Breve historia del ‘pea coat’, el abrigo marinero que siempre está de moda
A menudo las prendas que más generaciones han resistido nacieron para el trabajo y se popularizaron en la guerra. Hoy este abrigo corto de lana es el más repetido en los desfiles de las grandes marcas de moda.
El lunes 29 de enero de 1962 una multitud se reunió para asistir a la presentación de la primera colección de Yves Saint Laurent en el número 30 bis de la rue Spontini de París. Allí estaban, entre otras, la condesa de París, la princesa Ana, la baronesa de Rothschild, el maestro del ballet Roland Petit y su mujer la bailarina clásica Zizi Jeanmaire, la modelo Geneviève Fath (que había sido secretaria de Gabrielle Chanel) y la escritora de la Nouvelle Vague Françoise Sagan, un público tan selecto como atento a...
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El lunes 29 de enero de 1962 una multitud se reunió para asistir a la presentación de la primera colección de Yves Saint Laurent en el número 30 bis de la rue Spontini de París. Allí estaban, entre otras, la condesa de París, la princesa Ana, la baronesa de Rothschild, el maestro del ballet Roland Petit y su mujer la bailarina clásica Zizi Jeanmaire, la modelo Geneviève Fath (que había sido secretaria de Gabrielle Chanel) y la escritora de la Nouvelle Vague Françoise Sagan, un público tan selecto como atento ante el debut en solitario del entonces llamado “principito de la moda”. Y salió la primera modelo.
“La colección se resume en la primera pieza presentada: un chaquetón azul marino combinado con pantalones blancos, cuya sencillez y espíritu recuerdan a Chanel”, explican desde el Museo Yves Saint Laurent. Efectivamente, el abrigo marinero -llamado “pea coat”- fue la primera pieza que el maestro presentó bajo su propio nombre.
Inspirado en la moda masculina, el chaquetón era un abrigo de lana gruesa que llevaban los marineros para protegerse del frío. La forma sencilla de esta práctica prenda esculpía la silueta y, tal y como destacan desde el museo, el hecho de que no fuera ajustado y cubriera las caderas lo hacía ideal para las mujeres que aún no se atrevían a usar pantalones, que acentuaban la forma femenina. Este conjunto (tan icónico que en la colección para la primavera de 2022 la firma lo recuperó y lo sacó a pasarela con la modelo Audray Marnay) allanó el camino para el estilo característico de Yves Saint Laurent, que en numerosas ocasiones tomó prestadas algunas prendas de la moda masculina para hacer que las mujeres se sintieran cómodas y seguras.
Sesenta y dos años después Etro, Bottega Veneta, Ferragamo, Gucci, Max Mara, Tom Ford, Emporio Armani o Prada han incluido entre sus propuestas nuevas versiones de este abrigo marinero, más o menos largo, con botones dorados llamativos o más discretos, más entallado o más holgado, pero del todo reconocible, lo que no solo lo confirma como un clásico atemporal sino también como una pieza de futuro: todos ellos aparecen en las colecciones para el otoño / invierno de 2024 - 2025.
Del mar y para la guerra
El pea coat (llamado caban en Francia) es una de esas tantas prendas que nacieron para el trabajo y en la guerra (la lista continúa con la gabardina, los vaqueros, las botas militares o la “blazer”), y que ha atravesado el tiempo impregnándose de distintas subculturas, generaciones y connotaciones. El mérito de inventarlo se le atribuye al pueblo comerciante y marinero por excelencia, los holandeses, allá por el siglo XIX, y se cree que el nombre del chaquetón pea coat viene de la palabra “pijjakker”: “pij” es una tela robusta de lana azul y “jakker” es un abrigo corto.
Si los holandeses lo crearon, los británicos lo lo integraron como uniforme naval y así fue como dio el salto a EE.UU. El denominador común fue la necesidad de una prenda exterior duradera que pudiera soportar la fuerte lluvia, el viento y las frías temperaturas que normalmente se experimentan en el mar y así es como el abrigo marinero se convirtió en la prenda exterior naval más popular debido a su durabilidad y resistencia.
El abrigo, cuya silueta ha sufrido algunos cambios a lo largo de su historia pero continúa siendo del todo reconocible, se acortó para dar mayor libertad de movimiento a las piernas de los marineros que lo usaron por primera vez, hombres conocidos como “reefers”, encargados de desplegar velas y trepar a los aparejos del mástil de un barco. La parte delantera estaba cruzada con ocho o diez botones (a menudo sellados con la silueta de un ancla) y estaba diseñada para abrocharse fácilmente. Tenía un tipo de cuello llamado “ulster”, que protegía el pecho y el cuello del viento, la sal y el agua, y los bolsillos laterales verticales permitían calentar las manos cómodamente.
El chaquetón se abrió paso en tierra después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los excedentes de ropa militar abundaban, y poco a poco se encaminó a convertirse en una pieza de moda. En los años cincuenta los beatniks adoptaron el pea coat como uniforme y la contracultura hippie lo miró con buenos ojos en los sesenta, justamente al mismo tiempo que Saint Laurent le dio su gran oportunidad al presentarlo en París como la primera prenda de su primer desfile bajo su propia marca, y abrirlo al público femenino. En los años 70 el chaquetón marinero ganó fama y estilo, con referentes como Robert Redford en la película Los Tres Días del Cóndor y Ali McGraw en Love Story.
Tuvieron que pasar dos décadas más para que el chaquetón marinero adquiriera el sello definitivo de prenda deseable y aquello fue gracias a la modelo británica Kate Moss, que alrededor de 2010 lo convirtió en su uniforme de vaqueros pitillo y botas planas. El peacoat afianzó su estatus de básico entre las que saben de moda cuando la exdirectora del entonces llamado Vogue Paris, Emmanuelle Alt, comenzó a aparecer en las fotografías de street style de la semana de desfiles parisina vistiendo uno y hoy, cuando la moda está empeñada en recuperar todas las prendas que marcaron el inicio del milenio, vuelve a escribir un nuevo capítulo de su resistente vida.