¿Longboard? La nueva obsesión sobre ruedas se llama ‘Penny’

Triunfa la revisión pequeña del monopatín clásico más transportable y apta para inexpertos y que recuerda al mítico Sancheski de los 80.

Se está convirtiendo en el medio de transporte de moda entre los veinteañeros y en la excusa para echarle nostalgia a los desplazamientos urbanos entre los 'cuarentañeros'. Es cómodo, rápido, vistoso y sencillo de utilizar. Quizá por todas estas razones, el uso del Penny skateboard, un patinete compacto de plástico y  grandes ruedas, se está extendiendo desde los paseos marítimos hasta la ciudad y el secreto de su éxito es muy sencillo: cabe en un bolso.
 
Pequeños, cómodos y rápidos
 
Lo que seduce de los penny es su li...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Se está convirtiendo en el medio de transporte de moda entre los veinteañeros y en la excusa para echarle nostalgia a los desplazamientos urbanos entre los 'cuarentañeros'. Es cómodo, rápido, vistoso y sencillo de utilizar. Quizá por todas estas razones, el uso del Penny skateboard, un patinete compacto de plástico y  grandes ruedas, se está extendiendo desde los paseos marítimos hasta la ciudad y el secreto de su éxito es muy sencillo: cabe en un bolso.
 
Pequeños, cómodos y rápidos
 
Lo que seduce de los penny es su ligereza, apenas 3 kilos, y su tamaño, 57 centímetros de largo frente a los casi 70 de un skate tradicional o los 83 de un longboard. Pero hay otra ventaja que los hace irresistibles: sus diseños de colores, sus versiones vintage o modelos que brillan en la oscuridad para que los paseos nocturnos a la playa sean menos oscuros.

Estos patinetes están cambiando el cliché del skater –a saber: pantalón ancho, camiseta y manos batiendo el aire– por el de chicas con shorts vaqueros, sudadera y melena al viento. “Es verdad que entre todos los skates que vendemos, los de plástico son los más unisex. Pero aún así, la diferencia es grande. En el resto de skates, el mercado para las chicas es de aproximadamente un 10% y en cambio en los penny sube hasta un 40%” cuenta Chema de la Cierva, distribuidor oficial de la marca que está consiguiendo hacer del penny la nueva bici desde su tienda on line Deportes Locos.

Andrea Pons tiene 17 años y vive en Zaragoza, cuenta que cortó ella misma su antiguo skate hasta convertirlo en algo parecido a un penny, “veía a todo el mundo con su penny y me pareció genial. No se me había ocurrido antes la idea de un transporte tan pequeño, que me permitiera moverme más rápido que un coche cuando hay atascos. No me tengo que preocupar de si me lo roban, como pasa con la bici, ni de cargar por las escaleras o el ascensor, llego a clase, lo meto en la mochila o la taquilla y ya está, puedo llevarlo a cualquier sitio al que quiera ir”.

Aunque la marca de moda es australiana, Penny Skateboards, y los patinetes pequeños ya habían triunfado en los EEUU de los años 50, el penny tuvo su origen en Dorset, Inglaterra, cuando un skater profesional, Tom Penny, harto de cargar con su skate pesado y enorme prototipa un modelo más pequeño y cómodo, pensado para el verano y que se populariza como la pólvora durante los 70 y los 80.
 

Parte del vestuario
 
Pero, como todas las modas, la del penny también se apagó hasta que, hace poco más de una década, el australiano Ben Mckay comenzó a repensar la idea y se propuso hacer un skate distinto. Buscó materiales nuevos, se preocupó de que fuesen ecológicos, cuidó acabados y probó las proporciones para que cualquier persona pudiera montarlo. Mckay ha conseguido la fórmula del que ya es, probablemente, el patinete más imitado del planeta, con versiones low cost en grandes superficies y tiendas surferas, su escaparate natural. Rubén Abelenda, es director de una escuela de surf en la playa de Berria de Santoña, Cantabria, y por allí pasan cientos de jóvenes cada verano, por lo que resulta sencillo ver qué se lleva y qué no. "Desde hace dos o tres años los alumnos se trasladan con sus pennys a todas partes. Van al supermercado, al alojamiento, a la playa, diría que últimamente, los pennys forman parte del vestuario” cuenta.
 
En Australia los niños aprenden a montar en sus pennys antes que en bicicleta, en latinoamérica se agotan las existencias según llegan y en Europa del Este se patina ahora lo que no pudo patinarse durante el siglo XX. A institutos, universidades y a más de una oficina se llega rápido con el impulso de una pierna mientras se practica el equilibrio y se moldean las caderas. Parece perfecto para cualquier situación, aunque como dice Andrea “se puede llevar siempre, excepto con tacones”. Touché.

Archivado En