McDonald’s y esos otros lugares comunes en los que puede estar la próxima supermodelo

No es ningún cuento chino: a Gisele Bündchen la descubrieron comiéndose una hamburguesa. Todas estas otras modelos han corrido una suerte similar.

No es ninguna leyenda urbana: a Gisele Bündchen la descubrieron comiendo en un McDonald's estando de excursión con sus compañeros de colegio en la ciudad brasileña de Sao Paolo. Tenía 14 años. Su ascensión a los altares no fue tan inmediata como pasar del Big Mac a las pasarelas internacionales; una vez se mudó a Europa, con 17 años, ...

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No es ninguna leyenda urbana: a Gisele Bündchen la descubrieron comiendo en un McDonald's estando de excursión con sus compañeros de colegio en la ciudad brasileña de Sao Paolo. Tenía 14 años. Su ascensión a los altares no fue tan inmediata como pasar del Big Mac a las pasarelas internacionales; una vez se mudó a Europa, con 17 años, fue rechazada en 42 ocasiones antes de que un agente confiara en sus posibilidades. Aunque ni por esas pierde la lírica lo mundano del contexto.

El suyo puede parecer un caso extraordinario y aislado, pero por mucho que nos cueste creer que de entre las miles de chicas que llaman a diario a las puertas de las agencias o se presentan a concursos y programas de televisión, las que más triunfen sean las que surgen al azar gracias al ojo avizor de esos profesionales llamados scouts o gentes de la industria con un sexto sentido para estas cosas, tantas de las tops que conocemos hoy en día salieron, como Gisele, de centros comerciales, tiendas, restaurantes, mercados o directamente y como decía Rafael de León: "y a ti te encontré en la calle".

Cindy Crawford llegó a la cúspide de las supermodelos gracias a las instantáneas de un periodista que la retrató durante la recogida del maíz en su Illinois natal. Tres décadas después de ese alumbramiento entre mazorcas sigue copando las portadas de ésta y otras revistas.

A Jessica Stam le dio el alto una scout mientras pedía un café para llevar tras pasar un día en el parque de atracciones de Ontario y en Julia Stegner repararon mientras se ponía tibia de cerveza local en la Oktoberfest de Múnich.

Mil y una veces hemos escuchado que a Kate Moss la descubrió la fundadora de la agencia de modelos Storm, Sarah Doukas, en el aeropuerto JFK de Nueva York. Esa misma agente cambiaba el destino de la modelo namibia Behati Prinsloo, 20 años después, mientras veraneaba con sus padres en Sudáfrica.

Jourdan Dunn, a la que vimos precisamenye junto a Moss en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres, la pararon mientras se probaba ropa en Primark. Con la canadiense Lisa Cant hicieron lo propio mientras elegía muebles en Ikea y a la superreclamada Lindsey Wixson le echaron el ojo en un Walmart cercano a su casa de Wichita

Alek Wek fue fichada mientras hacía la compra en un mercado londinenese y el fenómeno Lily Donaldson nació un domingo cualquiera en Candem.

Lo de los centros comerciales es un verdadero filón. Desde Iselin Steiro a Adriana Lima, pasando por Siri Tollerod, han situado el punto de partida de su viaje iniciático como modelos en un mall.

L'Estrop/Headpress

Iekeleiene Stange desfilando en la Semana de la moda de Milán el pasado febrero.

Imaxtree

Otra a la que también descubrieron por casualidad fue Coco Rocha, a la que propusieron apuntarse a una agencia tras comprobar sus dotes con la danza tradicional irlandesa al más puro estilo Spirit of the Dance. Algo parecido le pasó a la estonia Carmen Pedaru en cuanto se bajó del escenario en un teatro en Tallinn donde tomaba clases de arte dramático. Casi igual que Naomi Campbell. 

La diosa de ébano se encontraba en un descanso de sus lecciones de ballet cuando, aprovechando para hacer unos recados en el Covent Garden, le ofrecieron cambiar el tutú por los focos.

A Caroline Winberg, sin embargo, le llegó la contraoferta haciendo algo bastante menos rítmico: en el metro de Estocolmo camino a su entrenamiento diario de fútbol.

Con la sueca Mini Anden se encaprichó la hija de una profesora suya en la escuela: tenía solamente 10 años pero como consecuencia del tostón que le dio la niña a la maestra fichó por la agencia Elite en Estocolmo y de ahí a la gloria.

A Hanne-Gaby Odiele la descubrieron en un festival de música en Bélgica.

La calle es otro pozo sin fondo de maniquíes. A Lekeliene Stange la persiguió por todo Rotterdam y nada más verla, a pesar de su extremada estética punk, el artista holandés Victor De Bie, que por la época trabajaba para la agencia IMG. Tras mucho insistirle y convertirla en una top de primera fila ahora exponen juntos -élla fotografía y él pinta- su obra. Ginta Lapina, Karen Elson, la japonesa Tao Okamoto o Eniko Mihalik también claman haber sido interceptadas mientras se daban una vuelta por sus respectivas ciudades de origen.

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