La nueva generación de pijamas (que no son precisamente para dormir)
De seda o de algodón son tan exclusivos y perfectos que salen de la cama para combinarse con zapatos de tacón y joyas. Estamos ante el gran objeto de deseo de celebrities y expertas en street style.
Si hubiera que definir la moda del momento con una palabra, lo más acertado sería decir que es versátil. Término manido donde los haya pero certero para describir lo que pedimos a nuestros armarios. La vida ha pisado a fondo el acelerador y la ropa tiene que ponérnoslo fácil, no al contrario. Queremos prendas que valgan a hombres y mujeres, que nos acompañen día a la noche, del gimnasio al bar y del aeropuerto a la oficina.
Tras el boom de las prendas deportivas para no hacer deporte y el de la ropa para autónomos pudientes (leggings de cashemere, cardigans de punto de seda) ll...
Si hubiera que definir la moda del momento con una palabra, lo más acertado sería decir que es versátil. Término manido donde los haya pero certero para describir lo que pedimos a nuestros armarios. La vida ha pisado a fondo el acelerador y la ropa tiene que ponérnoslo fácil, no al contrario. Queremos prendas que valgan a hombres y mujeres, que nos acompañen día a la noche, del gimnasio al bar y del aeropuerto a la oficina.
Tras el boom de las prendas deportivas para no hacer deporte y el de la ropa para autónomos pudientes (leggings de cashemere, cardigans de punto de seda) llega la moda para sonámbulos. Para entendernos, pijamas lujosos que llevan de la fiesta a la cama, y no precisamente porque hayas ligado. Unas prendas con las que beber champán, organizar afters o recibir invitados a lo personaje de Proust. Olivia von Halle, autora de los pijamas que Kate Moss lleva para emborracharse y montar pollos en vuelos de Easyjet, se inspiró en los que Cocó Chanel robaba a sus amantes y se ponía para tomarse la penúltima en casa. Von Halle tuvo la idea de montar la marca cuando sus amigas de Londres le empezaron a pedir que les mandase desde Shanghai los pantalones de seda masculinos que le cosía su sastre. Hay pocas prendas con tanto glamour como un buen pijama de seda. A Kate Moss le gustan tanto que los incluyó en su línea personal para Topshop, aunque ella no es la única experta en llevarlos de calle. Antes estuvo la recientemente fallecida Manuela Pavesi, estilista, y mano derecha de Miuccia Prada, que iba al trabajo con pijamas de seda y joyería vintage. Lo que se dice una señora.
Sea porque buscamos comodidad o porque la autopromoción online no deja lugar las camisetas de propaganda y los leggings descoloridos, las líneas de batas deluxe –también llamado loungewear o room wear– se multiplican como setas. Marcas como Poplin, Desmond & Dempsey, The three Graces, Yolke, Sundays London, After Party, The Sleep Shirt o Pour Les Femmes exploran concepto, pero el máximo exponente de la tendencia es F.R.S (For Restless Sleeper) de Francesca Ruffini. Esta italiana, esposa de Remo Ruffini, el presidente del grupo Moncler ha hecho del humilde pijama un inalcanzable objeto de deseo. Sus conjuntos de tres piezas han conquistado a Giovanna Battaglia, la estilista Viviana Volpicella o la bloguera Candela Novembre. Los saraos y los desfiles son su hábitat natural.
???? @bat_gio #frontrow Anna & Giovanna #FRS #forrestlesssleepers #pjs ❤️
Una foto publicada por F.R.S (@forrestlesssleepers) el
Ruffini mantiene que se pone en pijama en cuanto llega a casa, la que imaginamos es un lugar refinadísimo en Milán salido del rodaje de Io sono il amore. La empresaria, que ha contado que odia no verse elegante sea en la situación que sea, no encontraba ningún pijama que se ajustase a sus estándares, y se puso manos a la obra. Consultó archivos antiguos de los artesanos de seda en Como, Italia, de donde salieron sus refinados estampados y definió la silueta según fotografías de Greta Garbo y Sofía Loren. Cada conjunto se compone de unos pantalones, una camisa con botones y un top-sujetador de seda, que se combinan entre sí o por separado. También comercializa shorts a juego y batas hasta los pies que pueden ser llevar como vestido de noche. Ruffini describe sus prendas como fronterizas o limítrofes, ya son aptas para el asfalto, las sábanas, el sofá o el cóctel. La diseñadora sugiere combinar los pijamas con brazaletes y collares de cadena, al estilo de los años cuarenta, pero las starlets del street style los llevan de manera menos barroca: sólo los adornan con unas gafas de sol y un tacón. Este es un lujo asiático que no sale económico. Unos mil euros hay que pagar por el conjunto de tres piezas de F.R.S. Todo muy chic, pero por el momento habrá que conformarse con el esquijama de gatitos que nos trajeron los reyes.