Loquillo: «¿Referentes? Me cuesta encontrar a gente a mi nivel»
Casi 40 años después de su primer directo, abre las puertas del Teatro Real. Le sigue gustando que le llamen Loco: «Forma parte de lo que soy».
Poco mira el Palacio de Oriente desde un balcón del Teatro Real. Se come un sándwich. Alguien le informa de que la convocatoria de prensa sobre la presentación del nuevo LG G6, del que es nuevo embajador, ha sido un éxito: la sala está abarrotada. Loco sonríe satisfecho. Esta amistad tecnológica le abrirá las puertas del mítico escenario operístico el día 4 de mayo. «Va a ser la bomba», vaticina, 39 años de carrera y 27 discos después. Y no está dispuesto a avanzar ni el color del que irá vestido, fetén, como siempre. ¿Confirmamos, al menos, el negro? «Depende del calor que haga…», esquiva....
Poco mira el Palacio de Oriente desde un balcón del Teatro Real. Se come un sándwich. Alguien le informa de que la convocatoria de prensa sobre la presentación del nuevo LG G6, del que es nuevo embajador, ha sido un éxito: la sala está abarrotada. Loco sonríe satisfecho. Esta amistad tecnológica le abrirá las puertas del mítico escenario operístico el día 4 de mayo. «Va a ser la bomba», vaticina, 39 años de carrera y 27 discos después. Y no está dispuesto a avanzar ni el color del que irá vestido, fetén, como siempre. ¿Confirmamos, al menos, el negro? «Depende del calor que haga…», esquiva.
Es su primera vez en el Real, pero usted sabe bien lo que es jugársela en un teatro. ¿Qué diferencia hay entre tocar aquí y hacerlo en Las Ventas?
En un escenario de rock hay mucho de actitud. Pero sí, yo toco en teatros desde el 95. Y en el 95 esto se veía como una especie de traición al rock. Ahora todo el mundo lo hace, pero lo banalizan, reproduciendo los mismos conciertos, y hay que hacer otra cosa. Yo he llevado un espectáculo para recuperar la tradición de la poesía contemporánea. El teatro es mi casa, donde soy más yo y puedo utilizar todo lo que he aprendido, es contención. Y en la vida, la contención es más impactante porque ayuda a transmitir.
Pues el Real parece un decorado perfecto. Sin tener que ponerle mucha imaginación, La mataré podría ser la trágica trama de una ópera.
Bueno, Sabino Méndez, su compositor, pensaba en eso, creo. Yo la veo más tangueada. Mi padre cantaba tangos, y Gardel siempre está ahí.
¿Qué añora de la música de sus inicios?
Nada. Uno se hace a sí mismo. El otro día Savater decía que le habría gustado escribir Moby Dick desde el punto de vista de la ballena… [ríe], y a mí me pasa un poco lo mismo. Siempre estamos con el tema de las discográficas, los artistas independientes, la integridad y tal… y yo me digo: hoy Vetusta Morla se ha ido con una multinacional, Love of Lesbian toca para los 40 Principales. ¿Para esto tanta retórica? El creador tiene que buscar las fórmulas, los lugares y la manera de que su obra se mantenga. Defiendo el oficio de crear. Y es cierto que hace 30 años los cantautores, por ejemplo, eran muy auténticos, pero vivían del dinero público. Ahora, la independencia se basa en poder no depender de nadie. A mí no me subvencionan. Yo trabajo con empresas que me ayudan a crecer.
¿Cuáles son sus referentes actuales? ¿En qué artistas cree?
¿Referentes? Me cuesta encontrar gente, con perdón por la expresión, a mi nivel. Me gusta aprender de la gente mayor que yo. Veo, insisto, una banalización de la cultura. El nivel es muy bajo.
¿Y cree que se debe…?
A que el listón se ha puesto muy abajo. El creador debe ser individualista. Jamás el sacrificio personal por el bien colectivo. El mundo lo cambian los individuos. El problema hoy es la uniformidad. Nos quieren a todos iguales. Es como si hubiéramos vuelto atrás. Cuando en una sociedad los cocineros marcan las normas vamos mal; la cocina es un placer efímero. Una canción y un libro cambian el mundo.
¿Qué está leyendo? Es sabido que eres un lector voraz.
Releo a Maeve Brennan. Reúne todo lo que me gusta de una mujer: es inteligente, cosmopolita, mundana, nihilista. El ideal femenino.
Lo dice como feminista declarado (y reiterado), además.
En mi mundo las mujeres mandan. Y creo que están mejor capacitadas. Pero hoy hay un discurso muy falso. No puedes ser feminista y tener en tu partido o empresa a las mujeres como si fueran floreros. Tengo 56 años. Cuando tenía 16 vivía en Las Ramblas y veía como gais, lesbianas y feministas se manifestaban en aquella época reivindicando sus derechos. Afortunadamente, en 2017 los gais han conseguido muchas de sus reivindicaciones. Desgraciadamente, las mujeres no.
¿Es posible ser una rock&roll star auténtica con tanto Instagram?
Yo no le doy demasiada importancia, le doy el uso justo. Hoy todo es frugal. Y es el poso lo que hace que las obras tengan validez.