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Cuando Cindy Crawford se estrelló en el cine y otros grandes fiascos profesionales de las supermodelos

Las casas de moda de lujo se las disputaban para sus desfiles, pero no se conformaron. Las maniquís más cotizadas han logrado encarrilar...

Elle Macherson, Claudia Schiffer, Naomi Campbell y Christy Turlington eran las modelos más cotizadas de los 90, las abanderadas del incipiente término top model que acuñó Peter Lindbergh a golpe de flashes. Tenían fama, dinero y poder de atracción. Con estas premisas, y la idea de montar una cadena de restauración similar al exitoso Hard Rock Café pero dedicado a la moda, Fashion Café, ¿qué podía salir mal? Las malas compañías. Los inversores detrás del ambicioso proyecto, los hermanos Tommaso y Francesco Butti, fueron acusados de fraude y blanqueo de dinero, y la cadena, que llegó a tener franquicias en Barcelona y Londres, se declaró en bancarrota sin cumplir un lustro.
El fiasco como empresaria no desmotivó a Elle Macpherson, que intentó abrirse camino en el mundo de la interpretación (una de las opciones favoritas para cambiar de carrera entre las modelos). Con su fama como carta de presentación, logró colarse con papeles secundarios en películas como Sirenas (1994), Jane Eyre (1996) y Batman y Robin (1997), junto a George Clooney, y en cinco capítulos de Friends. Al igual que la obsesión por las tops, su estrella se fue apagando con el cambio de siglo. Pasó de las grandes producciones a películas para televisión y papeles triviales.cordon press (-)
Antes de probar suerte como emprendedora, la Pantera Negra se atrevió con la música. Lanzó un único álbum en 1994, Baby Woman, que vendió solo 175 copias en sus primeras dos semanas en Estados Unidos y vendió un millón de unidades  solo gracias a su gran acogida en Japón. Los medios tampoco la trataron mejor, con críticas que incluían recomendaciones como la del diario sensacionalista Daily Mirror que le aconsejaba centrarse en su trabajo real, como maniquí. Ahí se quedó la posible carrera como cantante de Naomi Campbell.DR
Aunque gracias a su fulgurante carrera en la televisión (se coló en la lista Forbes de los 10 presentadores de televisión mejor pagados del mundo mientras estaba al frente del concurso Germany's Next Topmodel, versión alemana del original americano presentado por su compañera de fatigas en la moda Tyra Banks) parezca que todo lo que toca Heidi Klum se convierte en oro, no siempre fue así. En 2005, contó con su propia línea de caramelos, My Favourite Candies, que incluían su rostro en el paquete. Al final, el invento no cuajó en el mercado y los dulces le dejaron un sabor amargo.
Famosa por llevar durante más de una década las riendas del talent show America's Next Top Model, Tyra Banks cometió un desliz en su faceta como empresaria en 2011. El ángel de Victoria's Secret quiso aprovechar su conocimiento de la industria y creó TypeF, una página en línea destinada a proporcionar consejos personalizados de expertos a sus usuarias sobre moda y belleza. Tal era la apuesta de Banks que contrató a André Leon Talley, antiguo editor de Vogue. Pero su aliado en el negocio, el grupo Demand Media, no gozaba de buena popularidad: The Washington Post les acusaba de poseer ingentes cantidades de contenido inútil a través de sus portales. En 2013, TypeF fue perdiendo fuelle a favor de otras web de la empresa, hasta su desaparición. La última ocurrencia de la modelo: abrir un parque temático, Modelland.
Al igual que a su amiga Elle Macpherson, a Cindy Crawford le llovían las ofertas laborales. Entre ellas, en 1995 le ofrecieron protagonizar una película de acción, Fair Game. En ella, la modelo interpretaba a una abogada afincada en Miami que tenía que escapar de unos criminales enviados para acabar con su vida. El resultado: tan malo como suena su argumento. Coprotagonizada con William Baldwin, que encarnaba al oficial de policía encargado de su protección (y del que, sorpresa, se enamora), se estrelló en taquilla y contra la crítica. Crawford se lo tomó con filosofía, y admitió: "He aprendido que no se me da bien actuar, y que no me interesa". La lección fue valiosa: su colección para el hogar, Cindy Crawford Home, le ha reportado varios millones de dólares.
