Isabel Jiménez: “Queríamos que Slowlove se posicionara en la moda sin ser la ‘marca de'”
La periodista fundó en 2015 con su compañera Sara Carbonero la firma, que desde este año forma parte de la compañía Tendam. Presentan su nueva colección, Dancing in the street, inspirada por la música y los años setenta.
Cuando la periodista de Informativos Telecinco Isabel Jiménez y su compañera de profesión Sara Carbonero crearon en 2015 su marca de moda, Slowlove, no imaginaban dónde iba a estar su empresa en 2021. “Empezamos siendo una tienda multimarca de firmas muy pequeñitas, cosas muy cuidadas, nosotras teníamos claro que en algún momento queríamos dar el salto y tener una marca propia, pero cuando eres tan pequeña nadie quiere fabricar 50 o 100 unidades para ti, te hacen poco caso, ese periplo como startup lo hemos sufrido”, re...
Cuando la periodista de Informativos Telecinco Isabel Jiménez y su compañera de profesión Sara Carbonero crearon en 2015 su marca de moda, Slowlove, no imaginaban dónde iba a estar su empresa en 2021. “Empezamos siendo una tienda multimarca de firmas muy pequeñitas, cosas muy cuidadas, nosotras teníamos claro que en algún momento queríamos dar el salto y tener una marca propia, pero cuando eres tan pequeña nadie quiere fabricar 50 o 100 unidades para ti, te hacen poco caso, ese periplo como startup lo hemos sufrido”, recuerda ahora, cuando sus prendas pueden adquirirse en las tiendas físicas de Cortefiel y han aumentado de forma considerable sus colecciones tras pasar a formar parte el pasado marzo de la compañía Tendam (que engloba Women’secret, Springfield, Cortefiel, Pedro del Hierro, Hoss Intropia, High Spitiri y Fifty). “Hemos tenido la suerte de poder quedarnos con la parte bonita, que pocos emprendedores pueden disfrutar, que es dedicarte a la dirección creativa, y la parte ya más de gestión la hace el grupo, que además pone a nuestra disposición toda su magnificencia multinacional para hacer colecciones más amplias”, subraya.
Jiménez y Carbonero acaban de presentar su última colección, Dancing in the street, inspirada en los años setenta y en canciones como la que han elegido para el nombre de Martha & The Vandellas; subrayan que lo suyo es “una filosofía de vida”. Esa es la aspiración que está detrás de Slowlove desde sus inicios, incide Jiménez: “Nosotras somos muy de filosofía de vida más que de tendencias. Por eso en esta colección nos apetecía jugar con el mundo de la música, nos la imaginábamos en Londres, con un punto underground, rockero, gamberro, pero al no poder ir allí por el tema del covid nos lo hemos querido traer a nuestros rincones de Madrid, esa casa que nos ha acogido a las dos, las zonas de La Latina y Malasaña, que nos encantan”.
En esta ocasión, las fundadoras y directoras creativas, que antes preferían permanecer en un segundo plano, se han convertido en las protagonistas de su propia campaña. “Nunca habíamos querido salir, precisamente para llegar a un punto como este, que la marca se consolidase al margen de quiénes éramos Sara y yo. Era inevitable que la gente supiera que estábamos detrás, pero queríamos que Slowlove se posicionara en la moda sin nuestra imagen, sin machacar con nuestra cara, que no fuera la ‘marca de’ y asociarla a un nombre conocido. Ahora, ya una vez establecida, para nosotras ser el altavoz de nuestra marca es el mayor orgullo y la mejor forma de defenderla”, explica Jiménez.
Porque su firma, sostiene, encarna sus principios: desde sus inicios la sostenibilidad ha sido central y Jiménez publicó el año pasado el libro Y tú, ¿qué harías para salvar el planeta? (Aguilar), donde aboga por la reducción del uso de plásticos y defiende la economía circular. “Cuando éramos una firma pequeñita yo prefería que la prenda llegara arrugada a que llegara en plástico, hay que pensar en cómo eliminar todo el plástico innecesario de nuestra vida”, afirma, “y Tendam está teniendo una revolución en ese sentido, ha apostado por Slowlove como marca sostenible y, por ejemplo, sus maniquíes son de material reciclado”. El último pequeño paso en este sentido de la firma consiste en que a partir de noviembre sus bolsas en las tiendas serán producidas con papel con certificación PEFC.
Jiménez recuerda que al comenzar lo más complicado fue encontrar fabricantes que cumplieran con los estándares que se marcaron: “Nos costó mucho dar con una fábrica que tuviera todos los sellos europeos que certificaban que todo lo que salía de allí era sostenible, pero dimos con ella en Barcelona, encontramos ese compañero de viaje que nos hizo caso. Eso es lo más importante, encontrar quien te escuche siendo una marca pequeña, o si eres un gigante tener la responsabilidad de decirles a tus proveedores y a tus fábricas los cánones y los objetivos que tienen que tener encaminados hacia la sostenibilidad”.
Dentro de esa apuesta por la sostenibilidad, la innovación en cuanto a materiales es una de las premisas de su nueva colección: tejidos orgánicos que evitan el uso de pesticidas o fertilizantes químicos, viscosa de origen botánico y poliéster reciclado. ¿Es posible dar otra visión de ciertos materiales? “La tecnología juega a nuestro favor, hay unos avances brutales en cuanto a innovación, fabricación de hilaturas… Todas las fábricas que se dedican a tejidos sostenibles están en esa línea. Si tú apuestas por la sostenibilidad no hay mayor satisfacción que darle más vidas a algo usado”, argumenta Jiménez. La investigación también se aplica a los procesos utilizados para trabajar con tejidos como el denim, al que someten al sistema de lavado Responsible Wash: “Empleamos una técnica que reduce todo el consumo de agua al mínimo imprescindible, quitamos químicos del proceso… Evidentemente, los jeans no son las prendas más sostenibles, pero seguimos el ejemplo de Stella McCartney, que ha ido a la vanguardia en el tema, la tildaban de loca porque era pionera en esto y ahora tiene una de las líneas de vaqueros más espectaculares y sostenibles”.
Ese es precisamente el camino que Jiménez y Carbonero esperan seguir con Slowlove. “Ojalá dentro de veinte años pueda decir que tenemos un departamento de investigación de materiales propio, pero por ahora nuestro trabajo es hacer el proceso creativo y saber seleccionar las fábricas que cumplen todos esos requisitos que ponemos, que son las que van por delante en investigación”, dice Jiménez. Poco a poco, asegura, les gustaría ir ampliando su catálogo, incluso volviendo a sus orígenes, cuando hacían ediciones limitadas de “bolsos artesanos en un taller de Madrid o cerámica con un alfarero de Almería, todo muy manual”, recuerda la cofundadora. De momento cuentan con una línea infantil (“Nos apetecía por los cuatro niños que tenemos Sara y yo, moda para ellos sostenible y con nuestra filosofía de vida”) y más adelante les gustaría ampliar ese universo: “Podemos crear accesorios, jabones, cerámica como al principio… Todo volverá, pero de momento llevamos solo dos colecciones con Tendam, queremos consolidar la marca dentro del grupo”.