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Tejidos líquidos y muchas flores: las grandes tendencias para las invitadas de 2022

Apuestas ganadoras para las bodas que vienen.

Este año vuelven las bodas. Un regreso por todo lo alto, según el sitio de planificación de bodas The Knot, con dos particularidades: las fiestas serán más espléndidas (al parecer dos años de pandemia han favorecido convocatorias más grandes) y la irrupción de una nueva generación, la Z, que comienza celebrar bodas. Todo esto configura una nueva etiqueta de invitadas, y en un crossover entre las tendencias dominantes y los eventos que vienen hemos seleccionado vestidos que son florales pero no obvios, cortes sorprendentes, tejidos que parecen líquidos, diseños de alquiler (sí, de alquiler) e incluso opciones para el entretiempo. He aquí una guía de la invitada perfecta, versión 2022.@ Getty (Getty Images)
Un vestido floral. "¿Flores? ¿En primavera? Qué innovador". Puede que no lo sean y ni falta que hace, porque los vestidos florales cumplen con todas las exigencias del protocolo de invitadas: sus colores favorecen a todas y tienen un aura de optimismo que encaja a la perfección con una celebración. Esta temporada, además, son tendencia en todos sus largos y versiones: es evidente que las flores están de vuelta en las colecciones de primavera-verano de todo tipo de marcas. Isabel Marant y Johanna Ortiz para looks más bohemios, con estética campestre en Emilia Wickstead, en versión muy corta en Giambattista Valli o Carolina Herrera, con aberturas en Etro, o más psicodélicos como en Fendi. En la imagen, vestido midi Saureli con motivo floral, de Isabel Marant.@ Farfetch
Un vestido cutout. Así se denomina oficialmente en la moda a las aberturas sorprendentes colocadas estratégicamente en escotes, mangas, abdomen o espalda, y que florecen esta temporada en todo tipo de marcas,  favorecidas por la nostalgia noventera y el actual furor por la moda Y2K, esa que recrea los primeros años 2000. El terreno de los eventos era el último que quedaba por conquistar a esta tendencia e infinidad de diseñadores juegan con este efecto en sus colecciones de primavera, de Valentino a Jonathan Simkhai, Victoria Beckham o Alberta Ferretti, o marcas como Zara. El consejo de estilismo: que el resto de la pieza sea extremdamente sencilla. En la imagen, vestido rosa de Jacquemus.@ Farfetch
El vestido de mercurio. Quien dice mercurio dice cualquier declinación de colores metalizados, del plata a los irisados, que con el movimiento creen un efecto de fluidez. Un tono poco tradicional para invitadas, que este 2022 Victoria Beckham puso en el objetivo al enfundarse en un vestido lencero que parecía teñido de un metal líquido para la boda de su hijo Brooklyn Beckham con Nicola Peltz. El suyo estaba diseñado por su propia firma ("el primer vestido de Costura" de su taller, dijo) y no era difícil ver el elemento de nostalgia en juego: había algo del glamour del Hollywood de los años 40 pero también cierto aura de Studio 54. Una elección moderna, llamativa y minimalista al mismo tiempo, fiel a la estética de la diseñadora, que abre un nuevo camino a las invitadas de hoy. En la imagen, vestido slip en acabado metalizado, de Mango.@ Mango
Un vestido años 70. No es de extrañar que la década prodigiosa, que más veces y a más diseñadores ha inspirado en la moda, tenga algo que aportar en 2022. El vestido Diana de Norma Kamali (recientemente aupado a una segunda fama gracias a Carrie Bradshaw en And Just Like That...) apenas ha cambiado desde los años 70 y sin embargo en los últimos meses ha experimentado una demanda sin precedentes. “Es como si lo estuviéramos regalando”, dice Kamali en Vogue USA. Se vende por miles cada semana y las tiendas piden una y otra vez nuevo stock. Según la diseñadora el éxito de este vestido se debe a que se ajusta al momento actual: “Las mujeres que están interesadas en llevarlo ahora tienen la misma edad que las que se lo ponían en los años 70”, dice. Diseñado por primera vez en aquella década, durante los primeros años de la marca, tiene un reconocible (y favorecedor) drapeado. En los años 80 le añadió un body interior para garantizar que quedara siempre en su sitio y el tejido ha ido evolucionando con los avances tecnológicos. La versión actual está disponible en longitud midi o mini y en una variedad de colores.@ Net-à-Porter
