Natalie Portman contra Moby o cómo destruir al macho fanfarrón bocazas
Portman calla la boca al artista después de que presumiera de un supuesto romance con ella en sus memorias: «Mis recuerdos son los de un tío mayor siendo un baboso conmigo».
Las recién publicadas memorias Then it fell apart de Moby (segunda parte de su primer tomo, Play) están siendo de lo más polémicas y comentadas. En ellas, Richard Melville (Nueva York, 1965) narra los episodios habituales de artista que tras alcanzar la fama, cae en politoxicomanías del tipo «tuve que evacuar como pude después de meterme borracho toda la bolsa de cocaína de una stripper cualquiera», recurre al namedropping de rigor (de Madonna a Hillary Clinton, Moby presume de haberse codeado con ese 1% mundial de celebrities y superricos, ...
Las recién publicadas memorias Then it fell apart de Moby (segunda parte de su primer tomo, Play) están siendo de lo más polémicas y comentadas. En ellas, Richard Melville (Nueva York, 1965) narra los episodios habituales de artista que tras alcanzar la fama, cae en politoxicomanías del tipo «tuve que evacuar como pude después de meterme borracho toda la bolsa de cocaína de una stripper cualquiera», recurre al namedropping de rigor (de Madonna a Hillary Clinton, Moby presume de haberse codeado con ese 1% mundial de celebrities y superricos, no falta una anécdota en la que asegura que restregó su pene desnudo contra Donald Trump en una fiesta estando borracho por una apuesta) y hasta narra con pelos y señales supuestos idilios que, al parecer, solo existieron en su cabeza. O eso es lo que ha venido a decir Natalie Portman al enterarse de que el músico describe un romance entre los dos en sus páginas.
Según recoge The Guardian, Moby, que ahora tiene 53 años, asegura en sus memorias que los dos salieron juntos cuando el tenía 33 años y Portman 20. Un idilio que empezó después de que ella lo conociese en el backstage de uno de sus conciertos en Austin, Texas. Melville indica que llegaron a ir a varias fiestas juntos en Nueva York y que acudió a verla a Harvard, donde ella estudiaba, para «besarla bajo árboles centenarios. A medianoche, me llevó a su dormitorio y nos tumbamos uno al lado del otro en su cama minúscula. Después de que se quedara dormida, retiré mis brazos con cuidado y volví en taxi a mi hotel». El artista asegura que padeció ansiedad por esa relación que creía mantener: «Necesitaba estar solo… nada despertaba más ataques de pánico que acercarme a una mujer de la que me preocupase de verdad». Y continúa en el texto: «Durante unas pocas semanas, intenté ser el novio de Natalie Portman, pero no funcionó», e indica que fue la actriz la que le llamó por teléfono para decirle que había conocido a otra persona.
Portman no lo ve así. Para nada.
«Me ha sorprendido ver cómo caracteriza ese breve espacio de tiempo cuando lo conocí como si hubiésemos salido, porque mis recuerdos son los de un tío más mayor siendo un baboso conmigo (utiliza «creepy» en el inglés original) cuando yo apenas acababa de graduarme en el instituto», ha contado a Harper’s Bazaar, donde se despacha, además, por la falta de rigor del texto. «Dice que tenía 20 años. No los tenía. Era una adolescente, acababa de cumplir 18. No hay fact checking ni de él ni de su publicista, todo esto parece totalmente deliberado». El libro describe un primer encuentro en septiembre de 1999, entonces Portman (que nació en junio de 1981), tenía 18 años y no 20 como asegura el artista.
«Me hubiese gustado que él o su publicista se hubiesen puesto en contacto conmigo para contrastar esa historia», ha lamentado la ganadora del Oscar. Esta es la visión de la supuesta relación que hace Portman: «Era fan suya, así que fui a uno de sus conciertos cuando acabé el instituto. Cuando nos conocimos después del show, él me dijo: ‘seamos amigos’. Él estaba de gira y yo trabajando, rodando una película, así que solo nos vimos por ahí un par de veces antes de que me diese cuenta de que esto iba de un tío mayor interesándose por mí de una forma que sentí inapropiada«.
Frente al revuelo viral de las declaraciones, Moby, que también narra otro episodio especialmente bochornoso ligando con Lana del Rey antes de que fuese famosa, se ha rebelado contra las declaraciones de Portman. Su solución pasa por subir una foto a sus redes que, además, le ha hecho un flaco favor: él aparece sin camiseta, abrazando a una adolescente Portman. «Recientemente leí una noticia de cotilleo [lo de infravalorar a las revistas de temática femenina tildándolas «de cotilleo» ya daría para otro tema más extenso] donde Natalie Portman dice que nunca salimos. Esto me confunde, porque, de hecho, salimos» e insiste alegando que vivieron «una breve historia romántica».
