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Diademas: de elección ñoña a complemento esencial este otoño

Las diademas han abandonado su acepción preppy para convertirse en imprescindibles de la temporada; ahora emulan a los tocados y se llevan a diario...

Las diademas se han convertido en un tocado para llevar a diario. Dan fe de ello Vika Gazinskaya (a la izda.), con un vestido de su firma homónima, o una de las últimas propuestas de Ritavon (45€): una cinta hecha a mano en España y rematada en un nudo que aporta volumen.
Las cintas en el pelo (preferiblemente en acabado satinado y con relleno) son hoy imprescindibles en las imágenes de street style. Se llevan indistintamente sobre la melena suelta o acompañando a coletas y recogidos.
Para rematar un look de invitada o para lucir cualquier día, triunfan también los diseños grandilocuentes, a medio camino entre la diadema y el tocado. Maya Hawke (la ubicua hija de Ethan Hawke y Uma Thurman) ha sido de las últimas en colocarse una diadema para elevar la estética del vídeo de su último single, To love a boy.
Pero al César lo que es del César y a Miuccia Prada el crédito de esta tendencia. Ella fue la primera en sacudirle el deje ñoño al accesorio al utilizarlo para rematar los looks de su colección primavera-verano 2019. La italiana ha sido la responsable de un furor que ahora invade las calles.
El modelo de Prada, con volumen extra, se colocó sobre melenitas a lo Rosemary. Tras agotarse en un primer momento, hoy puede comprarse en cualquier punto de venta de la casa italiana (190€).
En este revival del accesorio probablemente tenga algo de culpa Gossip Girl (2007), que acaba de confirmar su reboot para el año que viene, de la mano de HBO. En la serie, Blair Waldorf y sus acólitas utilizaban sus diademas como tiaras modernas, como símbolo de poder.
Aunque nadie como Josefina Bonaparte para personificar esa alianza entre diadema y poder: "La tiara es un ancestral símbolo de triunfo, una demostración de fuerza. Fue uno de los instrumentos que Napoleón y su esposa emplearon para legitimar su posición", explica la directora de patrimonio de Chaumet, Claire Gannet. Tras siglos en desuso, la francesa fue la responsable de su resurgir en el neoclásico, que rescata la estética del mundo antiguo.
La pasión por el brillo que perdía a Josefina sigue plenamente vigente hoy: las tiaras de diamantes vuelven a encontrar mercado gracias a la polarización de la riqueza. “Hace poco encargaba su segunda diadema una de nuestras clientas de Hong Kong; piensa ponérsela en la próxima reunión de su junta directiva, como señal de poder”, cuentan a S Moda desde la maison Chaumet. En las calles, las versiones con strass proliferan en cadenas como Zara (foto centro), que propone maximalismo (17,95€).
El carácter naif de la diadema se explica en parte por su uso para accesorizar uniformes de colegialas. Como las protagonistas de Clueless (1995).
La otra parte de ese deje infantil llega heredada de los años sesenta, cuando la diadema (mejor con lazo) era un complemento ineludible. Entonces Twiggy o Mary Quant rompían con la estética de sus progenitores con un estilo que se convertía en una oda a la juventud: faldas cortas, zapatos con pulserita, maquillaje centrado en los ojos...
A la izquierda, Catherine Deneuve en 1962, haciendo alarde de ese matiz ingenuo y aniñado. A la derecha, una de las diademas de Sfera (3,5€) a la venta esta temporada.
En los primeros dosmiles, en esos en los que las clientas de la estilista Rachel Zoe hacían viral el término 'boho chic', las diademas vivieron otro lapsus de esplendor. En la foto, desde la izda., Mary-Kate Olsen (2007), Lindsay Lohan (2006) y Mischa Barton (2006).  
El accesorio ha sido un habitual en las colecciones para este otoño-invierno 2019/20. En la imagen, desde la izda., Alexander Wang, Simone Rocha, Stella Jean y Balmain.
La tiara remonta sus orígenes a las culturas grecorromanas. “Adornadas con diademas (de flores o frutas), las estatuas de este periodo dan testimonio de su vínculo con lo divino”, explica Gannet. “Pero tras celebrar a grandes pensadores y artistas pierde su brillo con la caída del imperio bizantino
y el triunfo del cristianismo. El hombre vuelve a ser un simple mortal del que se espera humildad”. En Zara, a la izda., hoy triunfan con brillo (17,95€); Lucrecia de Médici la llevaba con perlas en el siglo XVI; y la modelo Giedre Dukauskaite, con conchas, durante la semana de la alta costura el pasado mes de julio.
Una de las propuestas de Uterqüe (49€): con pequeñas perlas a modo de tachuelas.
Las alternativas disponibles en Ritavon (10€) son infinitas.
En los años veinte las tiaras se dan la vuelta y se llevan sobre la frente. Su requisito más demandado: el brillo. Este podía deberse a los diamantes o a los cristales, que hacían furor por entonces gracias a los destellos disponibles al mejorar su corte. En El gran Gatsby de Baz Luhrmann (2013, dcha.), Carey Mulligan tuvo la suerte de llevar varias piezas que Tiffany & Co. creó para la ocasión, inspirándose en su archivo.
Lady Di jugó como pocas con las posibilidades que le regalaba la diadema. Desde modelos clásicos que utilizaba para rematar sus estilismos a cintas de deporte para esquiar en Suiza. También tiró de joyero real y, como las flappers, dio la vuelta a varias tiaras y las llevó sobre la frente.
A la izda., Zara (17,95€) y, a la dcha., Dolce & Gabbana en su desfile otoño-invierno 2019/20. Ambos coinciden en su apuesta por el terciopelo.
Los diseños de Cherubina (55€) sirven para elevar un look de invitada. La marca española también se decanta por el terciopelo para otoño.
Muy especiales son las creaciones de Verbena Madrid, una marca que nacía por la necesidad de compartir “el valor de cada artesanía local”, según explicas sus creadoras Cristina Criado y Carmen García.
Las piezas de la firma española se realizan a mano en su taller madrileño. Cada una puede requerir de hasta 12 horas de trabajo artesano.
El accesorio ha llegado para quedarse. Las protagonistas de la nueva versión de Mujercitas anticipan que las flores podrán tener un papel fundamental en los próximos meses.
La firma española Papiroga (105€) ya apuesta por ello. Sus diademas inspiradas en Ada Lovelace, en el plexiglás con el que confeccionan todas sus piezas, son una versión contemporánea de la corona de flores del siglo XIX.
En versión XL e inspirada en Frida Kahlo: diadema de tela de inspiración floral de la marca española Mibúh (79€).
Mas flores a la cabeza para la próxima temporada: ya se avistan en las colecciones crucero 2020 de casas como Antonio Marras (en la imagen), Erdem o Zimmermann.