Victoria Beckham se suma a la liga feminista reivindicativa
La inglesa interioriza el discurso de los nuevos tiempos con una colección que evita los estilismos más efectistas a favor de prendas más libres, reales y relajadas
Dicen los que la conocen bien desde que empezó [desfiló por primera vez en 2005] que la de ayer era su colección más personal. En palabras de Victoria Beckham, «es la más honesta, conmigo misma, y con mis clientas». Para algunos gigantes a la sombra de la industria, con los años la inglesa ha desarrollado una habilidad de metamorfosis que le ha permitido evolucionar y adaptarse a las demandas de cada momento. Ella misma es su mejor diseño. La radiografía mutante perfecta de la mujer trabajadora contemporánea. Más libre, segura, y relajada. Su prendas (como su imagen) son un co...
Dicen los que la conocen bien desde que empezó [desfiló por primera vez en 2005] que la de ayer era su colección más personal. En palabras de Victoria Beckham, «es la más honesta, conmigo misma, y con mis clientas». Para algunos gigantes a la sombra de la industria, con los años la inglesa ha desarrollado una habilidad de metamorfosis que le ha permitido evolucionar y adaptarse a las demandas de cada momento. Ella misma es su mejor diseño. La radiografía mutante perfecta de la mujer trabajadora contemporánea. Más libre, segura, y relajada. Su prendas (como su imagen) son un compendio de lo mejor de cada casa: unas veces, Phoebe Philo; otras, Raf Simons… Ha entrenado su mirada para detectar cuál es el rumbo que debe tomar cada seis meses, sin que parezca una idea ajena. Porque ella mira, absorbe, interioriza y remasteriza con avidez las tendencias del mercado. Sabe cómo piensan sus clientas; porque su mente funciona del mismo modo.
«Mira, por ejemplo, el look que ha abierto el desfile», señala en el backstage a un grupo reducido de periodistas. «Hemos refrescado el estilo que define la marca. Esta temporada hemos incorporado volantes, que hemos manipulado, para conseguir un resultado interesante; tejidos como el moaré, con el que hemos creado estampados fluidos… La paleta cromática tiene las tonalidades de una bola de helado, pero no es estrictamente dulce; es más fresca», explica.
«Esta colección muestra el poder de la feminidad. Cómo la delicadeza puede transmitir fuerza. Una idea que está presente en la ligereza de los tejidos, en el espíritu relajado de las prendas…» Hay referencias al tuxedo masculino, pero totalmente reinterpretado para dar forma a vestidos, faldas… «El traje de la temporada anterior se ha despojado de cualquier rastro de rigidez». Es más ligero, más veraniego, más relajado y funcional. «Mi clienta viaja mucho», justifica. Para ellas abandera un sentimiento de libertad. «Así es como yo quiero vestirme». Asegura que no pretende crear piezas de desfile. Lo suyo es menos ruido… y más nueces. «Son prendas reales que puedes llevar. Y eso es precisamente lo que las hace modernas», analiza.
¿Ganan las faldas la batalla a los pantalones esta temporada? «Estamos hablando de un fondo de armario. Y en ese guardarropa perfecto tienes todo tipo de opciones: vestidos, faldas, pantalones… Esta es una selección pequeña de una colección mucho más amplia. Porque esa es la actitud de los nuevos tiempos». También la espontaneidad. Quizá por eso hemos visto accesorios que hace seis meses no habríamos imaginado en un desfile de Beckham, como las pulseras tobilleras, o los zapatos de purpurina. ¿Por qué glitter ahora? «Siempre he dicho que me gusta añadir una toque brillante. Que ese destello esté en los zapatos hace que se aleje del estereotipo más fantasioso y encaje perfectamente en un guardarropa más diurno, más laboral… Es una idea divertida, que transmite felicidad». Como los colores. «Antes siempre iba de negro; y ahora me divierte vestirme de colores». Cuestión de buen rollo… Y de tendencia.