Palomo Spain celebra cinco años en la moda con un desfile en el que repasa sus grandes hitos
El diseñador ha presentado una extensa colección en el Paseo del Prado inspirada en su Córdoba natal y en los archivos de sus colecciones anteriores.
Pocos diseñadores están tan asociados a su lugar de origen. En el mundo de la moda, todos saben que Alejandro Gómez Palomo es de Posadas (Córdoba). Allí tiene su estudio y sus talleres, y hasta allí viajan sus clientes para hacerse diseños a medida. De ahí que la colección que marca sus cinco años de trayectoria se llame Córdoba. Es un homenaje a su entorno y también una celebración de su peculiar imaginario. Hace un lustro, Palomo supuso una revolución en la moda nacional, un soplo de aire fresco que probaba que había otro modo de hacer las cosas: mirar a la tradición para proyectar el futuro...
Pocos diseñadores están tan asociados a su lugar de origen. En el mundo de la moda, todos saben que Alejandro Gómez Palomo es de Posadas (Córdoba). Allí tiene su estudio y sus talleres, y hasta allí viajan sus clientes para hacerse diseños a medida. De ahí que la colección que marca sus cinco años de trayectoria se llame Córdoba. Es un homenaje a su entorno y también una celebración de su peculiar imaginario. Hace un lustro, Palomo supuso una revolución en la moda nacional, un soplo de aire fresco que probaba que había otro modo de hacer las cosas: mirar a la tradición para proyectar el futuro. Pero, como todos los visionarios, tuvo que enfrentarse a algunas críticas. Hace cinco años muchos se preguntaban si los hombres podían y querían vestir así, si su visión andrógina y sus obsesiones por lo árabe, lo decimonónico o lo andaluz tendrían cabida en el mundo real. Cinco años después, esas preguntas ya tienen respuesta. El mundo ha cambiado. Palomo también.
Porque puede parecer que un lustro es poco tiempo, pero a Alejandro le ha dado tiempo a presentar 13 colecciones, vestir a Madonna y Beyoncé, desfilar en París y Nueva York, ser finalista de un premio LVMH y hasta colgar sus prendas en la exposición que el MET le dedicó al camp. Un viaje intenso que hoy se ha celebrado en mitad del Paseo del Prado, entre la arboleda de Neptuno a Cibeles, y al que han puesto música la Banda sinfónica municipal de Madrid y la pianista cordobesa María Dolores Gaitán.
El crisol de culturas cordobés ha sido el argumento perfecto para reflejar las eclécticas inspiraciones del diseñador: por un lado, alusiones a la tradición flamenca (sobre la pasarela vimos a los cantaores El Yiyo e Israel Fernández), a la arquitectura y el arte árabe, a la indumentaria judía y hasta a las túnicas romanas; por el otro, corsetería, dandismo de fin de siglo, sastrería británica, alusiones ecuestres, juegos cromáticos y estampados sesenteros… Un extenso repaso, en definitiva, a los hitos que han marcado su trayectoria, pero redefinidos en una colección madura y pensada al milímetro. Porque a medida que exploraba distintos ámbitos creativos, Palomo ha ido perfeccionando su trabajo en lo material (con patrones llenos de matices y prendas repletas de detalles) y en lo comercial: aunque unidas por su visión única del estilo masculino, la colección tiene tantas piezas y tan diversas que es complicado no complacer a distintos públicos. Ahora conoce a su clientela, que sigue siendo principalmente internacional, y sabe a dónde quiere llegar.
Pero por mucho que en el próximo lustro su carrera siga fluyendo con la misma intensidad, entre sus planes no está salir de Posadas. Alejandro Gómez Palomo habrá llegado al MET, a la televisión nacional y al armario de Madonna, pero es muy consciente de que todo esto ha sido posible gracias a las manos que patronan y cosen en su pueblo. No pretende crecer hasta cambiar su modelo de negocio, solo continuar manteniendo a la comunidad que lo acompaña en la marca. El homenaje a sus orígenes es en realidad, un homenaje a todos ellos.