¿Para qué sirven las bolsas de bolitas que vienen en algunos bolsos?
Pequeños envases de papel llenos de pequeñas bolas gelatinosas. ¿Se deben conservar?
Es una situación frecuente: estrenar un bolso o una cazadora y al meter la mano en el bolsillo encontrar una bolsita de papel transpirable rellena de bolitas gelatinosas. De vez en cuando aparecen escondidas en cajas de zapatos o en carteras. Se llaman bolsas desecantes y en realidad están rellenas de gel de sílice, una forma de dióxido de silicio. El material no es ninguna innovación contemporánea. De hecho se conoce desde el siglo XVII, aunque fue patentado hace 100 años. Durante la II Guerra Mundial, por ejemplo, ya se empleaban para mantener seca la penicilina.
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Es una situación frecuente: estrenar un bolso o una cazadora y al meter la mano en el bolsillo encontrar una bolsita de papel transpirable rellena de bolitas gelatinosas. De vez en cuando aparecen escondidas en cajas de zapatos o en carteras. Se llaman bolsas desecantes y en realidad están rellenas de gel de sílice, una forma de dióxido de silicio. El material no es ninguna innovación contemporánea. De hecho se conoce desde el siglo XVII, aunque fue patentado hace 100 años. Durante la II Guerra Mundial, por ejemplo, ya se empleaban para mantener seca la penicilina.
Por su gran porosidad, “se utilizan para atrapar la humedad. Esto es muy útil si los bolsos se fabrican en Asia y países más húmedos, donde el propio fabricante lo añade para evitar que el interior del bolso coja humedad”, explican las creadoras de la firma Made in Spain Zubi. No todas las compañías lo utilizan. Las propias diseñadoras de Zubi, Mercedes y Elena Zubizarreta, aclaran que para evitar químicos ellas las sustituyen por papel de seda que además mantiene la forma del bolso: “Producimos en Cuenca y no necesitamos este tipo de producto”.
Algunas bolsas de sílice vienen con instrucciones en el propio envase: “No comer” y “tirar”. Lo primero parece una recomendación para aquellos que pudieran pensar que la bolsa en cuestión era un regalo dulce. Lo segundo no es tan aconsejable. No tiene sentido conservarlas dentro de las prendas, pero por su gran poder absorbente se les puede dar una segunda vida. Buscando la circularidad de cualquier elemento doméstico, Internet está plagado de trucos y usos para reciclarlas: de mantener la plata limpia al impedir su oxidación hasta evitar el mal olor en la bolsa del gimnasio cuando se carga de ropa húmeda. “Tengo una amiga que las recolecta y las usa para secar flores” o “yo las pongo en la ropa de otra temporada que voy a guardar”, son algunos de las decenas de consejos que pueden leerse por ejemplo en el popular foro Reddit. ¿Lo bueno? Es un material reutilizable que cuando ha absorbido toda la humedad de la que es capaz puede recuperarse metiéndose en el horno a baja temperatura unos minutos, mejor sobre una lámina de papel vegetal.
Lo ideal es reutilizarlas, pero si se quiere experimentar con el poder del sílice, pueden encontrarse paquetes con más de 100 bolsitas por algo menos de 100 euros.