Cómo unas medias de zorritos han debilitado la todopoderosa imagen de Anna Wintour
La directora de ‘Vogue’ y varias subordinadas de Condé Nast, en la diana de las críticas por haber cuestionado el estilo de Radhika Jones, la nueva directora de ‘Vanity Fair’.
Unos leotardos con estampado de zorritos tienen la culpa. ¿Puede una simple prenda exponer las debilidades de un gremio acusado de vivir ensimismado en su burbuja y rendido a la apariencia física? A tenor de los 100.000 resultados que da el episodio de las ‘medias de zorritos en Vanity Fair’ en Google, el debate está servido. Una anécdota «que ha expuesto las flaquezas de la moda», según las propias palabras de Misty White Sidell. La editora de accesorios de...
Unos leotardos con estampado de zorritos tienen la culpa. ¿Puede una simple prenda exponer las debilidades de un gremio acusado de vivir ensimismado en su burbuja y rendido a la apariencia física? A tenor de los 100.000 resultados que da el episodio de las ‘medias de zorritos en Vanity Fair’ en Google, el debate está servido. Una anécdota «que ha expuesto las flaquezas de la moda», según las propias palabras de Misty White Sidell. La editora de accesorios del WWD ha sido la encargada de vocear en la publicación para la que trabaja un escándalo a la altura del guión de El diablo viste de Prada.
Todo empezó la semana pasada, cuando Radhika Jones acudió a las oficinas de Condé Nast para presentarse como nueva directora de la edición estadounidense de Vanity Fair. Jones, graduada en Harvard y con un doctorado de literatura comparada en Columbia, sustituirá al mítico Graydon Carter, director de la revista desde 1992, que ya anunció su intención de retirarse el pasado mes de septiembre al cumplir 25 años al frente de la revista. La nueva editora, de 44 años, proviene de The New York Times –en el último año ha sido la directora editorial de la sección literaria– y cuenta con un respetado currículo como jefa de redacción de Time desde 2008 hasta 2016 –ella coordinaba la lista de los 100 más influyentes del año– o su paso por otras publicaciones como The Paris Review o Artforum.
Además de tener que asumir un considerable recorte respecto al salario y privilegios de su antecesor –el Financial Times asegura que Carter cobraba dos millones de dólares anuales y que su sustituta ingresará una cuarta parte, 500.000, sin derecho al avión privado que él disfrutaba–, Jones se ha visto empañada por un debate sobre su estilo de vestir entre sus trabajadores.
La editora de complementos y accesorios del WWD (que también pertenece a Condé Nast, el mismo grupo que Vanity Fair) denunció desde su publicación haber escuchado a una de las editoras de moda de Vanity Fair criticar, con otros subordinados de la revista, el «interesante» atuendo de Jones en su primera visita al edificio: «Se omitieron los admirables logros literarios de Jones en las conversación», asegura White Sidell, para destacar el «dudoso gusto en el mejor de los casos» del vestido vestido azul marino con cremalleras que vestía la nueva directora. No sólo el vestido pareció sorprender a sus trabajadores, las medias con estampados de zorritos fueron uno de los motivos más comentados tras la presentación. «Los dibujitos de animales también parecieron demasiado a la editora de Vogue y directora artística de Condé Nast, Anna Wintour, de quién se ha dicho que dedicó una de sus estoicas miradas marca de la casa hacia las medias durante toda la reunión de personal». Por lo visto, hasta se llegó a bromear, como si de parte del guión de Chicas Malas se tratara, con la posibilidad de «añadir un par de medias en su cesta de bienvenida».
La anécdota ha levantado un airado debate en redes y en diversas publicaciones. En Slate han rastreado la red hasta encontrar las medias de la discordia (todo apunta a que es un modelo de Antropologie) y han señalado que este episodio sirve para «recordarnos que un imperio editorial que fracasa financiera y creativamente puede mantener su estatus como epicentro de las pretensiones injustificadas». Desde Vox aseguran que las medias de Jones se han convertido en un «símbolo feminista» y recogían tuits en los que usuarios aseguraban que el estampado de zorros se había agotado en varias tiendas online como guiño de apoyo a la editora.
Mientras desde Twitter apuntaban a que «ponerse las medias de zorritos» se convertirá en el nuevo «big boy pants» y se entonarán frases como «maldita sea, ponte esas medias de zorritos y enfréntate a lo que te venga», desde The Cut ironizaban con todo este embrollo solucionándolo con una frase: «Lo bueno de los zorros es que desayunan imbéciles cada día».
Después de la polémica, Anna Wintour ha intentado resarcise en la fiesta de bienvenida de Jones. Al parecer, la editora regaló medias negras con estampado de zorritos a todas las mujeres invitadas al evento y calcetines con el mismo print para ellos. Los editores de Condé Nast no dudaron en mostrarlos en sus redes sociales. Una buena jugada por parte de Wintour para intentar calmar todas las críticas recibidas por sus comentarios.