Lencería a golpe de clic

Las ventas de ropa interior se han disparado en Internet, un mercado donde el sujetador es el rey (incluso sin probador).

El primer sujetador patentado, tal y como lo conocemos hoy, entró en escena en Nueva York en 1914. Fue obra de Mary Phelps Jacob, hija del inventor de la máquina de vapor. Hoy, un siglo después, «es un aliado indispensable en el guardarropa femenino», aseguran desde Intimissimi, firma líder del sector de la ropa interior en Europa. Las cifras lo confirman: de los 30.000 millones de dólares que mueve la industria de la lencería a escala mundial (unos 22.157 millones de euros), el 50% es fruto de las ventas de sujetadores, descifra la consultora Global Industry Analysts.

No son los ún...

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El primer sujetador patentado, tal y como lo conocemos hoy, entró en escena en Nueva York en 1914. Fue obra de Mary Phelps Jacob, hija del inventor de la máquina de vapor. Hoy, un siglo después, «es un aliado indispensable en el guardarropa femenino», aseguran desde Intimissimi, firma líder del sector de la ropa interior en Europa. Las cifras lo confirman: de los 30.000 millones de dólares que mueve la industria de la lencería a escala mundial (unos 22.157 millones de euros), el 50% es fruto de las ventas de sujetadores, descifra la consultora Global Industry Analysts.

No son los únicos números que sorprenden cuando hablamos del sostén. Según los estudios, más del 76% de las mujeres no utiliza la talla correcta. Lo cual explica que, cada mes, se realicen más de tres millones de búsquedas en Internet relacionadas con el arte de encontrar la medida perfecta. «No es una tarea fácil», nos confirman desde la casa italiana. Y se complica con la estandarización del tallaje, reducido, en muchas ocasiones, a las genéricas etiquetas de S, M y L. Entre eso, y la amplia variedad de modelos que hoy inunda el mercado –una respuesta de las marcas ante la creciente demanda–, la confusión está asegurada.

Por eso es aún más sorprendente que el mercado online –un universo donde la palabra «probador» no existe– se haya convertido en una mina de oro para las firmas de lencería. Según la agencia Kantar Worldpanel, solo en 2013 las ventas aumentaron un 17%.

Novedades, eventos, looks… La aplicación My Intimissimi da acceso a información especial (y customizada) a los clientes de la firma.

D.R.

Internet vende. Y las firmas se adaptan a la nueva situación de una industria digitalizada. Intimissimi –que incluye a España junto a Rusia, Alemania e Italia en el top ten de sus mercados– es un gran ejemplo de esta evolución darwiniana. Como si fuera un patronista virtual, su aplicación Perfect Bratoma las medidas para dar con la talla y el corte idóneos, seleccionando un diseño entre 14 modelos con 15 combinaciones diferentes de contorno (de la 85 a la 100) y copa (de la A a la E). «No hay que fiarse de los sistemas que tienen como referencia la talla de vestido o pantalón», afirma la corsetera Tomima Edmark. Si surgen dudas, la página web de la firma cuenta con un chat en vivo para poder consultar con uno de sus personal shoppers. Y, si todo eso falla, la devolución es gratuita en los 14 días siguientes a la compra.

Proceso de selección. «Toda mujer necesita una talla única y anatómicamente perfecta», explica a esta revista el equipo de Intimissimi. Pero encontrar el sostén perfecto no depende solo de la medida. El corte, el tipo de relleno o la altura de los tirantes influye. Por eso, además de su calculadora de talla, la guía Perfect Bra incluye un cuestionario sobre el estilo personal y el efecto que se quiere conseguir. Las opciones son muchas: de una talla más para un escote de vértigo a un look esencial que exalte la silueta de forma discreta. «Las mujeres buscan la particularidad y la feminidad, la sensualidad y el juego. Pero también la funcionalidad y la comodidad». Razón por la que los modelos sin aro, a los que la firma dedica toda una línea, se han disparado en el último año. «Son ideales para quienes buscan confort y un efecto natural», comentan.

«Tampoco hay que pasar por alto el material», aconseja Edmark. Los tejidos stretch como la microfibra aportan sujeción y definición, y no se deforman. El algodón garantiza comodidad y, al ser transpirable, es perfecto para el verano. La seda y el encaje son más delicadas, pero también ligeras y, con las transparencias como tendencia estrella de la temporada, una buena inversión.