Eh, famoso, su hijo me roba el trabajo

Las críticas de nepotismo afloran en la industria de la moda después de que el hijo de los Beckham, de 16 años, haya fotografiado la última campaña de la fragancia de Burberry.

Getty

Ya ha salido en la portada de cuatro revistas de moda (entre ellas Teen Vogue e Interview), ha posado para un editorial del suplemento de estilo del New York Times, cobró lo suyo por protagonizar la campaña primavera verano de la firma Reserved y ahora puede añadir a su currículo ser el fotógrafo de la campaña de Brit, la próxima fragancia de Burberry. Y sólo tiene 16 años.  Él es Brooklyn Beckham, primogénito de David y Victoria Beckham, un chaval que acumula seis millones de seguidores en Instagram y que está sacando rédito a esto de ser influyente en las redes soc...

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Ya ha salido en la portada de cuatro revistas de moda (entre ellas Teen Vogue e Interview), ha posado para un editorial del suplemento de estilo del New York Times, cobró lo suyo por protagonizar la campaña primavera verano de la firma Reserved y ahora puede añadir a su currículo ser el fotógrafo de la campaña de Brit, la próxima fragancia de Burberry. Y sólo tiene 16 años.  Él es Brooklyn Beckham, primogénito de David y Victoria Beckham, un chaval que acumula seis millones de seguidores en Instagram y que está sacando rédito a esto de ser influyente en las redes sociales.

Que él retransmitiera en directo cómo fotografiaba la sesión de fotos del perfume el pasado fin de semana fue una jugada maestra de promoción de la firma británica. Una decisión comercial que no ha gustado a los especialistas del gremio. The Guardian se ha hecho eco del malestar y de las críticas de «nepotismo» e intrusismo de varios reputados fotógrafos. Chris Floyd, retratista de Paul McCartney o Stephen Fry, si bien destacó «la jugada inteligente» de la firma británica, denunció que «él no ha hecho nada para ganárselo». Jon Gorrigan, fotógrafo de Esquire, Grazia o el Observer, destacó que la sesión seguramente estaría preparada para que Beckham sólo tuviese que apretar el disparador. «Obviamente no iluminará, no tendrá ni idea de los programas, las cámaras o de Photoshop. Debía estar tan bien asesorado, con los mejores maquilladores, las mejores modelos y el mejor equipamiento, así que seguramente no se corrió ningún riesgo», destacó al diario británico.  «La gente con poca información pueden tener grandes resultados con un filtro de Instagram. La industria es así, un poco injusta en todas sus áreas», lamentó.

A tenor del resultado visto en las redes, la sesión fue sobre ruedas:

¿Se merecía un chaval que todavía sigue en el instituto el privilegio de fotografiar una campaña de moda de primer orden? Christopher Bailey, director creativo de Burberry asegura que sí. «Brooklyn tiene buen ojo para las imágenes y su trabajo en Instagram funciona a la perfección como plataforma para enseñar su trabajo. Su estilo y actitud son exactamente lo que queremos para capturar el espíritu de esta nueva fragancia». Bailey no engaña. La fragancia está destinada a la gente joven y los seguidores del mayor de los Becks lo son. Conseguir, gratis, un impacto de 6 millones de pares de ojos conociendo el lanzamiento de un perfume es una golosina para una marca. Los Beckham son un negocio y Burberry lo sabe. Cuando la firma fichó a Romeo (el segundo de los cuatro hermanos) para el anuncio de su campaña de Navidad, consiguieron 11 millones de visualizaciones del vídeo en sólo 48 horas. Los expertos calculan que si también se hiciese modelo la más pequeña de la tribu, Harper (4 años), podría llegar a ganar 40 millones de euros.

¿Sabe de fotografía Brooklyn Beckham? Puede, pero en este escenario qué más da. Hace unos meses anunció sus intenciones de estudiar fotografía artística cuando acabe el instituto y en su cuenta de Instagram no se cansa de probar su interés por todo tipo de cámaras. Por lo demás, el mayor de la prole hace lo que todo adolescente hijo de famoso: colgar selfies en jets privados, fardar de su poderío con el skate o codearse con otros cachorros conocidos, como Rocco, hijo de Madonna y Guy Ritchie. Le va la fama. Buena prueba son sus colaboraciones en tono cómico con publicaciones de moda, donde protagoniza vídeos en los que ¿bromea? con el alto estima que tiene hacia sí mismo (Tom Sykes, del Daily Beast, escribió después de ver este vídeo: «Es imposible no quedarse con la impresión de que Brooklyn Beckham piensa que Brooklyn Beckham es lo mejor que le ha pasado al mundo después del pan de molde»).

Arrogancia (o ironía) aparte, no sólo hay denuncias de intrusismo de celebrities entre el sector de la fotografía. Las quejas de otras modelos por la incursión de Gigi Hadid  y Kendall Jenner en los calendarios de las grandes pasarelas (ya superadas) fueron más que notorias hace un par de años. Los lamentos del gremio andan dormidos, resignados con el nuevo panorama de ‘hijos de’ y ‘hermanos de’ copando el marketing del gremio. Lily Rose Depp (hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis) tiene campaña de Chanel y portada en la revista Love. Bella Hadid (hermana de Gigi) ya ha desfilado para Chanel. Jaden Smith, hijo de Will Smith y Jada Pinkett, aparece en la última campaña de Vuitton. Kaia Gerber (14 años), miniyo de Cindy Crawford, acaba de firmar su primera gran campaña de moda. Dylan Lee (18 años), hijo de Pamela Anderson y Tommy Lee, pone rostro a la última campaña de Saint Laurent. La invasión de los ‘hijos de’, con sus millones de seguidores a cuestas, es un hecho.

La periodista Jess Cartner-Morley llama a todo esto la invasión de «la nueva aristocracia»: «Las Kardashian-West, los Beckham, los Osbourne. El polvo de estrellas ha cristalizado en un poder real, con padres famosos capaces de entregar asientos de primera fila en la semana de la moda y contratos de modelaje lucrativos a su próxima generación, igual que la aristocracia de antaño legaba títulos y pinturas al óleo». Brangelina, a qué esperáis. Aquí hay negocio para rato.

Luv ya @victoriabeckham

Una foto publicada por Brooklyn Beckham (@brooklynbeckham) el

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