A Milla Jovovich le fue mucho mejor en el séptimo arte, con títulos como El quinto elemento (1997) o la saga Resident Evil (2002-2016) a sus espaldas. Sin embargo, cuando intentó con su compañera Carmen Hawk convertirse en mujer de negocios, la cosa se complicó demasiado. Fundaron en 2003 la firma textil Jovovich-Hawk, con una recepción notable que les llevaba a agotar existencias. Sin embargo, cinco años después, daban por finalizada la aventura. La razón, según Jovovich, era que el negocio había crecido demasiado y no se sentían capaces de manejarlo. "Soy una artista, no alguien capaz de lidiar con tarifas e impuestos", zanjó la modelo.
Karen Mulder fue la primera modelo en desplegar las famosas alas de los ángeles de Victoria's Secret. Luego, como tantas otras, probó con la actuación y con la música. La primera se redujo a un cortometraje, Un vol, la nuit ('Un robo, la noche'), en 2001. Como cantante le fue ligeramente mejor: versionó el I Am What I Am de Gloria Gaynor y apareció entre los temas más vendidos en Francia durante el verano 2002. Sus problemas personales y de salud le han alejado de las cámaras.
Junto a Cindy Crawford, Naomi Campbell, Linda Evangelista y Christy Turlington, Tatjana Patitz hacía playback sobre el tema Freedom! 90 de George Michael en el videoclip de la canción. Era el triunfo de las modelos del momento materializado en cultura pop. Y, al igual que el resto, su éxito en la pasarela no repercutió en la gran pantalla. Patitz participó en Sol naciente (1993) junto a Sean Connery y el fracaso de la película arrastró su potencial carrera con ella. Hizo alguna aparición esporádica en otras ficciones durante el resto de los 90, nada que se conozca en las décadas posteriores.
Musa de Sybilla, Paloma Morales vivió su momento de gloria en los años 80. Para los menos aficionados a la moda, su rostro probablemente pasó desapercibido, pero no así para los más conocedores, que identificaron inmediatamente a la modelo en el casting de Masterchef (y no de la versión con famosos, sino el anónimo). Su tarta de zanahoria a base de calabaza no convenció al jurado.
En 1996 Laura Ponte fue la tercera modelo mejor pagada del mundo, y enamoró a nombres de la talla de Valentino y Christian Lacroix. Aunque lo suyo siempre fue el diseño. "Mi primer año en Londres (donde la enviaron sus padres a estudiar Ciencias Políticas) lo pasé bocetando vestidos y joyas", confesó a S Moda. Saltó a la piscina con sus propias joyas en 2010, pero los desacuerdos con su socio, Luis Feliu, la llevaron a cerrarla en 2015. Desde hace más de un año, diseña desde su casa vestidos para novias y ha ampliado el negocio hacia las invitadas.
Vanesa Lorenzo lo intentó como diseñadora. Desde 2012, lanzó su firma homónima, que vendía a través de internet. En 2015, dejó de intentarlo, aunque no se alejó del todo del mundillo. Trabajó en una colección cápsula para la marca de ropa de niños The Animals Observatory para la temporada otoño-invierno 2016/17. Donde sí ha encontrado negocio es en el mundo del yoga, con un libro a la venta con tan buenos resultados que ya prepara el segundo.
Pese a todos los éxitos que aglutina Eugenia Silva, tanto como modelo como empresaria gracias a Cabinett, hubo una empresa que no duró: su intento con la restauración. Lo hizo en Formentera, con el bar Can Toni, para el que se asoció con unos amigos. Lo abandonó porque, como ella misma dijo, no tenía tiempo suficiente para viajar allí.