16 famosos se ponen el traje protesta para reivindicar el feminismo
El artista Ernesto Artillo viste con su obra a todos los personajes de este reportaje. Sus trajes intervenidos son una declaración feminista pública. Sin miedo a la transversalidad.
Visibilidad. Es la palabra clave y la que menos se ejercita. Con frecuencia, la frase «yo no soy machista» va seguida de un ‘pero’. Un ‘pero’ demoledor colocado ahí para discutir una desigualdad que debería ser indiscutible porque se sustenta en cifras aplastantes, actitudes cotidianas, un goteo de titulares sobre asesinatos, hasta nuestra forma de comunicarnos. El ‘pero’ enmienda, matiza, justifica. Sobre él se sostienen la brecha salarial, las 45 mujeres asesinadas en 2017, las más de 100.000 denuncias por agresiones, los casos de acoso que infectan tantos sectores (no solo el del cine), los...
Visibilidad. Es la palabra clave y la que menos se ejercita. Con frecuencia, la frase «yo no soy machista» va seguida de un ‘pero’. Un ‘pero’ demoledor colocado ahí para discutir una desigualdad que debería ser indiscutible porque se sustenta en cifras aplastantes, actitudes cotidianas, un goteo de titulares sobre asesinatos, hasta nuestra forma de comunicarnos. El ‘pero’ enmienda, matiza, justifica. Sobre él se sostienen la brecha salarial, las 45 mujeres asesinadas en 2017, las más de 100.000 denuncias por agresiones, los casos de acoso que infectan tantos sectores (no solo el del cine), los casos de violación (para colmo en grupo). Y el ‘pero’ persiste. La objeción a declararse rotundamente feminista, mantiene la estructura patriarcal en su sitio.
Hombres y mujeres de diferentes ámbitos de la vida pública que se declaran feministas sin ‘peros’, han querido vestirse en este reportaje con una prenda intervenida por el artista y fotógrafo malagueño Ernesto Artillo. Sus trajes, pintados con cuerpos de mujer, conforman un proyecto artístico llamado La mujer que llevo fuera. Con esta acción, que se extenderá entre personas públicas y anónimas, en las alfombras rojas o en las calles, pretende sacar del armario a las personas comprometidas con la igualdad entre hombres y mujeres y hacer que lleven su posicionamiento encima y bien visible, como una segunda piel. «El traje tiene un valor rotundo que reside en su tremenda simplicidad estética y conceptual pensada específicamente para aquellos ineptos que todavía no se hayan parado a entender el concepto de feminismo. La mujer que llevo fuera viste a los que necesitamos intervenir realidades en busca de una igualdad innegociable. Lo hace a brochazos sobre el traje del patriarcado que llevamos impuesto», comenta Artillo.
«El neoliberalismo en el que estamos inmersos nos lleva a pensar que lo que nos caracteriza son los números y no es así, lo que nos define son las palabras y no hay palabra en el diccionario más hermosa y falseada que la palabra ‘igualdad’. Sucede lo mismo con la palabra ‘feminismo’. Toda injusticia, abuso opresión o mentira empieza por degradar aquello que se nombra», dice el poeta y novelista Benjamín Prado. Para la exministra de Cultura y secretaria de Igualdad del PSOE, Carmen Calvo, sin feminismo la democracia es insostenible, así es de importante esta lucha para las personas y las instituciones. «Es ir por este camino o la nada», afirma rotunda la actriz Alba Flores. El presidente de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska, recuerda los tiempos de sus primeros destinos como juez, cuando le empezaron a llegar casos de violencia machista: «Fue hace 25 años, no existían los instrumentos que había ahora, para ellas era muy difícil dar el paso y para nosotros, ayudarlas. Existía una cortina que escondía estas realidades horribles».
Conciliación, violencia individual e institucional, discriminación laboral, acoso,… todos estos temas circulan por estas páginas a la espera de crear conciencia y hacerla visible. Solo hay que decir: «Sí, soy feminista». Tres palabras que podrían cambiar el mundo.
Fernando Grande-Marlaska
«Soy feminista, claro. Mi madre nos inculcó valores igualitarios a mis hermanas y a mí. Me di la bofetada cuando confronté que lo que tenía naturalizado no ocurría en la sociedad. Y mucho más cuando empecé a ver a mujeres maltratadas que venían al juzgado a pedir ayuda. Nuestra legislación en violencia de género es modélica, incluso ha sido reconocida desde ONU mujeres, pero hay que hacer esfuerzos en educación, sanidad, medios de comunicación, conciliación. ¿Quién concilia? Ellas. Pasan de conciliar con los hijos a hacerlo con los padres, sustentan la estructura de cuidados gratuitos. La conciliación se ha de reconocer en el currículo. Quien lo hace demuestra tener unos valores que deben ser evaluados para determinados puestos», dice el presidente e la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.