Un vestido con MUCHO volumen. Las mangas abullonadas que llevan varias temporadas flirteando con camisas, blusas y jerséis fueron el primer paso en el regreso del Volumen con mayúsculas. Multitud de firmas predilectas por muchas invitadas (de las nórdicas Rotate Birger Christensen, Cecilie Bahnsen, Ganni y Baum und Pfertgarden a las españolas Encinar Brand o Redondo, por mencionar algunas) están jugando con siluetas dramáticas en sus propuestas de fiesta, con minivestidos decorados por lazos gigantes, grandes volantes o colas. En la imagen, vestido Miriam Rosa con volante de tafetán, de Encinar Brand.@ Encinar
Un vestido ROJO. En toda boda hay una invitada de rojo. Un color no apto para tímidas, porque juega fuerte: es intencional, directo, poderoso y tremendamente favorecedor. Es un clásico y como todo buen clásico se reinventa una y otra vez con nuevas formas, cortes, larguras y detalles. Hoy la tendencia dicta que al rojo no le hace falta nada más para construir un atuendo sobresaliente y los vestidos de estética minimalista son los que mejor recrean su poder. En la imagen, vestido rojo mini, de Khaite.@ MyTheresa
Un no-vestido. Las búsquedas de trajes de pantalón para invitadas se han multiplicado en 2022, quizá porque en los últimos meses el traje de dos piezas se ha consolidado como una alternativa más que correcta (algo mejor aún: interesante o triunfal) para los eventos formales. Esta primavera están presentes en casi todas las colecciones de prêt-à-porter de las marcas, con predominio de los conjuntos monocolor, los tonos llamativos y las siluetas actualizadas, ya sea con partes superiores de hombros marcados o, como en el caso de la imagen, con pantalones que actualizan su patrón. El de la foto es un conjunto de Sophie and Lucie que combina un pantalón de tiro alto acampanado con una sobrefalda tipo pareo, y un top sin mangas en el mismo tono de verde jade.@ Sophie and Lucie
Un vestido romántico. Pocos eventos tan románticos como una boda, de ahí que los vestidos de colores delicados encajen tan bien en el código estético de las invitadas. En 2022 la delicadeza se mezcla con cierta dosis de riesgo, entendiéndose como algo más moderno y actual. Un buen ejemplo es este diseño de Rotate Birger Christensen (diseñado en Copenhague y de largo midi, es el modelo Sierena), confeccionado en un romántico color lavanda con un acabado brillante, en un tejido que parecería más futurista que victoriano. Otra firma danesa, Ganni, propone vestidos camiseros en rosa algodón de azúcar elaborados íntegramente con lentejuelas, un recurso muy efectista que se repite en numerosas marcas.@ MyTheresa
¿Un vestido alquilado? Un vestido alquilado. En 2022 la carta del upcycling es un elemento muy celebrado en las alfombras rojas: sin ir más lejos, en la última Gala Met Emma Stone reutilizó su vestido de novia (un precioso y delicado Louis Vuitton que utilizó primero en la fiesta de su boda con Dave McCary en 2020) y Shawn Mendes enseñó con orgullo su Ralph Lauren reciclado, demostrando que la moda circular no es ya una tendencia sino una posición real y con mucha sposibilidades en los grandes eventos. Y una boda también lo es. De hecho, la británica Amelia Windsor ha contado que suele alquilar vestidos para las bodas a las que es invitada (y hablamos de una royal), escenificando en público una nueva forma de consumir. En España hay varias tiendas físicas y online donde se pueden alquilar piezas especiales, como Borow (donde se puede conseguir, por ejemplo, el vestido de Jacquemus de la foto, por 194€ en lugar de los 1.000€ de su precio de venta al público), La Más Mona, Rental Mode, Dresseos o Mimage.@ Borow
El vestido de entretiempo. Frío, calor, lluvia y viento, todo en un mismo día. Una estampa típica de la primavera que no pone fácil la respuesta a la gran pregunta -qué me pongo- para todas aquellas que tienen una boda antes del verano de A Coruña a Donostia. La clave está en elegir un vestido que cumpla con los tres requisitos de la adaptación al entretiempo: manga larga, tejido ligero y bajo midi. Una opción es el vestido wrap, creado por Diane von Furstenberg en los años 70, reconocible por cruzar el tejido en el torso, creando un efecto moldeador tan cómodo como favorecedor. Otra solución puede ser un vestido camisero, clásicamente asociado a eventos menos formales, pero que firmas como Self Portrait (en la imagen), elevan para ocasiones importantes con tejidos y detalles especiales.@ El Corte Inglés
