Los brazaletes para el bíceps, el accesorio de los 2000 que ha vuelto este verano
Mitad moda años 2000, mitad estilo boho, estas joyas crean un fallo en las predecibles recomendaciones del algoritmo.
En julio de 2020, cuando de la poca moda que se hablaba tenía que ver con mascarillas, Mary-Kate Olsen salió de su oficina de Nueva York después de romper con el que era su marido, Olivier Sarkozy. Olsen, que junto a su hermana gemela dirige la firma de moda The Row, es conocida por un estilo personal que aúna términos tan aparentemente contradictorios como lujoso y monacal. Sin embargo, en esta ocasión eligió un look de divorcio que rompe con todo lo anterior. Además de una camiseta de tirantes negra, gafas de sol de montura redonda y varios collares ...
En julio de 2020, cuando de la poca moda que se hablaba tenía que ver con mascarillas, Mary-Kate Olsen salió de su oficina de Nueva York después de romper con el que era su marido, Olivier Sarkozy. Olsen, que junto a su hermana gemela dirige la firma de moda The Row, es conocida por un estilo personal que aúna términos tan aparentemente contradictorios como lujoso y monacal. Sin embargo, en esta ocasión eligió un look de divorcio que rompe con todo lo anterior. Además de una camiseta de tirantes negra, gafas de sol de montura redonda y varios collares hippies de cuentas de colores, la diseñadora y exactriz infantil lucía unos brazaletes en el bíceps, lo que no pasó desapercibido entre los analistas de tendencias. Esos brazaletes para la parte superior del brazo, que no veíamos desde principios de los 2000, volvían a la moda por la puerta grande, y encima eran de plata, no oro, lo nunca visto.
En el torbellino ‘tiktokero’ que son las tendencias de revival Y2K, la vuelta de los brazaletes de bíceps ha sido una sorpresa. Rodarte, Versace, Fendi, Blumarine y Tory Burch los incluyeron en sus propuestas para este verano, y Dua Lipa, gran fan de la moda de la década de los 2000, dio su aprobación cuando posó en Instagram con uno de strass de Blumarine. Por su parte, la cantante Lorde ató un lazo rojo alrededor del bíceps para su actuación de Glastonbury. La marca de estilo bohemio Free People ha tomado nota de todas las referencias y se ha apresurado a comercializar un modelo de brazalete bautizado ‘Mary Kate’, quizás en homenaje a Olsen.
Almudena Gil, fundadora y diseñadora de la marca de joyería Circo ha notado un aumento de los pedidos de este tipo de joyas para la temporada estival de 2023: “Es una de las piezas que más estoy vendiendo», explica. “Este verano y sobre todo el que viene veremos muchas joyas de cuerpo, y en concreto brazaletes de bíceps. Son más fáciles de llevar, y además resultan muy favorecedores porque definen el brazo y el color del metal destaca el bronceado.” Hace algún tiempo, la estilista Esperanza de la Fuente encargó a Gil un brazalete fino en bronce para llevar en la parte superior del brazo y no se lo ha quitado en todo el verano. “Es un tipo de joya muy sexy.”, opina la editora de moda. “Puede que sea la liberación tras las restricciones de la pandemia, la vuelta a los viajes y las ganas de salir y mostrar más piel.”
En el antiguo Egipto los brazaletes se consideraban un símbolo de poder, además de utilizarse como protección contra los malos espíritus. Eran piezas sofisticadas, minuciosamente labradas que se encontraban entre las posesiones más preciadas de los faraones. También fueron populares entre los romanos, tanto como adorno de civiles, como en el ámbito militar. Los soldados del imperio los recibían fabricados en metales preciosos como premio a su coraje y conferían un estatus especial a quien los llevaba. En general, de los celtas a Bizancio, estas joyas son una marca de autoridad y liderazgo. Hicieron su aparición incluso durante la coronación de Isabel II en 1953. Los países de la Commonwealth encargaron unas armillas especiales, que fueron entregadas a la monarca durante la ceremonia siguiendo una tradición centenaria de los reyes ingleses.
Además de su significado militar o ceremonial los brazaletes de bíceps también han estado ligados al lujo. Las flappers los recuperaron en los años 20, combinándolos con sus túnicas plisadas, pero fue en los 2000 cuando se extendieron como tendencia, coincidiendo con la moda de los tatuajes que decoraban esa misma zona. Hicieron aparición en la alfombra roja de aquellos años con Nicole Kidman y Keira Knightley, y Aaliyah, icono de estilo de la época, los elegía cuajados de piedras preciosas. No es casualidad que el pico de popularidad de estos accesorios coincida con el ascenso del yoga como disciplina para estar en forma, la ubicación de la pulsera es perfecta para fardar de todas las posturas de chaturanga que se han estado practicando.
Entre las marcas de lujo los diseños de estas pulseras se alejan de la inspiración museo arqueológico (menos mal) para abrazar una estética más contemporánea. Prada lidera la tendencia, con unas pulseras anchas y con cierre. Se ven tanto sobre camisas como en piel. Troye Sivan llevó una de estas piezas de Prada en la gala del Met 2021, con un vestido de tirantes negro y tacones de plataforma. Celine, siempre pendiente de los gustos de la Generación Z, los presentó en forma de coletero fruncido; y Raf Simons lleva ya varias temporadas vendiéndolos en forma de mano de esqueleto.
Después de pasar años en el Siberia de la moda, por ser uno de los detalles más reconocibles del estilo boho más comercial, todo apunta a que la recobrada popularidad de los brazaletes de bíceps no ha hecho más que empezar. Puede que con estas joyas queramos crear un fallo en las recomendaciones del algoritmo, y dar espacio a esos recuerdos que trajimos de nuestros viajes y nunca volvimos a usar. Un recordatorio que el ‘feral girl summer’ aún no ha terminado, y este es el accesorio experimentar con ese glamour algo guerrero que pide el cuerpo este verano.