Alejandro Amenábar
«Emma Watson me pidió una colaboración para #HeForShe, una campaña para implicar a los hombres en el feminismo, pero lo que despertó mi compromiso fue el hecho de que mis amigas me contaran las mismas historias sobre las experiencias de acoso que sufrían en la calle. Me he dado cuenta de que vivimos al margen de situaciones que para ellas son cotidianas. Es bueno que hablemos de ello porque se sale del armario. Me han sorprendido las críticas al anuncio de la Lotería de Navidad que he dirigido este año por entenderse como machista [así lo ha calificado el Consejo de la Juventud de España, CJE, por ‘silenciar a una mujer’]. Tanto el equipo creativo como yo estamos muy sensibilizados con el tema. Es injusto», afirma el director de cine.
Alba Flores y Abril Zamora
«En la serie La casa de papel tenía la frase ‘empieza el matriarcado’. Pedí decirla mirando a cámara, algo prohibido en la ficción. No sabes la cantidad de gente que respondió a ese momento; tocas algo así y se mueve el avispero entre hombres y mujeres. El machismo también les niega ciertos espacios a ellos. Nos han dicho que a cada uno nos toca una cosa y es mentira, somos seres con infinitas posibilidades. Si unos y otras no empezamos por abrazar lo que nos ha sido negado por la educación, mal vamos», dice Alba Flores. Su compañera en la serie Vis a Vis, Abril Zamora, directora de teatro, actriz y mujer transexual, sabe bien de lo que habla: «El feminismo es un acto de defensa, no de ataque, y esto nunca puede ser radical. Ojalá llegue el día en el que la palabra quede obsoleta, pero hasta que no dejemos de separar los géneros de esta manera tan nefasta vamos a tener que seguir con la lucha. Antes de transicionar me sentía disfrazada con los trajes y como actor, actuaba sobre algo ya actuado. Con este traje, a pesar de sentirme aún algo insegura sobre lo
que estoy proyectando como ser humano, me he encontrado tranquila y cómoda. Quiero enseñar al mundo quién soy sin disfraz».
Manuela Vellés y Jorge Drexler
Jorge Drexler acaba de lanzar su último disco, Salvavidas de hielo, en el que la protagonista del vídeo Movimiento es una corredora tarahumara. «Me gustaba que fuera una mujer indígena la que ocupara este rol de fuerza. La creación es importante para visibilizar, pero el problema viene del mundo de los afectos, de la mesa de casa, del tono con el que tu padre le habla a tu madre, ella a él… Eso se traslada a todo lo demás. Hace poco hice una entrevista en la que la periodista me interrogó sobre lo que se les suele preguntar a las mujeres: por mis hijos, el cuidado personal, hacía comentarios sobre mi físico… Me pareció un ejercicio muy inteligente, me hizo sentir tan incómodo que me puse hasta las gafas de sol para marcar distancia». La actriz Manuela Vellés empieza ahora a explorar el mundo de su compañero de foto, el de la música, con su primer disco, que verá la luz en primavera. «Me gusta la idea de que, al llevar un traje así en público, un hombre pueda sentir las miradas que nosotras sentimos».
Carmen Calvo
«Ningún Estado, ni siquiera los más avanzados, ha entendido que la igualdad entre hombres y mujeres debe ser su objetivo número uno. No es cuestión de feminismo, sino de justicia y democracia. La democracia empieza por la igualdad entre hombres y mujeres, tiene que ser su principio natural humano, político y jurídico. A partir de ella se pueden construir las otras igualdades. El Estado moderno nace sin contar con nosotras. Pero llegado el siglo XXI esta contradicción no resiste. La política ha estado nutrida de los comportamientos tradicionalmente atribuidos a los hombres, se ha identificado el poder con vencer y humillar. Las mujeres nos hemos incorporado recientemente en la historia a estos espacios y la mayoría lo ha hecho de acuerdo con estas inercias, cuando leer al otro, matizar o negociar, una parte importante de las habilidades que nosotras traemos de los espacios que se nos asignaron tradicionalmente, se acercan mucho más a las virtudes democráticas. Y paradójicamente somos pocas en el poder», dice la exministra de Cultura y secretaria de Igualdad del PSOE.
