Massimo Giorgetti: «Hay sangre nueva en Milán»

Es uno de los nuevos valores de la moda italiana. En un mercado que pide a gritos un relevo generacional, este joven diseñador ha encontrado la fórmula del éxito.

Los últimos años han sido duros para la moda italiana, repite en sus informes la Cámara Nacional de la Moda de este país. Tras los destellos de las grandes enseñas, las presentaciones y las nubes de fotógrafos, se ocultan cifras desesperanzadoras. Mientras el sector aplaudía entusiasmado cualquier tímido atisbo de recuperación, Prada, por ejemplo, admitía en 2014 bajadas de beneficios de hasta un 20%. Este ambiente sombrío ha sido el extraño caldo de cultivo de MSGM. La marca milanesa, creada en 2008 por un grupo de amigos y apoyada por el holding empresarial Paoloni, sube ...

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Los últimos años han sido duros para la moda italiana, repite en sus informes la Cámara Nacional de la Moda de este país. Tras los destellos de las grandes enseñas, las presentaciones y las nubes de fotógrafos, se ocultan cifras desesperanzadoras. Mientras el sector aplaudía entusiasmado cualquier tímido atisbo de recuperación, Prada, por ejemplo, admitía en 2014 bajadas de beneficios de hasta un 20%. Este ambiente sombrío ha sido el extraño caldo de cultivo de MSGM. La marca milanesa, creada en 2008 por un grupo de amigos y apoyada por el holding empresarial Paoloni, sube en prestigio (y en ganancias) desde su lanzamiento. Solo en la última temporada ha aumentado un 40% sus ingresos. Massimo Giorgetti (Rimini, Italia, 1977), diseñador de la marca y el único fundador que queda al frente de la empresa, quita importancia al logro: «No hay secretos. Somos una marca joven y cool que todavía está en crecimiento».

Retrato de Giorgetti

Emilio Tini

Sin embargo alguna fórmula debe de haber detrás de una firma que está ya en 600 puntos de venta (un tercio de ellos, de ropa masculina), ha copado páginas en las principales cabeceras y planea abrir tienda propia en Nueva York, Hong Kong y Tokio. Más, si sus estampados y colores flúor se han popularizado en un medio tan agresivo para los creativos emergentes como el de la industria italiana –controlada por grandes casas familiares que blindan la dirección a diseñadores ajenos al clan–. «Nuestro caso fue diferente, creamos una etiqueta nueva y el éxito llegó inesperadamente. Supimos adelantar tendencias y ofrecer algo inédito. Creo que es la prueba de que Milán se está volviendo más abierto», aventura Giorgetti.

Backstage de p-v 2015.

Imaxtree

Su nombre se repite a menudo como señal de esperanza. «¡La situación tiene que cambiar! El made in Italy necesita un relevo generacional», ha declarado el diseñador Alessandro Dell’Acqua. Para el director creativo de Rochas, MSGM es uno de los «nuevos valores», que él describe como «casos puntuales». Giorgetti protesta contra el pesimismo en torno al estado del diseño: «No estoy de acuerdo. Sí hay sangre nueva».

El público, en cualquier caso, ha recibido con avidez la propuesta de Giorgetti; y él acepta con orgullo ser tachado de comercial: «Eso significa que hemos encontrado la forma de ser audaces, teniendo en cuenta las demandas del mercado, y hemos apostado por un precio correcto». Hasta el punto de ser imitado por las grandes cadenas: sus vestidos con estampados divertidos y sus sudaderas con logo se multiplican en los escaparates. «Pero la calidad y la investigación no pueden copiarse tan fácilmente», matiza.

Look de la pasarela masculina p-v 2015.

Cortesía de MSGM

El reto de la marca para las siguientes temporadas es doble. Por un lado dar a conocer su nombre a un círculo más amplio de compradores. Por el otro encontrar el equilibrio entre hacer reconocible su estilo y conservar la frescura que los ha hecho superventas. La presentación de la línea otoño-invierno de 2015 para hombre (con motivos espaciales) sorprendió por su sobriedad y el uso de tonos oscuros. ¿Un avance, quizás, de su próximo trabajo para mujer? «Hay que evolucionar. Quería alcanzar un look más sofisticado y limpio, sin perder el ADN dinámico e irreverente», dice Giorgetti. La reciente inclusión de un made in Italy cosido en la etiqueta de cada prenda indica una apuesta por técnicas y materiales cuidados, además de apelar a la garantía que da su origen. Al menos, por ahora. Porque Giorgetti no piensa quedarse quieto: «Estoy orgulloso de ser parte de las marcas de mi país, pero nadie sabe dónde vamos a estar MSGM y yo en el futuro».

Moodboards del estudio.

Cortesía de MSGM

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