Es femenino, pero también sexy, elegante y, si se lo propone, incluso rebelde. Cada diseñador le da su tono, del minimalismo estricto de Céline al punk de Saint Laurent. De lo que no hay duda es de que, contra todo pronóstico, se ha impuesto como el color de una temporada en la que solía reinar el negro.
LAURA GARCÍA DEL RÍO
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