Lencería: el gran ‘show-business’
Por sexto año consecutivo, Etam abre la fashion week de París. S Moda habla con Natalia Vodianova, imagen y diseñadora de la marca.
Es uno de los espectáculos más esperados de la fashion week, con actuaciones en directo como la de Azealia Banks. «Anoche estábamos hablando sobre el desfile y alguien comentó: “Obviamente esta temporada no subirás a la pasarela” [Natalia Vodianova estaba embarazada de siete meses cuando con- cedió esta entrevista]; yo respondí: “Sería raro”; y, al momento, mi novio, Antoine [Arnault, hijo de Bernard, fundador del grupo de lujo LVMH] dijo: «Hombre, sería la foto más tuiteada; ¡olvídate de Demi Moore en la portada de Vanity Fair!», confiesa divertida la modelo rusa, quien pr...
Es uno de los espectáculos más esperados de la fashion week, con actuaciones en directo como la de Azealia Banks. «Anoche estábamos hablando sobre el desfile y alguien comentó: “Obviamente esta temporada no subirás a la pasarela” [Natalia Vodianova estaba embarazada de siete meses cuando con- cedió esta entrevista]; yo respondí: “Sería raro”; y, al momento, mi novio, Antoine [Arnault, hijo de Bernard, fundador del grupo de lujo LVMH] dijo: «Hombre, sería la foto más tuiteada; ¡olvídate de Demi Moore en la portada de Vanity Fair!», confiesa divertida la modelo rusa, quien presenta su sexta colaboración con la firma francesa de lencería Etam.
¿Qué imágenes inspiran sus diseños?
La moda siempre ha sido global. Y esta colección nace de un viaje que hice a Perú para asistir a la inauguración de una exposición de mi amigo Mario Testino, con fotografías de trajes típicos de Cusco [en la asociación MATE que tiene el artista en Lima]. Los colores de los textiles tradicionales están ahí: naranja, amarillo, azul… El reto ha sido incorporar plumas.
Alessandra Ambrosio y Magdalena Frackowiak
D.R.
¿Qué opina de la nueva generación de tops, con Cara Delevingne a la cabeza?
Cara es muy guapa y tiene carisma; ¡no me extraña que le vaya tan bien! Me alegra ver rostros nuevos. Creo que hay sitio para todas en esta industria. El tiempo pasa. Lo he aceptado. Cada vez conozco a más modelos de 16 años que tenían mi póster en su habitación a los seis años… ¡Da miedo!
¿Cómo ve la proliferación de campañas con mujeres reales en lugar de modelos?
Celebro que surjan más proyectos de grandes marcas como Dove, que por fin entienden a sus clientes y comunican un mensaje de auténtico empodera- miento. Me parece muy positivo. Lleva años rodeada de moda.
Pasarela circular en el palacio Brongniart (antigua Bolsa de París).
D.R
¿Cómo describiría su estilo actual?
Definir tu propia identidad a través de la ropa es un viaje muy personal, un viaje entre el individualismo y la moda. Debes aprender a interpretar las tendencias y hacerlas tuyas de verdad. Yo diría que hoy mi estilo es femenino. Al ser modelo, veo prendas preciosas un día sí y otro también. El reto consiste en elegir solo aquellas piezas que de verdad tienen que algo que ver conmigo. De otra manera sería imposible. Porque ves algo y piensas «me gusta», «y esto también me gusta», «y esto también»… Da igual si es deportivo, minimalista, costura… Y piensas «quiero llevármelo todo»; y sinceramente, podría comprarlo todo. Pero no tiene sentido. Hoy quiero sentirme femenina. Y prefiero quedarme solo con las prendas que tienen ese punto.
Es su cuarto embarazo. ¿Cómo lleva la conciliación familiar?
Para mí, la familia y sobre todo mis hijos son una prioridad, como para cualquier madre. Pero obviamente puedo (y quiero) ser madre y al mismo tiempo trabajar. Los tiempos han cambiado. Vivimos en una sociedad en la que las mujeres exigen igualdad y la defensa de sus derechos. Mi trabajo me aporta independencia… y estímulos. ¡Me encanta! No puedo vivir sin trabajar. Y mi familia lo entiende. Además, estoy construyendo la herencia de mis hijos. Y no me refiero a la económica. Quiero que entiendan quién es su madre. No hablo de mi carrera como modelo. Hablo, por ejemplo, de mi trabajo en Naked Heart [organización solidaria de ayuda a los niños]. Hace unos meses, cuando volví a casa de uno de mis viajes benéficos, mi hijo de cinco años estaba en su habitación haciendo sus deberes y me dijo «mamá, quiero darte las gracias por todo lo que haces por los niños, para los que construyes parques». Eso es lo único que cuenta.