Desmontando el mito: las grandes modelos de la moda española

El trabajo de modelo y su percepción pública se han transformado en estos años. Dos generaciones detallan el cambio en la profesión.

Olivia Martín, Laura Ponte, Inés Sastre y Julia Pacha.Daniel Riera / Estilismo: Juan Cebrián

Como si las acabara de descubrir ahora mismo (ya llevan un buen rato juntas), Inés Sastre comenta, cada vez que gira la cara para mirarlas, que está literalmente “flipando” con la nueva cantera de modelos españolas. “Es que míralas, son increíbles, qué guapas, qué profesionales. Antes no había tantas modelos españolas con esa proyección, ni siquiera había tantas modelos en general”, comenta. “Puede que no sea como antes, que sus caras no sean conocidísimas para el gran público, pero están haciendo trabajos de primer nivel”. Y en tiempo récord. Porque, aunque Inés habla en general, tiene al lad...

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Como si las acabara de descubrir ahora mismo (ya llevan un buen rato juntas), Inés Sastre comenta, cada vez que gira la cara para mirarlas, que está literalmente “flipando” con la nueva cantera de modelos españolas. “Es que míralas, son increíbles, qué guapas, qué profesionales. Antes no había tantas modelos españolas con esa proyección, ni siquiera había tantas modelos en general”, comenta. “Puede que no sea como antes, que sus caras no sean conocidísimas para el gran público, pero están haciendo trabajos de primer nivel”. Y en tiempo récord. Porque, aunque Inés habla en general, tiene al lado a Julia Pacha y Olivia Martín.

La primera, con 17 años y poco más de 12 meses de trabajo a sus espaldas, ha desfilado para Valentino, Fendi, Paco Rabanne o Louis Vuitton después de que se produjera una especie de milagro: “Salía yo nerviosa del instituto después de hacer un examen y me llamaron de mi agencia para que fuera a París e hiciera el casting para la alta costura de Chanel. ¡Si ni siquiera me había puesto unos tacones en mi vida!”, cuenta aún sorprendida. La segunda, con 25, y poco más de año y medio en la profesión, ha trabajado con Fendi, Dior, Hermès o Raf Simons y ganó el premio a la mejor modelo en la última edición de la Semana de la Moda de Madrid. “Creo que el momento más alucinante hasta ahora fue llegar al backstage de Fendi y ver que iba a trabajar con Kate Moss”, rememora. Si los tiempos se han acelerado para casi todos los mortales, lo han hecho más, si cabe, en una profesión en la que, además del talento, hace falta saber estar en el lugar y en el momento adecuados. Si antes el relato de las top comenzaba con su descubrimiento fortuito por una agente en una situación completamente ordinaria (algo que a veces sigue ocurriendo.

Olivia Martín lleva vestido confeccionado en bambula de seda con falda de capas asimétricas de TERESA HELBIG. A la dcha., Inés Sastre posa con vestido de jacquard de lino de YNÉSUELVES.Daniel Riera. Estilismo: Juan Cebrián

A Pacha la ‘interceptaron’ en las calles de Barcelona), hoy las redes lo han cambiado todo. Inés Sastre y Laura Ponte, dos de las modelos españolas más míticas, mencionan inmediatamente las redes sociales cuando se les pregunta por los cambios dentro del gremio. “Lo han cambiado todo: la forma de hacer casting, de descubrir talento. Ya ni siquiera hacen falta intermediarios. Ellas son conscientes al máximo de su imagen y saben más de lo que nosotras sabíamos a su edad”, opina Ponte. De hecho, ella cree que esta nueva cantera española en las mejores pasarelas y campañas el mundo se debe precisamente a eso. “Yo con 25 años no tenía ni idea de nada. Me dan mil vueltas. Ahora todo está expuesto, se sabe lo que hay en esta industria, lo bueno y lo malo. Ya no hay miedo a viajar y a desenvolverse solo porque hay más información, más conciencia y más seguridad”, explica. Su opinión la reafirma Julia Pacha cuando comenta, casi sin darse cuenta, que no le da miedo el rechazo. “Si me cogen bien y si no, también. No me puede afectar el no. He visto a muchas compañeras que se obsesionan y, sinceramente, esto funciona así. Voy a aprovechar las oportunidades, claro, pero mi vida es lo primero”.