Gonzo, Toni Garrido y Jon Sistiaga
«He entrevistado a maltratadores. No creo que todo el que ejerza violencia con su pareja sea un psicótico, un tarado o que tenga problemas con la bebida. El único patrón es que todos son machistas y eso se adquiere, es educacional, viene de casa, de los amigos…», Jon Sistiaga habla de la última entrega de Tabú (Movistar+), sobre el machismo. Como sus dos colegas periodistas, lleva un traje con atributos físicos femeninos. «Es someterte al ejercicio de pensar que todos deberíamos pasar alguna vez a desempeñar el rol del otro. La sociedad necesita trasvestirse. El número de muertas es la punta del iceberg, debajo hay mujeres que llevan 30 o 50 años sometidas, la muerte es el eslabón final. Ser machista es criminal. Persigámoslo», dice Toni Garrido, presentador de Hoy por hoy (Cadena Ser). Fernando González, Gonzo (La Sexta), apunta un rayo de esperanza: «El programa de Carlos Herrera al que invitaron a Salvador Sostres, a quien hemos oído decir salvajadas machistas, al hablar sobre acoso sexual, tuvo un desastre de audiencia. Me pareció un signo de madurez por parte de la audiencia».
Marta Sanz, Macarena Gómez
«Creo que las reivindicaciones feministas no deben separarse de una visión completa de la realidad: la de que somos sociedades surgidas en un capitalismo abusivo que nos ha precarizado más a nosotras. La alianza entre patriarcado y capital incide en la violencia contra las mujeres, no solo la física, sino también la ejercida por un sistema que penaliza a aquellas que deciden ser madres o que nos coloca en una situación de ansiedad permanente y hace que muchas seamos carne de ansiolíticos, que nos planteemos preguntas sobre nuestra salud mental que en realidad tienen que ver con la física y con la insalubridad social que nos rodea a todos», dice la escritora Marta Sanz, que en su libro Clavícula (Anagrama) ha explorado esta idea de la relación entre salud social y física. Macarena Gómez ha vivido estas actitudes desde que es madre: «Dan por hecho que te vas a apartar de tu profesión. Yo volví a trabajar enseguida, porque esa fue mi decisión. En la vida cotidiana, en lo privado noto que hay una inercia a tener siempre más en cuenta la opinión de mi marido».
Eva Hache
«Se dice con frecuencia que hay pocas mujeres humoristas y yo defiendo que no solo hay muchas, sino que en este país existe una gran tradición de mujeres cómicas. Es cierto que, como en casi cualquier oficio, hay mayoría y mayor visibilidad de los hombres. A nosotras, además, en la educación tradicional se nos inculca el comedimiento y el sentido del ridículo. Más cosas en contra: todo el lenguaje es patriarcal, por lo tanto el término feminismo está denostado y mal definido. Lo de sexo débil ha calado demasiado. Y luego está el gran tema de la maternidad. El trabajo de las mujeres mamíferas es apasionante, pero muy intenso. Creo que cada vez hay más hombres que intentan disfrutar la crianza, pero todavía hay muchos que en frases hechas y en comportamientos adquiridos lo siguen considerando responsabilidad exclusivamente nuestra. A esto se añade la falta de facilidades por parte de la legislación para criar».
Miriam Giovanelli y Benjamín Prado
«En 2017 el terrorismo ha dejado menos víctimas que el machismo. Asesinan a mujeres que habían denunciado el día anterior la violación de una orden de alejamiento. En cambio yo llamo a la Policía y digo que he visto una mochila rara y cortan la Gran Vía. Creo que existe la sensación de que el terrorismo nos puede tocar a todos y la violencia machista no», dice la actriz Miriam Giovanelli, que considerara que identificarse como feminista también es un gesto de respeto hacia las generaciones anteriores. De esa herencia habla también el autor Benjamín Prado, que situó su novela Mala gente que camina (Alfaguara) en el contexto de un franquismo ferozmente patriarcal. «Siendo niño en mi barrio escuché a unas mujeres criticar a una vecina por desnudarse ante su marido. Estoy seguro de que la novela viene de aquella experiencia. En las presentaciones del libro leía fragmentos de los panfletos de la Sección Femenina sobre cómo complacer y obedecer a tu marido y la gente se reía. Un día una mujer levantó la mano y dijo: ‘Cuando estabas allí, esto no tenía ninguna gracia’. Se hizo un silencio. Ese es el origen de cosas que todavía están por aquí».
Boris Izaguirre
«Es una inmensa injusticia que millones de mujeres tengan que vivir con miedo. Esto me compromete inmediatamente como feminista. Todo está hecho para sostener esta lacra, no se plantea a fondo combatirla, demolerla, sino todo lo contrario. Momentos que provienen de un machismo latente se cuelan en los medios, en lo coloquial, y eso parece lo más normal del mundo. Ese es su gran poder, los que estamos en contra nos pasaremos la vida luchando contra él. Hablando de lucha, me parece sensacional la evolución hacia el feminismo de un personaje como Ylenia [que se dio a conocer en el reality Gandía Shore]. Creo que inyecta el debate de una energía nueva desde un lugar nuevo lleno de verdad. Llega a mujeres atrapadas en lo invisible que conectan con ella», explica el escritor, columnista y presentador.