarles el estudio. Aunque lleva un año al frente de la dirección creativa –tras los 37 que dedicó Herrera a construir la marca que lleva su nombre–; todavía no han tenido ocasión de visitarlo.
Las clientas. «El último año ha sido increíble porque he tenido la oportunidad de conocer a nuestras clientas y hablar con ellas cara a cara. Son mujeres de todo el mundo. Entender cuál es su estilo de vida y lo que buscan en un diseño creo, sinceramente, que me ha hecho mejor diseñador. Para mí, las mujeres de carne y hueso, no las musas, son la mejor inspiración. Observar cómo llevan la ropa, en qué ocasiones, qué les emociona…» ¿Y cómo es el estilo de vida esa compradora internacional? «Son mujeres que viven el momento. No reservan un vestido para una ocasión especial. Se lo ponen para desayunar. Les gusta divertirse. Cualquier momento del día es susceptible de ser maravilloso. No son tímidas. Cuando bailan, están en el centro de la pista. Y cuando todos los demás llevan un abrigo negro; ellas visten uno fucsia».
¿Cuál es la función de un director creativo actualmente? «Tengo dos responsabilidades. Por un lado, preservar y respetar la increíble tradición de la casa que la señora Herrera construyó; y por el otro, traducir ese lenguaje al discurso actual y seguir introduciendo nuevos elementos que acerque su universo a las nuevas generaciones».
Ese ‘giro’ del momento. Esta colección, como la anterior, respira un aire distinto. «No es lo típico que esperarías ver en una casa como Herrera», comentan varias periodistas estadounidenses. Gordon observa respetuoso, amable y correcto. «Herrera siempre ha sido sinónimo de elegancia», argumenta. ¿Pero qué significa eso en una época (y un estilo de vida) que ha apretado el acelerador? Los tiempos han cambiado… También el concepto de elegancia, «he aprendido que esta no tiene que ser rígida, ni formal. Tampoco demasiado seria. La elegancia también puede ser divertida, alegre. Unas veces, puede pintarse de naranja; y otras, puede adaptar la forma de una minifalda o, por qué no, de un vestido gigantesco. La elegancia puede ser moderna y joven», defiende.
¿Dónde está la clásica camisa blanca? «Cada temporada intento hacer una versión distinta. La del próximo otoño-invierno es más relajada, con una manga más amplia, más ligera… La señora Herrera siempre tenía mangas maravillosas en todas sus colecciones». La favorita de los asistentes ha sido la última, que Gordon ha magnificado y transformado hasta convertir esa camisa en un vestido victoriano maravillosamente exagerado. «Tienes que jugar con los códigos. Y para mí las siluetas se mueven entre extremos. Las hay largas y fluidas. Y también cortísimas. Nada a medio camino. Me gusta ese juego de opuestos. Creo que la modernidad está precisamente ahí, en ese contraste».
Adiós a la rigidez. Algunos diseños son tan ligeros que parece que flotan. «He querido evaluar todos los métodos de construcción y plantear si en 2019 realmente se necesitan diez ballenas para montar una prenda. ¿Qué pasa si las sacamos? Es esa sencillez –tan importante a la hora de llevar y hacer tuya una prenda– lo que define la elegancia con la que se identifica una mujer hoy».
El armario de 2019. «La clave pasa por entender, por ejemplo, cómo debe ser un sastre hoy y conseguir ese pequeño giro que encaje con la estética de las nuevas generaciones». Un ejemplo: siluetas entalladas con cortes estratégicos. «Pero el guardarropa de una mujer es mucho más que un vestido largo de noche. Queremos también abrigos maravillosos, faldas, chaquetas…»
En busca de naturalidad. «Con el casting, hemos querido destacar la belleza de la diversidad. Por eso en maquillaje y peluquería, hemos preferido respetar el estilo propio de las maniquíes y dejarlas casi tal y como han llegado esta mañana al backstage, con un pequeño retoque, solo cuando es necesario. Son mujeres bellas, no tenemos que hacer que parezcan todas iguales, con el mismo peinado, el mismo maquillaje. ¿Por qué no celebrar su personalidad en lugar de uniformarlas?»
¿Hay también discurso de empoderamiento? «Lo más maravilloso de Carolina Herrera es que esta es una firma que fundó una mujer en 1981. Habla de una fémina que se viste para sentirse fabulosa. Pensando siempre en ella. Y me gusta esa idea. Porque no busca la aprobación de nadie. Elije aquellas prendas que dibujan en su rostro una sonrisa, esas piezas que hacen que su corazón lata un pelín más rápido. Y creo que eso es lo importante: descubrir quién eres, buscar aquello que te hace única y ampliarlo, magnificarlo, subrayarlo con tu ropa».