Inés Sastre lleva vestido de terciopelo y botas de tejidos de tapiz, ambos de NICOLÁS MONTENEGRO. A la dcha., Laura Ponte posa con traje de chaqueta Elmore de MANS CONCEPT MENSWEAR.Daniel Riera. Estilismo: Juan Cebrián

Solo en cuestión de una década y gracias, en buena medida, al #MeToo, la profesión de modelo fue desembarazándose de muchas de sus capas. Casi todo está expuesto y, como dice Inés Sastre, “eso ha hecho que por fin parezca todo mucho menos frívolo”. Hace un par de décadas, por ejemplo, la prensa hablaba de ella como de la ‘modelo culta’ porque había estudiado Filología en La Sorbona, como si las modelos solo tuvieran que ser eso, modelos. Olivia es abogada y Julia empieza el año que viene Psicología (“aunque tarde más en acabarla, es lo que quiero hacer. Además, no sé los años que va a durar este trabajo”, dice). “Yo fui influencer antes de las redes”, bromea ahora Sastre. “Nunca me importó hablar de mis estudios y de mis inquietudes personales. Ahora, por suerte, es más común, pero antes era importante no quedarte en tu propio personaje”, dice. Hoy las modelos pueden hablar, tanto para desentrañar situaciones de injusticia en el sector como para desmitificar un trabajo repleto de ideas preconcebidas. “Es cierto que para mí en este momento cada día descubro cosas nuevas y conozco a personas increíbles, pero también paso muchas horas sola (aunque esté rodeada de gente) y a veces llego a casa tan cansada que soy incapaz hasta de contarle qué tal el día a mi hermano”, cuenta Olivia. “El otro día me preguntaba la hija de una amiga que cómo era ser modelo». Y pensaba: ‘Pues, en cierto modo, como trabajar en una tienda o ser farmacéutico’. Quizá yo fuera más conocida, pero en mi época tenía amigas que ganaban más que yo haciendo catálogos, y era un trabajo más. Imagínate ahora con el e-commerce”, comenta Laura Ponte.

Julia Pacha lleva top raglán con trampantojo por encima del cuello y short de nailon con banda lateral, ambos de ALLED-MARTÍNEZ y zapatos de ZARA. A la dcha., Inés Sastre posa con vestido estampado bonsái de CORTANA.Daniel Riera / Estilismo: Juan Cebrián

Por un lado, el entramado de la moda está tan expuesto (al menos, en apariencia) que hasta los viejos mitos se están derrumbando, y aquella displicencia casi obligatoria de ciertos protagonistas de la industria ha dado paso a una cercanía propiciada, quizá, por la idea de ‘naturalizar’ el negocio. Julia cuenta que en este último año de trabajo frenético solo se ha encontrado con un par de personas maleducadas, pero llega un punto en que les contestas si es necesario” y relata, por ejemplo, lo amigables que son Pierpaolo Piccioli o Virginie Viard, directores artísticos de Valentino y Chanel, respectivamente. “Es algo que me sorprendió, te dan las gracias por todo y te hacen sentir un equipo”. Por otro, esta supuesta ‘naturalización’ del negocio propiciada por lo digital es un arma de doble filo. Inés Sastre confiesa echar de menos “las grandes sesiones de fotos en papel y los desfiles espectaculares, como parte implicada y como espectadora; ahora, el ritmo es otro”.

