Vaqueros tecnológicos, gafas futuristas y disfraces de esqueleto: las equipaciones más estilosas (y disparatadas) de los Juegos Olímpicos Cada cuatro años, un pequeño grupo de deportistas de élite representa la imagen de un país ante los ojos de medio planeta, lo que supone un altavoz muy poderoso para las marcas de moda, pero también una forma de reivindicación y/o publicidad para los implicados. La prueba de que la indumentaria tiene un papel relevante es los Juegos Olímpicos está en esta imagen. Pocos habían reparado el exigüo equipo de Liberia hasta que Telfar, el diseñador del momento ( y con raíces en el país africano), decidió vestirlos. Como contaba Vanessa Friedman en The New York times, fue el atleta Emmanuel Matadi quien se lo pidió al diseñador tras toparse con sus creaciones (sobre todo con su ya mítico bolso) en las redes sociales. El resultado es Telfar en estado puro: guiños a la indumentaria tradicional de Liberia, prendas en las que lo práctico se conjuga con el diseño y, por supuesto, una fiel apuesta por el unisex sin caer en extravagancias. El mensaje que manda Telfar Clemens al mundo, ese activismo que se ejerce desde lo pragmático, ahora se retransmite en prime time. Y, como cuenta Rafa Rodríguez en este reportaje de El País Semanal, también desde lo altruísta (al menos en términos económicos, por supuesto no publicitarios), porque las firmas y los diseñadores que se prestan a crear uniformes olímpicos suelen hacerlo de forma gratuita. Patrick Smith (Getty Images) Hasta el momento, la otra indumentaria viral de los juegos de Tokio la firma Nike, que ha vestido a los skaters norteamericanos, franceses y japoneses. En el caso de los norteamericanos, el gigante deportivo se ha aliado con el veterano patinador Piet Parra para crear una serie de prendas con estampado geométrico que, por supuesto, ya están a la venta. Si la cultura del skate lleva medio siglo siendo fuente de inspiración de tendencias globales y sus marcas son un referente mundial de la moda urbana, era de esperar que la primera vez que este deporte entra en los Juegos, las prendas seleccionadas aspiraran a convertirse en súperventas (ytambién, obviamente, que Nike se quedara con parte del negocio) Pero si hubo una deportista que integró Juegos y moda fue sin duda Florence Griffith. La primera estadounidense en ganar 4 medallas en un solo certamen (Seúl) fue también la primera en entender que la ropa de competición importaba más allá de lo meramente práctico. Fue pionera en implantar los monos aerodinámicos en las pistas o la primera en vestirse de rosa para correr. Sus míticos bodies han servido de inspiración posterior a Serena Williams o incluso a Beyoncé, que se disfrazó de la atleta hace un par de años. Tony Duffy (Getty Images) Aunque, sin duda, la imagen para el recuerdo de Griffith se obtuvo cuando hizo historia recogiendo sus cuatro medallas en Seúl. Era 1988 y la deportista ya lucía largas uñas customizadas. Pasarían varias decadas hasta que el hoy llamado 'nail art' se convirtiera en algo habitual entre las celebridades, a pesar de que la comunidad afroamericana llevara mucho más tiempo practicándolo. Verlo fuera de los escenarios, concretamente en un podio histórico, ayudó a estandarizarlo. Tal fue su influencia que la actriz Tiffany Haddish está preparando un documental sobre la impronta de Griffith en el estilo de los deportistas. Tony Duffy (Getty Images) Y si hay un icono de estilo en el deporte reciente, ese es Johnny Weir. El patinador, que ya es asiduo a los desfiles, sorprendió a todos con sus trajes, la mayoría hechos por él mismo, en 2010. En los Juegos de invierno de 2018, ya consciente de su fama, llegó a Corea del Sur con 18 maletas. Hoy, reconvertido en comentarista deportivo, sigue haciendo tutoriales de moda para sus más de medio millón de seguidores. Robert Laberge (Getty Images) Además de el de Griffith, el mono para correr más icónico que se recuerda fue el que utilizó la australiana Cathy Freeman para ganar los 400 metros en Sidney 2000, una labor de ingeniería orquestada dos años antes de la competición. Inspirada nada menos que en el Capitán América y firmada por Nike, la marca pidió en 1998 al ingeniero Eddy Harber, experto en indumentaria militar, que creara una pieza aerodinámica que ayudara a ganar velocidad. Midieron cada parte del cuerpo de Freeman y probaron varias veces el diseño en un tunel de viento. Hasta el último minuto no supieron si la atleta se lo pondría, "porque estan acostumbrados a llevar prendas que conocen y que les hacen sentir confortables, aunque sea por costumbre" comentaba recientemente su creador al Sidney Herald. Al final, Freeman felicitó a Nike, por hacer que sus "brazos y piernas flotaran en el aire"
Pool JO SYDNEY 2000 (Gamma-Rapho via Getty Images) La otra gran pieza 'de estilo' que se recuerda en los Juegos recientes la llevó Ato Boldon, también en Sidney. De hecho, hace unas semanas, la edición americana de Vogue se preguntaba por qué la industria de la moda aún seguía obsesionada con esas gafas más de veinte años después. La marca detras de este modelo futurista, Oakley, relanzó el modelo el año pasado en edición limitada, y ahora su precio alcanza las cuaro cifras en la reventa.
