Vuelven las mangas acampanadas, una de las tendencias más fuertes del otoño
La fiebre por los setenta las rescata y recupera el estilo de Janis Joplin o Stevie Nicks.
¿Qué tienen en común Stevie Nicks, Britney Spears en Crossroads y tu armario este otoño? Las mangas acampanadas. Además de las blusas victorianas de Altuzarra o Cavalli, esta temporada viene marcada por unas mangas que reafirman la fiebre nostálgica por los ...
¿Qué tienen en común Stevie Nicks, Britney Spears en Crossroads y tu armario este otoño? Las mangas acampanadas. Además de las blusas victorianas de Altuzarra o Cavalli, esta temporada viene marcada por unas mangas que reafirman la fiebre nostálgica por los años setenta. La silueta ancha lleva varios años tratando de enterrar el pantalón pitillo y ha alcanzado en el intento los brazos, convirtiendo la mano en un sutil badajo de campana.
En pasarela, el material que más fuerte ha apostado por ellas es precisamente uno de los más característicos de la década, el punto. Las formas más arquitectónicas podemos encontrarlas en la colección otoño 2015 de Céline, donde Phoebe Philo apuesta por jerséis en los que juega con otros tejidos a la altura del puño. Jil Stuart sube la campana hasta el antebrazo, como Stella MacCartney, que incluye mangas XXL (sí, un poco a lo ‘Enrique Iglesias’). Las siluetas más exageradas se encuentran en vestidos y tops de Ellery, y las sutiles, más tipo trompeta, en David Koma o Louis Vuitton (aunque la visión de Nicolas Ghesquière es futurista, más a lo Judy Jetson que Ali MacGraw).
Este revival de mangas no es nuevo, ya se venía anunciando con cuentagotas en desfiles como el de primavera-verano 2015 de Valentino o la última colección de primavera-verano de Alta Costura de Versace. Firmas como Chanel, Gucci o Dior también han llegado a jugar con ellas en los últimos años, pero no siguiendo las reminiscencias setenteras que han poblado el low-cost. Inexplicablemente, también tuvieron su momento a comienzos de los años 2000, y Britney Spears o Kelly Clarkson son una prueba de ello (¿quién podría olvidar esa portada de álbum con mangas de ganchillo y mechas de cinco centímetros?)
En Zara, Mango o Pull and Bear podemos encontrar blusas y vestidos de mangas acampanadas y aires boho que parecen salidos del armario de Melanie Safka o Janis Joplin. Una herencia de la época de ‘Woodstock’ con prendas de jaretas de las que parten las mangas acampanadas. ¿El color estrella? El blanco, aunque otros como el toffee o el mostaza también están presentes. En Stradivarius incluyen el punto, al igual que Berskha, que recuerda a la propuesta para este otoño de Vuitton. En cuestión de estilismo, no hay medias tintas: pantalones de campana, sombreros fedora y botas extralargas para rememorar esta década que para muchos historiadores olvidó el buen gusto. Jane Fonda en la película ‘Klute’ o las apariciones de Marie Helvin son un buen referente de por dónde van los tiros.
El lado más romántico de la pasarela lo ponen otras firmas que han incluido una versión de la manga acampanada con un nombre muy especial: manga de poeta. La definición más extendida es que se trata de la manga ancha ceñida al puño y rematada con volantes que cubren parte de la mano. Chloé, Óscar de la Renta, Gucci o Giambattista Valli han jugado con ellas en camisas y vestidos para dar un aire nostálgico y repleto de feminidad.