Olivia Martín lleva vestido de croché de MARÍA ESCOTÉ. Laura Ponte (dcha.), con vestido de PALOMO SPAIN.Daniel Riera / Estilismo: Juan Cebrián

Julia Pacha ha crecido con el móvil casi en la mano, y habla de la moda en otros términos. “Cada vez llevamos menos tacones en las pasarelas y yo, por ejemplo, me he hecho un tatuaje y nadie me dijo que no lo hiciera, pero hace falta más autenticidad, también en los cuerpos, porque para vender el comprador tiene que sentirse identificado”. Laura Ponte, sin embargo, apunta el que quizá sea el gran debate a este respecto: “Si este mundo se hubiera desmitificado de verdad, la gente no usaría mil filtros en sus fotos de Instagram. Muchos se superproducen para salir, y ya no es solo esa sensación de homogeneidad… He hablado con amigos psiquiatras de los problemas de identidad que puede generar en los niños. Por un lado, se habla de diversidad, pero por otro está esta corriente en contra, es una especie de ‘falsa’ cultura de moda”, dice. Para ella, ese fin del canon único que tanto se proclama últimamente tiene muchos matices: “Yo nunca fui la ‘típica’. Si un físico como el mío pudo llegar lejos es gracias a los equipos con los que trabajé. Yo era como plastilina. Es la mirada del otro la que te hace diferente. Es verdad que hay tanta información ahí fuera que mi hija, por ejemplo, puede tener una visión de la belleza que abarca mucha más cosas que las que puede tener la gente de mi generación, pero no es lo mismo que tú controles tu retrato sin intermediarios, porque en muchos casos caes de nuevo en ideas homogéneas”. “Diversidad ha habido siempre, aunque ahora haya más, pero en mi época había modelos de distintos perfiles, incluso de edades, lo que pasa es que quizá ahora se habla más de ello en redes”, refrenda Inés Sastre. “Pero hay que tener cuidado, porque muchas veces apuestas por un tipo de autenticidad en Instagram y cuando conoces a esa persona en la vida real parece otra”, bromea.

Julia Pacha lleva camisa, vestido sin mangas con volumen, falda y capa, todo de MOISÉS NIETO. Laura Ponte (dcha.) con vestido de twill de seda de JUANJO OLIVA.Daniel Riera / Estilismo: Juan Cebrián

Curiosamente, ni Olivia ni Julia son activas en sus redes sociales. La primera confiesa que “quizá debería hacerlo más, porque es parte del trabajo. No me gusta enseñar mi vida ni mostrarme demasiado, pero es cierto que el número de seguidores está importando cada vez más”. La segunda, sin embargo, cree que “se está mezclando demasiado el trabajo de modelo con el de influencer. En realidad, parece que en cualquier profesión medianamente pública hay que ser influencer, cuando realmente deberían ser cosas separadas. Además, no me imagino siendo famosa”, dice. Laura e Inés, que sí pertenecen a esa generación en la que desfilar para Chanel y ocupar portadas era un pasaporte asegurado a la fama, y no solo un trabajo privilegiado, reconocen que sí tienen problemas ‘generacionales’ para definir la idea de éxito que se maneja en la actualidad. “Yo no conozco a casi ninguno de los invitados en los desfiles de ahora”, dice la primera. “Mira la gala de Met, que va a estar llena de tiktokers. Es lo que hay, porque es lo que vende y lo que interesa. Todo ha cambiado, hasta la propia estructura de la fama”, comenta Ponte. “Ahora hay que ver hacia adónde va esto, aunque es interesante asistir a este cambio y presenciar la transición, en la propia industria de la moda y hasta en la forma de consumir las imágenes. Veremos cómo evoluciona”.

Julia Pacha posa con vestido de crepé de lana con bordados, camisa y guantes de lentejuelas, todo de THE 2ND SKIN CO. y sandalias de ZARA. A la dcha., Olivia Martín lleva vestido y corsé de lúrex bordado con lentejuelas de ANA LOCKING.Daniel Riera / Estilismo: Juan Cebrián

*Modelos: Julia Pacha (Blow Models); Olivia Martín, Laura Ponte e Inés Sastre (UNO Models). Maquillaje: Miguel Ángel Tragacete (One-Off Artists para Lepure y Arolaborganic). Peluquería: Serpiente (One-Off Artists para Sebastian Pro). Manicura: Lucero Hurtado para OPI. Asistentes de fotografía: Marc de Miguel y Óscar Calleja. Asistente de estilismo: Paula Alcalde.

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