No esperes a jubilarte para ir a Benidorm
Ocho razones por las que todo el mundo debería visitar la ciudad más fascinante del Mediterráneo.
No esperes a viejo para ir a Benidorm. Con este latiguillo promocionaron en 2012 el Low Cost, un festival de música que se celebra desde hace cinco años en la ciudad. La idea, más que asentada, de que el enclave alicantino es un destino dirigido solo a mayores y extranjeros, no solo es falso, sino que denota una superioridad moral que provoca bastante pereza. ...
No esperes a viejo para ir a Benidorm. Con este latiguillo promocionaron en 2012 el Low Cost, un festival de música que se celebra desde hace cinco años en la ciudad. La idea, más que asentada, de que el enclave alicantino es un destino dirigido solo a mayores y extranjeros, no solo es falso, sino que denota una superioridad moral que provoca bastante pereza. El lugar donde prendió la mecha del turismo de sol y playa, referencia europea del descanso sin pretensiones, ha sido tradicionalmente maltratado por los estereotipos y la imposición de otros paraísos falsamente elegantes. Pero lo cierto es que Benidorm es atemporal, excesiva a veces, acogedora siempre, una elección que nunca decepciona. Es, además, según el Instituto Nacional de Estadística, el primer destino turístico de la península en grado de ocupación. A continuación, ofrecemos ocho poderosas razones por las que nadie debería esperar a conocerla.
1. Su parque de atracciones. No hablamos de la playa, sino del circo de civilizaciones que impulsó el gobierno de Eduardo Zaplana a pocos minutos de la ciudad. Terra Mítica, un parque temático con reproducciones a escala real de la Alhambra de Granada o el Circo Máximo de Roma, permite al visitante tomarse un helado en la Antigua Grecia o sacarse una foto en la pirámide de Keops de Egipto. Y nada de cambios de divisas ni guías a los que no se les entiende, aquí se habla en cristiano y se paga en euros. El grupo Aqualandia, que gestiona el parque desde 2010, anunció recientemente su intención de ampliar el complejo con la construcción de tres hoteles como tres castillos. El empresario que lo gestiona se llama Georges Santa-Maria, un visionario que hace poco se descolgó con la siguiente perla: "Benidorm necesita 50 hoteles más en un año". Pues que no se diga, recalificando que es gerundio.
2. Los veraneantes. A principios del siglo XX los reyes y aristócratas veraneaban en pequeñas ciudades costeras del norte de España. Iban acompañados de toda la corte, los bañistas los respetaban y su presencia era un motivo de orgullo para las instituciones municipales. Pero no sabemos si actualmente ocurre lo mismo, ya que Benidorm es desde hace una década el destino vacacional de otra princesa, la del pueblo. Biquini, flotador y chanclas para broncearse al sol y presumir delante de las vecinas en Madrid.
Belén Esteban, ‘grand ambassador’ de Benidorm.
Cordon Press
3. 'Benidorm Bastards'. La pequeña pantalla abre también una ventana a la ciudad. La cadena británica ITV emite desde hace siete temporadas una serie llamada Benidorm, que cuenta las aventuras de la familia Garvey, una prole ruidosa y chabacana que veranea todos los años en el mismo lugar. Aclamada por crítica y público (nominada en repetidas ocasiones a los premios BAFTA y los British Comedy Awards), defiende un exponente algo sesgado y estereotipado. El mismo mensaje que transmite el canal flamenco 2BE, que en 2010 perpetró Benidorm Bastards (Los cabrones de Benidorm), un programa de cámara oculta en el que un grupo de mayores toma el pelo a incautos belgas que caen como chinches en sus bromas. Desde el Ayuntamiento se pidió formalmente la retirada del nombre de la ciudad del título de la producción por considerarlo ofensivo, aunque sin demasiado éxito.
4. El Miami europeo. El artífice de esta joya urbanística sin rival fue Pedro Zaragoza, alcalde de la ciudad en los años cincuenta y sesenta. Aprobó el primer Plan General de Ordenación Urbana que convirtió catorce millones de metros cuadrados en terreno para construir. En siete años se levantaron más de 8.000 apartamentos y un centenar de hoteles. Una metrópoli vertical que, al contrario que otras aventuras que llegaron posteriormente, ha sabido hacerse rentable y ha mantenido su identidad insobornable. Además, Zaragoza luchó a brazo partido para que Franco hiciera una excepción y permitiera el uso del biquini en su ciudad. Y lo consiguió.
5. Crimen en Levante. Aparentemente, el lugar es carne de cañón para que el mal campe a sus anchas. La diversidad de los visitantes que la atestan y ese escenario salido de un capítulo de Corrupción en Miami podrían configurar una sabrosa golosina para piratas y forajidos. Pero no se engañen, la realidad confirma justo lo contrario. Según los datos que ofrece la subdelegación del Gobierno, su tasa de criminalidad ha bajado casi un 30% en los últimos diez años. Por lo tanto, este vergel de neones anglófilos es un auténtico paraíso para la gente honrada. Queda lejos el recuerdo del conocido como crimen de Benidorm, que en 1996 abrió todas y cada una de las entregas de Gente, el programa de Televisión Española que cada noche ofrecía el mismo menú para cenar: casquería de primero y parricidio de segundo.
6. Su arquitectura. Residencial In Tempo, cuyo diseño ha motivado la leyenda popular de que las dos torres y el diamante simbolizan un once y una 'm' como homenaje a las víctimas del atentado de Madrid, o el hotel Bali, el establecimiento hotelero más alto de Europa y la torre más alta de España, son la punta del iceberg de una colección sin par. La ciudad con más rascacielos por habitante del viejo continente cuenta también con el famoso Neguri Gane, la maravillosa torre Levante y el modernísimo edificio Kronos, auténticos hitos arquitectónicos que definen un skyline arrebatador.
Residencial In Tempo de Benidorm, en construcción.
Cordon Press
7. Sus artistas. ¡Vedettes, lentejuelas y strass! Desde que al alcalde Zaragoza se le ocurriera el Festival de la Canción de Benidorm, la gente enseguida supo asociar el arte y la farándula con sus calles. El sanctasanctórum, el Vaticano del bling bling, no es otro que el Benidorm Palace. Julio Iglesias, Raphael y otros tantos han pasado por esta sala de fiestas digna de un crucero por el Mediterráneo, y que desde 1977 presenta los mejores y más brillantes espectáculos del mundo. No es ninguna exageración, que hasta Nureyev ha bailado sobre sus tablas. Así se han hecho llamar algunos de los mejores shows que han pasado por el lugar: Hurra por Hollywood, Picasso: el color de la música o Voilá 2000! Además, qué mejor lugar para un gran artista que retirarse en la ciudad. Si no que se lo pregunten a María Jesús y su acordeón. Y los más animados, de cabeza a Pachá o a Penélope.
8. Capital 'indie'. El que en estos momentos es el evento cultural más importante de la ciudad por ingresos y publicidad celebra este año su quinto aniversario. El festival Low Cost, que arranca esta tarde, se ha convertido en el gancho perfecto para atraer a un público joven que de otra manera quizás no visitaría la ciudad. Quién iba a decir a Portishead, Two Door Cinema Club, Belle & Sebastian, Delorean o Grises, entres otros, que algún día actuarían allí. Además, el Ayuntamiento firmará en septiembre un acuerdo con sus responsables para garantizar su continuidad hasta 2020. Parece que el sueño del alcalde Zaragoza ya se ha cumplido: una ciudad para todos, desprejuiciada, atrevida, universal y absolutamente disparatada.