Lorenzo Caprile: «Me gustaría hacerle a Cristina Pedroche el vestido de las campanadas. Soy fan»
Charlamos con la gran sorpresa del programa de TVE Maestros de la Costura. Su locuacidad y falta de remilgos para llamar a las cosas por su nombre ha encandilado a la audiencia y a las redes sociales.
Lorenzo Caprile (Madrid, 1967) se escandaliza cuando le preguntamos por su nueva faceta como fenómeno televisivo de la temporada. Le resulta un título demasiado «presuntuoso», pero lo cierto que es que el modista –reniega del término modisto cada vez que tiene la ocasión– se reveló como la sorpresa del programa de TVE Maestros de la Costura desde el minuto uno. Su locuacidad y falta de remilgos para llamar a las cosas por su nombre ha encandilado a la audiencia y a las redes sociales. Él, que se lo pensó dos veces antes de aceptar el papel de jurado e...
Lorenzo Caprile (Madrid, 1967) se escandaliza cuando le preguntamos por su nueva faceta como fenómeno televisivo de la temporada. Le resulta un título demasiado «presuntuoso», pero lo cierto que es que el modista –reniega del término modisto cada vez que tiene la ocasión– se reveló como la sorpresa del programa de TVE Maestros de la Costura desde el minuto uno. Su locuacidad y falta de remilgos para llamar a las cosas por su nombre ha encandilado a la audiencia y a las redes sociales. Él, que se lo pensó dos veces antes de aceptar el papel de jurado en el talent show por miedo a perder el anonimato, se ha convertido en la estrella del concurso. A pocos días de que la primera edición del formato llegue a su fin, charlamos con uno de los diseñadores predilectos de la aristocracia española, aunque él mismo nos corrija: “No me considero el favorito, pero sí es justo decir que soy uno de ellos».
¿Por qué crees que la televisión necesitaba un programa como Maestros de la Costura?
Porque de la moda solo vemos el famoso, la alfombra roja, la boda mediática, lo bonito… sobre todo en España que nos encanta el brilli brilli. Pero no nos damos cuenta de que detrás de eso hay una industria con muchísimo trabajo. La ropa no crece en los árboles y es muy complicada de construir.
¿Consideras que alguno de los aspirantes tiene futuro profesional en la industria más allá del concurso?
Yo creo que sí, si trabajan. Ahora mismo, gracias a las redes, es fácil hacerte conocido en el mundo de la moda. Lo importante es mantenerse. Vales lo que vale tu último trabajo, la industria no tiene memoria y es muy dura. Lo difícil es que sean capaces a estar al pie del cañón día tras día, año tras año, ahí ya no sé qué pasará.
«Aunque sea del barrio de Salamanca yo he visto mucha moda», dijiste en uno de los primeros programas.
Lo dije porque, aunque pueda parecer clasicón, un concursante no me iba a impresionar por dejar unas tetas fuera. Soy un friki de la moda desde los diez años y empecé de becario a los quince. Si hubiera tenido los medios que hay ahora seguramente me hubiera hecho un Instagram. Tengo tan buena memoria que para que algo me remueva las tripas tiene que ser muy innovador. Ahora mismo la única que está haciendo algo nuevo de verdad es Iris van Herpen con sus creaciones 3D, el resto no.
He leído que has hablado un par de veces con Amancio Ortega por motivos profesionales. ¿Nos contarías un poco más sobre estos encuentros?
Hablamos, sobre todo, de producto. Mi figura le produce curiosidad porque estoy en contacto con mis clientas todos los días y él es de esa escuela también. Amancio Ortega para mí es un héroe de leyenda, lo tengo en mi altar particular. Es una de esas personas que nace una entre mil millones como pudo ser Coco Chanel en su momento. Tenemos la suerte de que nació en España y cambió las reglas de la industria de la moda para siempre.
Has dicho recientemente que si tuvieras 30 años menos te encadenarías en Inditex hasta que te ficharan. ¿Te gustaría trabajar allí a pesar de que tuvieras que inspirarte en otras firmas?
¿Quién de nosotros no copia? Estamos todo el rato viendo revistas, desfiles, tendencias… A lo mejor no copiamos lo que sale en el momento, pero reinterpretamos lo de hace diez años. En Inditex se está haciendo lo que yo entiendo por moda: vestir a los seres humanos de todo el planeta. Es muy fuerte.
Entonces no te parece tan grave que el low cost se inspire en los grandes nombres.
¿A mí? Para nada. Mi héroe es Amancio Ortega y mi heroína es Coco Chanel y como decía ella: “Preocúpate cuando dejen de copiarte”. Para mí sería un honor que mis creaciones las ‘copiara’ el low cost porque eso querría decir que estoy yendo por el camino correcto. En el mundo globalizado en el que vivimos me parece cateto e infantil decir que te han copiado. A mí me copiaron la idea del corpiño en un vestido de novia todas las firmas nupciales y estoy orgullosísimo.
¿Compras en Zara?
Sí, pero soy de comprar muy poco y normalmente compro todo de segunda mano porque me hace gracia. Soy uno de los mejores clientes de Humana. Pero sí, dos de mis trajes oscuros y elegantes son de Zara y aprovecho sobre todo en rebajas (ríe).
