El poderoso mensaje antirracista que esconde el abrigo camel de Kamala Harris
Más que un abrigo, es una declaración de intenciones: Pyer Moss, la firma del diseñador Kerby Jean Raymond, es un símbolo del antirracismo y el poder de la comunidad afroamericana.
«No se trata de moda, se trata de valores», tuiteaba hace unas horas la editora de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, al ver el atuendo que había lucido Kamala Harris para acudir al homenaje por las víctimas del Covid. La elección de la vestimenta de mandatarias y Primeras Damas nunca está (o no debería estar) fundamentada únicamente en cuestiones estéticas, pero la opción de Harris va mucho más allá; dice a gritos de qué lado está.
La Vicepresidenta de los Estados Unidos llevaba un abrigo camel...
«No se trata de moda, se trata de valores», tuiteaba hace unas horas la editora de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, al ver el atuendo que había lucido Kamala Harris para acudir al homenaje por las víctimas del Covid. La elección de la vestimenta de mandatarias y Primeras Damas nunca está (o no debería estar) fundamentada únicamente en cuestiones estéticas, pero la opción de Harris va mucho más allá; dice a gritos de qué lado está.
La Vicepresidenta de los Estados Unidos llevaba un abrigo camel; a simple vista, mucho más sencillo y discreto que el de Jill Biden, con abrigo morado. El relato cambia al saber que la prenda la firma Pyer Moss, quizá la enseña más abiertamente activista del panorama actual. Probablemente solo baste decir que fue la marca que escogió Angela Davis para aparecer en la portada de la edición americana de Vanity Fair el pasado septiembre.
Kerby Jean Raymond, alma máter de Pyer Moss, no es ningún diseñador emergente. Fundó su firma en 2013, pero se podría decir que este año, por fin, se ha escuchado su mensaje. Desde que comenzó a diseñar, sus colecciones se han inspirado en una temática clara: la construcción de la identidad afroamericana y el racismo estructural e histórico que sufre los Estados Unidos. De ahí que saltara a la fama (minoritaria) con un desfile-denuncia inspirado en el asesinato de Eric Garner a manos de la policía y que se convirtiera en uno de los creadores más prometedores con colecciones, a modo de trilogía, que reflexionaban sobre la importancia de las narrativas afroamericanas en la cultura popular y su invisibilización a manos del mainstream. De ahi que, aunque se reconociera su talento, Pyer Moss fuera una opción ‘molesta’ en lo que a apariciones públicas se refiere. Jean-Raymond, por su parte, nunca se dejó amedrentar para ganar adeptos: se ha quejado del racismo inherente en ciertas entrevistas (que asociaban prejuiciosamente su raza con el hecho de hacer prendas deportivas) y escribió una carta abierta a la revista Business of Fashion quejándose de sus premios, que reivindicaban una diversidad absolutamente fingida y basada en estereotipos.
Pero llegó la pandemia, y cuando muchas marcas (algunas, con más fondos que la suya) se replegaron y desaparecieron del mapa alegando pérdidas, Pyer Moss lanzó ‘tus amigos en Nueva York’, una iniciativa comunitaria que aprovisionaba con mascarillas a quien lo necesitara y apoyaba a los pequeños negocios afroamericanos durante los meses de confinamiento. Después llegarían las protestas de Black Lives Matter, o lo que es lo mismo, ese momento en el que la moda se dio cuenta de que ya no podía dar más la espalda ni a la diversidad ni las firmas que practican el activismo. En septiembre, Pyer Moss recibía el premio anual que otorga el CFDA (Consejo de diseñadores norteamericanos) a diseñador del año; junto a él, Telfar Clemens y Christopher John Rogers, que practican un discurso similar. Como era de esperar dada la lógica de los tiempos, ahora Jean-Raymond, además de ejercer como director creativo de Reebok, acaba de firmar con todopoderoso grupo Kering (dueño de Gucci o Balenciaga, entre otros) para expandir la iniciativa ‘Tus amigos en Nueva York’ a distintas causas sociales de todo el mundo.
Mucho se ha hablado en estos últimos días de la portada de Kamala en la edición americana de Vogue. Con una pose absolutamente natural y luciendo sus emblemáticas Converse, el debate residía en si esa naturalidad extrema era o no pertinente en dicho contexto. Por otro lado, para algunos, la opción de que Harris se atreviera en algún momento con Pyer Moss siempre ha estado sobre la mesa. Con ello soñaba, por ejemplo, el editor de moda Pam Boy hace unos meses. Ya lo ha hecho. A su lado, Jil Biden, con un abrigo morado (uno de los colores del sufrafismo) firmado por Jonathan Cohen, diseñador neoyorquino cuyo trabajo se fundamenta en el upcycling (reciclae de tejidos). Por si no quedaba lo suficientemente claro, el modelo se llama ‘Unity’. No, la moda no es solo moda. Un par de abrigos bien escogidos pueden decir más que ciertas proclamas escritas.