Orgasmos sinestésicos, ¿qué podemos aprender de ellos?
Solo el 2% de la población vivencia el orgasmo a través de colores o sonidos, pero su experiencia puede ayudarnos al resto a buscar nuevas formas de placer .
El 8 de agosto se celebra el día del orgasmo, y todavía nos queda una lección por aprender: no hay dos orgasmos iguales. No los hay porque para empezar hay múltiples formas de llegar al mismo: desde la estimulación del clítoris a la de la vagina, los pechos, estimulando las orejas o por la pura magia de nuestro cerebro en un sueño. Pero tampoco hay dos mujeres que los describan igual. Lo que para algunas es un auténtico tsunami para otras son varias olas, más calmadas, de picos de...
El 8 de agosto se celebra el día del orgasmo, y todavía nos queda una lección por aprender: no hay dos orgasmos iguales. No los hay porque para empezar hay múltiples formas de llegar al mismo: desde la estimulación del clítoris a la de la vagina, los pechos, estimulando las orejas o por la pura magia de nuestro cerebro en un sueño. Pero tampoco hay dos mujeres que los describan igual. Lo que para algunas es un auténtico tsunami para otras son varias olas, más calmadas, de picos de placer. En esa descripción de lo que es un orgasmo hay quien habla de explosiones, espasmos o cimas y hay quien habla de colores. Porque literalmente hay personas que durante el orgasmo visualizan colores o incluso sonidos en su mente. Es el llamado orgasmo sinestésico.
“Hablamos de orgasmo sinestésico cuando durante la actividad sexual sentimos una respuesta visual, olfativa o incluso percepciones del gusto. No solo pasa cuando tenemos un orgasmo; hay personasa las que les sucede cuando acarician, o cuando comparten besos”, aclara el concepto la investigadora de sexualidad Almudena Ferrer. “Estas personas dicen que ven formas o colores, principalmente azul, naranja y verde. La parte más interesante es que cada sinestesia es particular y que cada persona la experimenta de forma única según lo interpreta”.
No se trata de una meta a alcanzar, sino de una peculiaridad que se tiene o no la suerte de experimentar. “El orgasmo sinestésico es muy poco común y se considera que le sucede a muy pocas personas. Pese a ello, hay estudios que consideran que todos nacemos con características sinestésicas y las vamos perdiendo según vamos creciendo”, insiste Ferrer.
¿Un orgasmo más intenso o simplemente diferente?
La marca de juguetería LELO abordaba en su labor de divulgación sexual la cuestión de los orgasmos sinestésicos, asegurando que según los estudios solo un 2% de la población tendría este tipo de experiencias. Su embajadora, la sexóloga Valerie Tasso, aclara que “por lo poco que se sabe de esta experiencia podría tratarse de una falla no patológica -sin mayor importancia- entre los circuitos neurológicos que conectan los sentidos”.
Entonces, si alguna vez hemos visto un color durante un orgasmo, ¿tenemos sinestesia? No necesariamente. “Puede haber alguien que diga que cuando alcanza el clímax cree escuchar un día música clásica o ver un azul cielo o un verde pistacho, pero eso no es necesariamente sinestesia”. La experta aclara que una cosa es una experiencia habitual, y otra una sensación puntual. Estos casos podrían explicarse, según Tasso, “por el trance ‘hipnopómpico’, que es ese conjunto de impresiones que se nos aparecen mientras dormimos y justo antes de despertarnos o el ‘hipnogágico’, que son las imágenes que vemos cuando estamos a punto de caer dormidos”.
La otra pregunta es si tener un orgasmo sinestésico supone o no un plus. “Es importante entender que para esas personas, son experiencias muy interesantes, pero no veamos en la sinestesia una ‘magnificación’ que aumenta la intensidad orgásmica”. Dando un paso más, la sexóloga, matiza que, en ocasiones, “las personas que han vivido orgasmos sinestésicos llegan a afirmar que, a veces, pueden sentirse solas, incomprendidas o insatisfechas en sus relaciones”. Es por ello que es importante explicar que esta peculiaridad existe, pero que no es más que un ejemplo de lo diversa que puede ser la experiencia del orgasmo.
Acercarse a la experiencia
Como aclara la psicóloga Arola Poch, la sinestesia en sí misma es “una experiencia donde la estimulación de uno de los sentidos produce percepciones sensoriales involuntarias relacionadas. En la sinestesia sexual, el deseo, la excitación o el orgasmo producirían estas percepciones relacionadas”. La cuestión es que, aunque no seamos sinestésicos, si podemos entender que hay muchas formas de percibir el placer y que podemos jugar con ellas.
“La clave estará en concentrarse al 100% en las propias sensaciones, intentando sentir sin que la mente interfiera. Para ello la meditación, el mindfulness, sentir el aquí y el ahora pueden ayudar. Obviamente no se podrá conseguir el mismo efecto, pero sí se pueden potenciar las sensaciones y, con ellas, experimentar más placer”, apunta Arola Poch.
La importancia del color y el sonido en el placer
Otra de las ideas con las que permite jugar el concepto de los orgasmos sinestésicos es la importancia del color y del sonido en el placer. “El placer nos viene por todos los sentidos, el oído y la vista son dos muy significativos. Los sonidos o ciertos estímulos visuales pueden ser muy excitantes para algunas personas”, añade Arola Poch. “Por ejemplo, recuerdo una persona que se excitaba con el sonido de la lluvia y otra con la lencería de color rojo (tenía que ser de ese color)”. Así, según la experta, “si queremos asociar estos estímulos a la excitación habrá que crear un contexto erótico donde esa imagen o ese sonido esté presente, de tal manera que al oír o verlo nos produzca placer por asociación”.
Valerie Tasso da un paso más, y recuerda que el color también influye en nuestra satisfacción. “Si te gusta más el rosa que el malva, te satisfaces más con uno que con otro”, es por ello que “el color y sus matices producen sensaciones”.
En el caso de la música y los sonidos, la sexóloga concluye que “no es lo mismo activar nuestra respuesta sexual y que esta opere correctamente si tu vecino está colocando unas estanterías con un taladro justo detrás de tu pared, que si estás oyendo la lluvia en un cristal”. Para más información, recuerda que LELO hizo una encuesta entre más de 700 españoles para saber un poco más sobre el papel de la música en su vida sexual. De esta se desprendió que un 30% de los españoles escucha música durante el sexo porque les ayuda a desinhibirse. También se constató que un determinado género musical excita o ayuda a acompasar ritmos con la pareja. Por ejemplo, el pop/rock resultó ser el más escuchado durante el sexo o la masturbación, mientras que el estilo que más excitación despierta entre los españoles es la música latina.
Quizás todos estos datos no nos lleven a un orgasmo sinestésico en sí mismo, pero sí a aprender que hay muchas formas de vivenciar el placer y que incluso la vivencia de nuestro orgasmo puede tener formas y colores infinitos.