Las normas dicen que los atletas no puede exhibir marcas en su equipación, pero no dicen nada del rostro. Por eso Oakley decidió obsequiar a Boldon con un modelo espcialmente diseñado para correr y no preocuparse por el movimiento. El resto es historia. "Han pasado veinte años y no hay un solo día en que no me tope en las redes con una foto mía llevándolas", cuenta el atleta en Vogue. Ahora ese modelo pionero est´ en posesión de su sobrina.
Pool JO SYDNEY 2000 (Gamma-Rapho via Getty Images) Cuando en los Juegos de invierno de 2010 , el nortemaericano Shaun White decició competir (y ganar) en snowboard vestido con vaqueros y una camisa de franela, muchos se llevaron las manos a la cabeza. Lo que no sabían es que no eran exactamente unas prendas tan 'banales'. Diseñadas por Burton, una firma especializada en snowboard, eran realmente prendas técnicas, de Gore - Tex. "White hizo una foto de sus vaqueros favoritos y a partir de impresion digital fuimos probando, nos llevó 18 meses", contaba entonces el director creativo de la firma. El éxito fue tal que decidieron comercializar el uniforme, a 250 dólares cada pieza "aunque muchos no sabían que se trataba realmente de un uniforme de snow".
Streeter Lecka (Getty Images) Ralph Lauren lleva vistiendo al equipo norteamericano desde 2008, pero antes hubo grandes estandarte de la moda patria que hicieron lo propio, recalcando además el patriotismo hasta cotas inimaginables. En plena Guerra Fría, los estadounidenses se presentaron de esta guisa en los Juegos de Invierno de Yugoslavia en 1984. Los vestía Levi's o, mejor dicho, los disfrazaba de su por entonces presidente, Ronald Reagan, una forma de resaltar el orgullo nacional a través de la indumentaria tradicional del Medio Oeste, más, si cabe, en plena disputa con la Unión Soviética. De heco, en una maniobra propagandística absoluta, Levi's donó miles de chaquetas a los soviéticos. David Madison (Getty Images) Pero Rusia, de algún modo, rio la última. De esta guisa tan poco deportiva se presentó su equipo a los Juegos de Canadá en 1992, es decir, en plena Perestoika. Un atuendo más allá de lo sobrio, incluso de lo imponente: gánsteres o detectives de cine negro dispuestos a hacerse con medallas en ski. Getty Images (Getty Images) Lituania se acababa de independizar cuando ganó el bronce en los Juegos de Barcelona 92.De heco, uno de sus jugadores, Sarunas Marcioulionis, por entonces en la NBA, empezó a recaudar fondos un año antes para que el país pudiera presentarse. Lo que nadie sabía es que detrás de dicha recaudación también estaba nada menos que Grateful Dead, el mítico grupo de rock psicodélico. No solo mandaron un cheque al equipo, también una caja de su icónico merchandising, camisetas y pantalones tie-dye estampados, esta vez no con el oso que ejerce de logo de la banda, sino con un esqueleto. Cuando los lituanos se subieron al podio, se las pusieron en agradecimiento. Los juegos de Londres 2012 fueron, de forma implícita, una pasarela. Las supermodelos inglesas fueron parte de las invitadas a una ceremonia de apertura en la que se pudieron ver las creaciones de Armani para Italia, Stella McCartney para Reino Unido o Dsquared2 para Canadá. Pero la nota extravagante la pusieron Lara Teixeira y Nayara Figueira, el dúo de natación sincronizada brasileño. Sus bañadores, hechos a mano, reproducian con lentejuelas el interior de la anatomía humana. Por delante, el corazón y los pulmones, la espina dorsal detrás y, cómo no, un gorro que emulaba un cerebro. FABRICE COFFRINI (AFP via Getty Images) La polémica estética de los pasados Juegos, celebrados en Río en 2016, la protagonizó Christian Loubutin y su decisión de diseñar el uniforme del equipo cubano. Meses antes, además, Chanel celebraba un controvertido desfile en la Habana, que abrió el debate sobre si el país debería dar semejante imagen y, por supuesto, sobre si el lujo debía explotar el 'exotismo' cubano. Por una vez, Louboutin dejó de lado sus vertiginosos zapatos de tacón para diseñar un atuendo inspirado en la guayabera cubana y unas muy estilosas zapatillas a partir de su bandera. Aunque si hay una imagen que resume el poder simbólico de la indumentaria en los juegos, sigue siendo la de Tommie Smith y John Carlos en México '68. Oro y bronce, respectivamente, en los 200 metros, ambos agacharon sus cabezas y levantaron sus puños, enfundados en guantes de cuero negro. Ese puño negro, símbolo históricos de los Panteras Negras, lo decía todo. Mientras en Estados Unidos el debate y las marchas por los Derechos Civiles estaban en pleno apogeo, dos deportistas de élite reivindicaban el 'black power' mientras sonaba el himno nacional. La imagen, obviamente, no solo dio la vuelta al mundo, sigue protagonizando murales y camisetas antirracistas.