El bolso de la temporada nos recuerda que la vida puede ser tan emocionante como un parque de atracciones

Ashley Munns conoce muy bien la energía electrizante que late en los parques de atracciones. La directora creativa creció en Florida, cuna de Disneyworld, ese universo metálico y adrenalínico en el que pasó muchos de sus veranos de la infancia. Atrapada en el ritmo de cada una de las atracciones: las curvas, los giros, la velocidad, la caída libre… Hechizada por los gritos desatados, las carcajadas nerviosas y todas esas caras y melenas desencajadas de los que vuelven a pisar tierra sin saber muy bien qué acaba de suceder. Porque toda esa euforia y barullo está en el nuevo mundo que junto a su compañero, el fotógrafo británico Grant James-Thomas, han construido para la nueva campaña de BIMBA Y LOLA. ¿Quién dijo que una foto era un instante congelado?

En esta nueva entrega de The Garden Club, el dúo de creativos nos traslada a este vibrante edén retro-tech, un jardín repleto de atracciones coloristas y barracas de luces psicodélicas y salchipapas que habita en cualquiera de nuestros recuerdos. Con una excepción: aquí no hay que estirarse ligeramente para dar la altura y cruzar la barrera–¿podría considerarse el primer rito de iniciación adulta?–, tenemos acceso directo y los bolsillos llenos de fichas para probarlo todo: cortar el viento en las sillas voladoras, saltarnos las normas en los coches de choque o salir volando con un puñado de globos. Pero, sobre todo, BIMBA Y LOLA nos invita a salir al aire libre en una campaña que, en términos estilísticos, es una bocanada de aire fresco.

Del mismo modo que Ashley Munns y Grant James-Thomas se encargaron de poner en contexto la primera riñonera Pocket de la firma en un verano de espíritu olímpico –la moda necesita tanto de la persona como el espacio para ser algo más que ropa–, el auténtico protagonista de esta nueva aventura es la última silueta de la línea: el nuevo Tote Pocket Bag. Un bolso de medidas precisas que conjuga el sentido utilitario de sus ya icónicos bolsillos con la estética irreverente y sarcástica de la firma gallega, reinventándose en diferentes tejidos, colores vibrantes y estampados animales o de trazos urbanos. En otras palabras: un aliado 24 horas en el que no solo cabe todo lo que necesitamos en nuestro día a día, es un bolso camaleónico con la capacidad de acompañarnos en nuestra rutina y de recordarnos que también es necesario escapar de ella. Las ferias, los parques, las discotecas… le sienta bien cualquier contexto.

Con una campaña con ecos a Kids y Adventureland, BIMBA Y LOLA nos presenta una colección de códigos college y naturalista que nos reta a burlar y entremezclar todos los límites (gravedad incluida) para volver, simplemente, a divertirnos con la ropa. Como niños. Las corbatas, las camisas y los mocasines se sacuden toda la formalidad institucional para saltar a la calle, entremezclándose con vaqueros y joggers de medidas generosas y cazadoras y tops que se abrazan al cuerpo y descubren la piel.

La naturaleza brota salvaje en las prendas: las flores, de todas las especies y colores, tiñen una propuesta protagonizada por patrones delicados que caen sobre el cuerpo como un manto y tejidos naturales como sedas, lanas y terciopelos. La firma incluso le ha devuelto la dignidad a los insectos, con una selección de bisutería atrevida y colorista, repleta de escarabajos lisérgicos y mariquitas de la buena suerte. Solo queda decidir si estamos preparados para montarnos en este viaje. Las herramientas (y el Tote Pocket Bag) ya lo tenemos.