Afirmas que la gente no sabe de moda, pero parece más presente que nunca en nuestra vida. ¿A qué achacas esta paradoja?
Sí, eso es totalmente verdad. Tenemos mucha información pero no nos detenemos a saber de materiales, cortes o patrones. La gente se cree que entender de moda es el ‘me gusta’ o ‘no me gusta’ o hacerse una foto con una pose graciosa y un sombrerito.
¿Crees que es culpa de las influencers y blogueras?
Este fenómeno es demasiado nuevo para juzgarlo. Algunas son buenas y están educando desde el punto de vista estético. Intentar ser una it girl hoy en día es fácil, lo importante es mantenerse con un criterio y no desvirtuarte, ni prostituirte. Es la crítica que le hago a la generación millennial: todos tienen muchas ideas y van a revolucionar el mundo, pero cuando se enfrentan a la dura realidad les entra la depresión.
¿Les falta autenticidad al colaborar con tantas firmas?
Vivimos en el mundo de la promoción y de la publicidad. Si fueran solo las blogueras… pero pasa en todo. Hemos tenido bodas recientes que parecían más bien un mercadillo. Todo patrocinado. Las blogueras, pobrecitas mías, lo hacen todo ellas así que bendito patrocinio. Pero cuando ves a ciertos personajes que no les falta de nada y encima patrocinan su boda… ¿Qué será lo próximo? ¿Funerales patrocinados? Ya me lo imagino: ataúd de la línea de ataúdes de Fulanito y flores cortesía de Menganito.
Has criticado alguna vez el postureo del mundo de la moda…
Sí, hay mucho. El exceso de anglicismos me pone muy nervioso y en el programa, de una forma graciosa a lo abuelito cascarrabias, he intentado meter mis pullitas. Un fitting es una prueba de toda la vida y un shooting, pues hacerse fotos.
¿Te has sentido en algún momento menospreciado por la prensa especializada en nuestro país?
No. Lo que sí es cierto es que en prensa se prioriza lo novedoso y a veces los dinosaurios –en el buen sentido– como yo, no salimos porque llevamos tiempo en la industria y nos va bien así que, ¿para que nos van a preguntar? Claro que piensas en hacer algo rompedor para llamar la atención, pero yo no tengo tiempo. Además, permitirte locuras y egotrips supone una inversión de dinero importante.
Nunca has sido de desfilar.
No, porque se necesita tiempo y dinero. Tiempo tenemos poco y dinero el justo y necesario para mantener el taller. A mí no me gusta pedir favores ni subvenciones. Tampoco que la cerveza de turno me patrocine un desfile porque los favores luego se cobran y nadie da duros a pesetas. Para mí el fin no justifica los medios.
¿Qué tendría que cambiar en Madrid Fashion Week para que decidieras desfilar?
Muchas cosas, prefiero no opinar mucho porque cada vez que hablo de Ifema me cae un capón. Pero una de las cosas que agradezco al programa es que he conocido a compañeros de los que tenía una imagen estereotipada.
¿Qué nota le darías al estilo de los políticos españoles?
Son correctos. Los hombres tienen ventaja porque bajo el paraguas del traje oscuro se mimetizan. Las mujeres están sometidas involuntariamente a una esclavitud, pero en general los veo correctos. Antes las que más me gustaban eran Cristina Garmendia y Elena Salgado. De las actuales no hay ninguna que me llame la atención, aunque hay dos políticas muy guapas en Ciudadanos: Inés Arrimadas y Begoña Villacís.
¿Te gustaría vestirlas?
No, porque aquí se confunde el chocolate con la velocidad. Una cosa son tus clientas y otra cosa lo que tú pienses.
¿A quién te gustaría vestir que aún no hayas vestido?
Yo soy muy clasicón, hija. Mientras siga viva yo soy de mi Naty –Abascal– forever. Es un orgullo que un icono de la moda internacional sea español, sevillano para más Inri. La he vestido en alguna ocasión, pero poco.
Vistes a Anne Igartiburu desde 2010 para las campanadas. ¿Le harías un vestido a Cristina Pedroche?
Por supuesto. Además, yo soy súper fan de Cristina Pedroche. Me parece una chica guapísima, simpática y en edad de hacer gamberradas. Lo chocante sería que Anne y yo hiciéramos esas gamberradas, pero ella, si no lo luce ahora ¿va a esperar a tener 60 años? Eso sí que sería patético y ridículo.
Ahora que no se habla de otra cosa que de la reina Letizia y la reina Sofía, ¿quién es más elegante en tu opinión?
No voy a entrar en esto que está el tema muy candente. Contestar a eso es más que meterse en un jardín, es un latifundio (ríe).
Llevas 35 años en la industria de la moda. ¿Te gustaría seguir diseñando a los 80 años como Karl Lagerfeld?
No, con toda la admiración que le tengo a Karl Lagerfeld, mi modelo es Givenchy. Cuando se dio cuenta de que su momento había llegado vendió su marca y desapareció. Llegado el día haré lo mismo, pero aún me quedan años.