La nueva forma de crear moda se llama ‘demi-couture’

Creatividad, sofisticación y ética sientan las bases de una forma de trabajar más sublime y responsable.

Alta costura con ética es lo que predica con su firma, creada en 2014, el holandés Ronald van der Kemp.

Sus nombres son sinónimo de sofisticación. Una nueva forma de demi-couture contemporáneo (y global): el holandés Ronald van der Kemp, la neozelandesa Maggie Hewitt (con su marca Maggie Marilyn) y el surcoreano afincado en Londres Rok Hwang (creador de Rokh) redefinen el concepto y lo adaptan a un nuevo marco en el que la ética importa tanto como la estética. Ellos escriben sus propias reglas, trabajan sin guion.

PIEZA A PIEZA


A sus 54 años, Ronald van der Kemp es un veterano en el mundo de la moda –...

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Sus nombres son sinónimo de sofisticación. Una nueva forma de demi-couture contemporáneo (y global): el holandés Ronald van der Kemp, la neozelandesa Maggie Hewitt (con su marca Maggie Marilyn) y el surcoreano afincado en Londres Rok Hwang (creador de Rokh) redefinen el concepto y lo adaptan a un nuevo marco en el que la ética importa tanto como la estética. Ellos escriben sus propias reglas, trabajan sin guion.

PIEZA A PIEZA

A sus 54 años, Ronald van der Kemp es un veterano en el mundo de la moda –trabajó en Bill Blass, asistió a Michael Kors en el ready-to-wear para Celine y sucedió a Alber Elbaz en Guy Laroche–, pero la firma que lleva su nombre, RVDK, nació en 2014 con un objetivo: redefinir el concepto de alta costura. «La hacemos arraigada en un fuerte sentimiento de nostalgia, un anhelo por aquellos días en los que la ropa expresaba la personalidad de una mujer glamurosa y fuerte». Con un vocabulario propio, lucha por cambiar lo establecido: «Me gusta hablar de armario, no de colección ni temporada. Ese concepto está obsoleto. Trabajo pieza a pieza, de forma intuitiva y sin un tema definido».

Desfile de Ronald van der Kemp o-i 2018-19 en París.Imaxtree

Se formó en la prestigiosa Gerrit Rietveld Academy of Art and Design de Ámsterdam, donde se hizo inseparable del dúo fotográfico Inez and Vinoodh. Mantiene su sede en la capital holandesa, aunque desde 2015 desfila en París reivindicando que la alta costura es «exclusividad, artesanía, intimidad y creatividad». Pero también compromiso: en sus talleres han trabajado refugiados sirios y africanos. «Es una forma de posicionarme a favor de la inclusión. Trabajando con ellos experimenté lo difícil que es encajar en un nuevo ambiente. Todos merecemos un lugar en este mundo», dice. Subraya que la ética mueve su negocio: «Para una marca nicho como la mía es crucial ser independiente. Los grandes grupos a menudo acaban con la artesanía y la creatividad. No estoy aquí por el dinero, sino por amor por la moda y la misión de trabajar de forma responsable».

Lisa Aiken vestida de Rokh.Getty Images

CONTRA EL PATRIARCADO

«Mi sueño es que Maggie Marilyn sea más que una marca. Que se convierta en un negocio que impulse una comunidad inclusiva de diseñadores, artistas, musas y ecoguerreros», afirma la neozelandesa Maggie Hewitt. Su entusiasmo está más que justificado: en 2016 lanzó Maggie Marilyn, un ready-to-wear que en su debut conquistó a Net-a-Porter por su sofisticación y la coló entre los finalistas del LVMH Prize 2017 (que ganó Marine Serre).

Rokh (r-o-k-h.com), la firma del surcoreano Rok Hwang, nació en Londres en 2016. El diseñador trabajó con Phoebe Philo en Celine y recupera el legado de su mentora con sus propuestas.

Ahora vende en Moda Operandi, Selfridges o Saks y acaba de llegar a Bergdorf Goodman. Todo, con solo 24 años. «También tenemos días duros: crear una compañía global para la que lo más importante son las personas y el planeta por encima de márgenes y beneficios no es fácil», argumenta. Opina que es necesaria una nueva visión de la moda, que «durante demasiado tiempo ha sido elitista y ha hablado de exclusividad». Hacer realidad «ese cambio que se necesita desesperadamente» conlleva que «hay que dar la mayor importancia a transparencia, inclusividad y comunidad».

Caroline Issa vestida de Maggie Marilyn.Getty Images

Eso no implica austeridad, sino conciencia. Para Hewitt, el compromiso va más allá de la teoría, supone una llamada a la acción: «Quiero que la moda sea parte de un movimiento que nos aleje del viejo mundo para crear uno nuevo. Que mi negocio se desarrolle de una manera que vaya en contra de los ideales que asociamos al patriarcado. Los jóvenes tenemos una nueva visión. El sistema actual no funciona, y echaremos a perder todo lo que tenemos si no hacemos girar la rueda del cambio».

Abrigo de la colección otoño-invierno 2018-19 de Rok Hwang.

PRECISIÓN Y DELICADEZA

Rok Hwang nació en Corea del Sur y cuando era un adolescente se fue a vivir con su padre a Austin, Texas. La música era su pasión, pero quería estudiar diseño en la londinense Central Saint Martins y de allí pasó a trabajar en Louis Vuitton y Celine, tras lo que, en 2016, decidió crear Rokh, su propia marca. «El núcleo de mi firma comienza con las mujeres. Queremos entenderlas y proporcionarles sentimientos íntimos y sensuales, pero también proyectar una fuerte cultura juvenil», subraya.

Desde su estudio en North London se ha abierto un hueco entre los ‘nombres a seguir’: en junio se llevó el Premio Especial del LVMH Prize 2018 (que ganó el japonés Doublet), y el jurado destacó que sus prendas tienen «una actitud sin pulir y detalles sensuales, que crean una elegancia única y familiar». Para muchos es el discípulo aventajado de Phoebe Philo –con quien trabajó tres años en Celine–, de quien aprendió que «son importantes la precisión y la delicadeza, pero sobre todo que hay que estar conectado con las mujeres reales». Las piezas de Hwang, estructuradas y sólidas, son un reflejo de su filosofía personal, sin alardes: «Creo ropa atemporal y sencilla, fiel a mi visión. Mi colección puede no ser para todo el mundo, pero quienes entiendan la estética no desearán tener demasiado ruido alrededor».

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