Lejos de jugar una carta a su favor, la foto de Instagram ha propiciado un aluvión de críticas al artista, que ya ha publicado dos imágenes más pidiendo que le crean a él y «no a la acusaciones» y que los trolls le dejen tranquilo. Su reacción, además, ha abierto todo un debate a propósito de lo cansadas que están las mujeres de este tipo de actitudes fanfarronas masculinas. La periodista y escritora Ijeoma Oluo desacredita al artista y alegó desde Twitter que «si estás buscando evidencias de tu relación y no puedes encontrar otra foto donde la adolescente que está a tu lado no parezca un rehén mientras tú, sin camiseta, chirrías tus dientes de forma maníaca es una gran señal de que realmente no estabais saliendo». Arwa Madawy se suma y añade que «el hecho de que Moby no sea capaz de ver que algo va mal cuando un tío de 33 años intenta liarse con una adolescente dice mucho de cómo de normalizada está la sexualización de las chicas en la sociedad», escribe en Cómo ha tratado Moby a Natalie Portman es una masterclass en la misoginia del macho beta. La columnista clasifica al artista por debajo del macho alfa porque «él no pretende ser un depredador peligroso. No parece amenazante: es vegano, es políticamente progresista y ha criticado a artistas como Eminem por ser misóginos. Pero mientras Moby no tiene letras específicamente misóginas, claramente no es feminista. Ha menospreciado la versión de los hechos de Portman, por ejemplo, como un «artículo de cotilleo», sin tomarse de forma seria cómo recuerda esos eventos la mujer afectada, ¡es solo cotilleo insustancial!!
Portman, tras este incidente, se erige como símbolo de la luchadora contra la normalización del depredador fanfarrón de segunda división. No solo ha desmentido a Moby, también lo hizo de forma privada con Jonathan Safran Foer, según revelaría A. J. Daulerio, exdirector de Gawker. Portman y el autor de Comer Animales mantuvieron un comentadísimo intercambio epistolar en el T Magazine a propósito de su novela y él llegó a divorciarse de su mujer, la aclamada novelista Nicole Krauss, pensando que su conexión con la intérprete y licenciada en Harvard había traspasado el intercambio intelectual de ideas. Daulerio aseguró que Froer dejó a su mujer alegando «estar enamorado de una actriz de Hollywood» y sin consultárselo a la propia Portman. Safran Froer se divorció pero, como se veía venir, nunca empezó una relación con la actriz, casada desde 2010 con el bailarín Benjamin Millepied.
Algo parecido sucedió con Amber Tamblyn, cuando recordó a James Woods que se la intentó ligar con ella en Las Vegas cuando ella apenas tenía 16 años y él, 52, después de que este criticase la diferencia de edad entre los protagonistas de Call me by your name. La actriz llegó a escribir una carta en Teen Vogue donde detalló lo acontecido y se dirigió al actor diciendo que «solo tú y tus acciones sabéis lo que habéis hecho. Eso significa que tú y solo tú tienes el poder de cambiar tu comportamiento».
Cabe recordar que fue la propia Portman la que hace unos meses acusó a Hollywood de haberle aplicado «terrorismo sexual» cuando apenas tenía 13 años y se estrenó su primera película, Leon, el Profesional y que no descansa en un férrea activismo feminista en sus apariciones públicas. “Había una cuenta atrás en una radio local hasta mi 18 cumpleaños –eufemísticamente, era la fecha en la que ya se podrían acostar conmigo porque sería legal–. Los críticos hablaban de mis “pechos incipientes” en sus reseñas. Entendí, muy rápido, aunque tuviese 13 años, que sí quería expresarme por mí misma estaría poco segura y los hombres se verían con el derecho a discutir y cosificar mi cuerpo, pese a no estar cómoda con ello”, dijo en la marcha de las mujeres de Washington en 2018. Ella pertenece a toda esa generación de Playboy legals, término para designar a las niñas artistas/famosas que pasan a la mayoría de edad para posar desnudas y legitimar la plena sexualización de sus cuerpos. Lo de su cuenta atrás hasta su 18 cumpleaños no fue un caso aislado, durante años se ha repetido con multitud de estrellas como, por ejemplo, las hermanas Olsen.
«Si me dieran una moneda por cada vez que un famoso pensó que estába saliendo con Natalie Portman…», bromeó la periodista y ensayista Rachel Syme desde su cuenta de Twitter, donde resume toda esta situación añadiendo: «Ha tenido que luchar con toda la presión de toda una generación de hombres creyendo que tenían derecho a casarse con Padme».