Nacho Canut: «Frank Gehry y Yoko Ono deberían procrear»
La mitad del grupo Fangoria inaugura en Madrid una exposición de fotografía con la que nos descubre esta nueva faceta.
Siempre detrás de Alaska. Impávido y casi translúcido, el músico Nacho Canut ha optado por permanecer en un segundo plano a lo largo de su carrera. «Ella es la que da la cara», afirma. El 5 de marzo inaugura una muestra de fotos de gasolineras, Exteriores de naves espaciales abandonadas, en la galería Espacio Sin Título (Madrid). Es la segunda vez que expone. «Empecé a hacer fotos con el móvil y las subía a las redes. Por eso me llamaron para exponer. No es algo que yo buscara. Tampoco quería ser músico y me preguntaron si quería tocar en un grupo. Ni quería pinchar o escribir cuand...
Siempre detrás de Alaska. Impávido y casi translúcido, el músico Nacho Canut ha optado por permanecer en un segundo plano a lo largo de su carrera. «Ella es la que da la cara», afirma. El 5 de marzo inaugura una muestra de fotos de gasolineras, Exteriores de naves espaciales abandonadas, en la galería Espacio Sin Título (Madrid). Es la segunda vez que expone. «Empecé a hacer fotos con el móvil y las subía a las redes. Por eso me llamaron para exponer. No es algo que yo buscara. Tampoco quería ser músico y me preguntaron si quería tocar en un grupo. Ni quería pinchar o escribir cuando me lo ofrecieron», explica con una verborrea acelerada. Acaba de dar por finalizada su etapa de DJ: «Lo hice cuando, en una discoteca, me di cuenta de que los que estaban bailando podrían ser mis nietos». Y no se corta en reconocer que no le gustan los músicos: «Me aburren. Prefiero cualquier otro tipo de artistas con más actitud».
En la pared, un cuadro de Pablo Sycet. «Es mi hotel favorito de México». Sobre la mesa, libros de Burton y Jardiel Poncela.
Germán Sáiz
Lina Morgan preside un altar improvisado. «La he admirado desde pequeño. Me parece la actriz perfecta. Nunca ha dado exclusivas y era súper trabajadora. ¡Hasta se compró su propio teatro! Si fuera estadounidense sería lo máximo, pero aquí se la trata como un chiste», cuenta. Entre sus ídolos también se encuentran David Bowie, «si tuviera un dios sería él» y Enrique Jardiel Poncela, «su antología es mi biblia». Y tiene presente al cineasta García-Berlanga, al que llama «mi tío Luis. Mi padre y él eran íntimos. Y en esta fotografía (que pende de la pared) se aprecia lo elegante que era. Es un clásico atemporal. Lo malo es que al final de su vida, como mi padre, se puso vaqueros. Y eso mató la elegancia. La gente a partir de los 50 no debería llevarlos». Cuenta que su padre y Berlanga compartían pasión por el Tour. «Por eso toda la familia tenemos tatuada una bicicleta. Yo en el brazo», dice.
«Juan Gatti hace todas nuestras felicitaciones navideñas».
Germán Sáiz
Referencias estéticas. Nacho enseña con pasión su libro más preciado: The Clash. Before & After. «Me lo compré en 1980 en Londres y es el que más veces he abierto en mi vida. Se lo llevaba a mi sastre chino de Madrid y le pedía que copiara los trajes de los años cincuenta que llevaba en las fotos Paul Simonon. Era mi ídolo, me vestía igual que él e incluso copiaba sus poses cuando me retrataban para portadas o promociones de discos», argumenta. Y no hay más que ver imágenes de la Movida para encontrar a Nacho Canut imitándolo en todo.
Explica cómo se ha mantenido firme en su estilo a lo largo de los años. «Llegó el acid con sus lycras, fosforescencias y smiles y pasé. Luego aterrizó el grunge y también me negué porque me pareció horroroso. Después los hombres adultos con bermudas y la gorra para atrás. Los pitillos, las barbas, reapareció la figura del cantautor progre… ¡eso lo último! Pero yo me he quedado siempre en el retrofuturismo de los cincuenta. Es con lo que me siento cómodo.
Jersey de David Delfin y pañuelo de Alexander McQueen.
Germán Sáiz
Su ciudad favorita es Benidorm, protagonista de su primera exposición. «De pequeño me encantaban las heladerías del paseo marítimo. Más tarde fui con Los Pegamoides y allí probé por primera vez las drogas duras. Aluciné. Ahora amo lo que hacen los hooligans cuando está relajados, lo que beben, y sus pubs. Eso es Benidorm». Además adora el País Vasco Francés y sus productos, como la mermelada de Miguelgorry: «La tomo con pan tostado y té Mariage que me trae mi novio».
El creador reflexiona que podría haber tenido hijos cuando se acostaba con mujeres «pero no lo hice. No sabría cómo educarlos. Mi novio es un caballero francés, un hombre sensato que podría ser un buen padre. Pero un hijo me quitaría protagonismo. Tendría la juventud y la novedad a su favor y siempre sería más gracioso. Y yo no puedo estar compitiendo constantemente con eso».
Para Nacho, las personas más modernas del mundo son Frank Gehry y Yoko Ono. «Ellos sí que deberían procrear un niño y una niña. Mandarlos en un cohete a otro planeta. Y que empezaran una nueva humanidad desde cero».
Lina Morgan, Tom Ford y un unicornio (de Aitor Saraiba). Tres de los seres ‘vivos’ favoritos del músico. «Y desde que una cabra me miró a los ojos también me gustan mucho»
Germán Sáiz