Así se fabrica el Balloon, un bolso llamado a ser un nuevo icono del diseño
El director creativo de Loewe, JW Anderson, reivindica y recupera las técnicas artesanales y el saber hacer de los talleres españoles para crear sus propuestas superventas.
Nació en Irlanda del Norte hace 36 años (es técnicamente millennial) y, sin embargo, su mayor empeño es impulsar la centenaria artesanía española. No ya perpetuarla, sino exportarla al mundo entero como patrimonio cultural, convertirla en objeto de deseo y en motor para la mano de obra local. Como queriendo resucitar el movimiento Arts & Crafts del siglo XIX, pero en plena revolución digital y desde una fábrica de ropa y complementos en Madrid, la de Loewe Jonathan William Anderson se ha convertido el ‘niño prodigio’ de la moda que capitanea el buque insignia del lujo patrio desd...
Nació en Irlanda del Norte hace 36 años (es técnicamente millennial) y, sin embargo, su mayor empeño es impulsar la centenaria artesanía española. No ya perpetuarla, sino exportarla al mundo entero como patrimonio cultural, convertirla en objeto de deseo y en motor para la mano de obra local. Como queriendo resucitar el movimiento Arts & Crafts del siglo XIX, pero en plena revolución digital y desde una fábrica de ropa y complementos en Madrid, la de Loewe Jonathan William Anderson se ha convertido el ‘niño prodigio’ de la moda que capitanea el buque insignia del lujo patrio desde 2013. Desde su nombramiento como director creativo ha tomado un rumbo vanguardista sólo en la forma, porque en el fondo se ha aferrado más que nunca al pasado, al trabajo manual que está en su origen y que caracteriza la factura de todos sus productos.
En siete años bajo la batuta de Anderson, la firma ha creado revolucionarios modelos de bolsos como el Puzzle, pero también ha recuperado técnicas ancestrales a través de colaboraciones con artesanos de distintas regiones, desde el taller de mantas de Ezcaray hasta los cesteros de Galicia. “De niño, mi abuelo me llevó a la fábrica donde trabajaba para enseñarme cómo serigrafiaban la tela de camuflaje del ejército británico. Me quedé fascinado con el acto de hacer”, cuenta el norirlandés quien se quedó fascinado desde el primer momento por el know how de los artesanos de la firma fundada por Enrique Loewe Roessberg. Gente como Paco Guzmán, el hombre que puede ver bajo estas líneas, que empezó en la empresa cuando solo tenía 15 años.
“Empecé como aprendiz cuando el taller todavía estaba en el centro de Madrid y fui pasando por todas las categorías hasta oficial de primera. Cuando hicimos el cambio a la fábrica de Getafe, mis superiores me dieron la oportunidad de hacerme encargado de sección durante un año, que finalmente se prolongó durante cuatro años más. En el año 2004 empecé a trabajar como modelista con los diseñadores de LOEWE que había en aquel momento, sacando los modelos y desarrollando las primeras maquetas para las diferentes colecciones hasta el año 2018, que fue cuando empecé una andadura nueva”. El cambio fueron los famosos talleres de desarrollo de JW Anderson, donde se investiga, se experimenta y se le da vueltas a las posibilidades creativas de los materiales para generar iconos como el nuevo bolso insignia de la casa, el Balloon, que está llamado a ser un auténtico best-seller y cuya confección supervisa Guzmán. “Estoy llevando a un grupo de 24 prototipistas, que son los que hacen las maquetas para presentarlas de cara a las colecciones de LOEWE”.
Loewe se caracteriza por crear bolsos cuyo diseño es tan redondo que acaban convirtiéndose en iconos. De la etapa de JW Anderson en la firma cabe destacar el éxito del mencionado Puzzle, su primera creación más aclamada, la reinterpretación del Amazona, un reto que resultaba muy difícil ya que estamos hablando de un clásico español con una enorme base de fans y el reciente éxito del Gate, una sencilla media luna con un cierre mágico con nudo en la solapa.
La propuesta más reciente de la casa es el bolso Balloon, que, como todos estos modelos, tiene ese aura inconfundible de los diseños que están llamados a perdurar. Es un bolso peculiar en cuanto que significa la reinterpretación de un clásico como es el bolso saco pero con una pureza de líneas y una sofisticación que reside en una complejísima de conseguir. Por un lado está el reto de conseguir una estructura cilíndrica perfectamente ensamblada en la que las dos pieles utilizadas en su construcción son vistas por sus dos caras, exterior, también conocido como lado flor, e interior. Todos los modelos a los que se da salida internacionalmente se fabrican en los talleres de Aravaca, cuna del Made in Spain característico de Loewe.
“España es diferente de otros países europeos porque sus regiones son muy diversas y tienen una riquísima herencia artesanal: madera, terracota, loza… Objetos que llevan siglos produciéndose exactamente de la misma manera. Fabricar bolsos en España es muy distinto de hacerlo en Francia o Italia. Las manos son diferentes”, dice JW Anderson. Habla de manos como las de Paco Guzmán.