Un vestido de nido de abeja. El nido de abeja, ese frunce de tejido que los anglosajones conocen como el bordado smocking, lleva un par de años regresando a la par que el buen tiempo. Un detalle nostálgico (es propio de los vestidos que llevamos en la niñez) que de momento había impregnado prendas como trajes de baño, blusas y tops, y que alcanzó cierto estatus de formalidad cuando la firma de María de la Orden, favorita entre invitadas de boda, lanzó su modelo Aleria, con nido de abeja desde el cuello hasta la cadera. Uno de sus puntos fuertes es que hace que esta prenda sea muy elástica, con lo que se adapta a muchos tipos de cuerpos.@ María de la Orden
Un vestido amarillo. Cualquiera que estuviera atento la primera vez que apareció el "verde Bottega" sabrá la importancia de estar al tanto de una tendencia de color. El verano pasado, "influencers", celebridades y seguidores de la moda en general quedaron fascinados con aquel tono verde. Este año la nueva tendencia una que se apoderó de las pasarelas de la primavera de 2022 fue el amarillo limón. A diferencia de su predecesor, el amarillo no solo se espolvoreó aquí y allá a través de bolsos y zapatos, sino que en casi todos los shows las modelos vestían de pies a cabeza en este tono: en Etro, combinando pantalones y camisa; en Chanel, la directora creativa Virginie Viard sumergió todas las cosas de tweed en un tono soleado. Proenza Schouler, por su parte, clavó dos tendencias en una: un amarillo caléndula y los flecos, que aparecieron juntos en varios looks. En la imagen, vestido de Self Portrait.@ MyTheresa
Un vestido con escote “Off Shoulder”. El escote que deja el hombro al descubierto (por algo también se le conoce como “cold shoulder”) no es una tendencia dominante, lo que lo convierte en una elección más personal e interesante si cabe, y probablemente por ello son algunas marcas nicho las que proponen rescatarlo: Staud, Khaite (la creadora de prendas “virales” más relevante de los últimos años) o Self Portrait (favorita de invitadas de boda) tienen en sus catálogos de primavera varios vestidos que dejan los hombros al descubierto. En el verano de 2016 sí que estuvo por todas partes, primero en los desfiles neoyorquinos de marcas de acento bohemio (Tibi en versión camisa, Proenza Schouler y Edun en vestido) pero también en firmas más formales (como Hugo Boss, reinterpretando el clásico vestido negro) e incluso en algunas colecciones presentadas en París (Chloé lanzó con mucho éxito unas blusas de rayas de colores con este escote) y después en las calles. El escote “Off Shoulder”, que en realidad ha estado saliendo y entrando a escena desde mediados de 1800 cuando el modista Charles Frederick Worth diseñó varios vestidos con los hombros al descubierto. Pero no fue hasta que Brigitte Bardot comenzó a llevarlo en la década de 1960 cuando se convirtió en icono: tal fue su éxito que se le acabó llamando “escote Bardot”. En la imagen, vestido de Khaite.@ MyTheresa
Un vestido de punto. ¿Punto para una boda? Punto para una boda. Este tejido, clásicamente asociado a atuendos informales, ha ido ganando posiciones en las últimas temporadas, conquistando nuevos territorios: hace unos años no podíamos pensar que un vestido de este tejido podría ser apropiado para la oficina y hoy es ya un básico de primavera. Algunas marcas dan un paso más allá para darle una intención festiva, confirmando aquello de que la elegancia no está (o no tiene por qué estar) reñida con la comodidad. De Chloé a Gabriela Hearst, Proenza Schouler, Fendi y Miu Miu, el punto ha sido el tejido estrella este invierno (inaugurando una nueva categoría, la llamada moda soft) y el vestido será en la nueva temporada su apuesta más segura. En la imagen, la firma danesa Ganni propone un vestido perfecto para invitada, en un vitaminado tono naranja.@ MyTheresa