La moda tiene hambre de comida rápida
Como Andy Warhol en los años 60, hoy los diseñadores glorifican los iconos (y los logos) de la cultura de masas. La iconografía de la industria fast food viste la pasarela y la calle.
Camisetas y sudaderas con el logo de Coca-Cola (en Marc Jacobs y Ashish), bolsos de cereales Kellogg’s (en Anya Hindmarch), limosneras con forma de caja de comida china para llevar (en Kate Spade), una bolsa de palomitas convertida en clutch (en Charlotte Olympia), jerséis inspirados en la iconografía de McDonald’s e incluso una funda de móvil con estampado de patatas fritas (en Moschino)… Hoy la comida inspira y aumenta la recaudación de las firmas de moda. Una tendencia que tiene admiradores y detractores a partes iguales. Mientras unos denuncian que la pasarela versione el unifor...
Camisetas y sudaderas con el logo de Coca-Cola (en Marc Jacobs y Ashish), bolsos de cereales Kellogg’s (en Anya Hindmarch), limosneras con forma de caja de comida china para llevar (en Kate Spade), una bolsa de palomitas convertida en clutch (en Charlotte Olympia), jerséis inspirados en la iconografía de McDonald’s e incluso una funda de móvil con estampado de patatas fritas (en Moschino)… Hoy la comida inspira y aumenta la recaudación de las firmas de moda. Una tendencia que tiene admiradores y detractores a partes iguales. Mientras unos denuncian que la pasarela versione el uniforme de los trabajadores del gigante americano de las hamburguesas (quienes, con un sueldo medio de 5,63 euros la hora, deberían trabajar 120 horas para poder pagar uno de los vestidos de la marca italiana), otros intentan conseguir alguna de las 10 piezas de la colección cápsula, que se agotó el día después del desfile.
Bolso Tony the Tiger tribu (mascota de Frosties desde 1953), de la colección o-i 2014/15 de Anya Hindmarch.
Imaxtree
En palabras de Tim Blanks, editor de Style.com, «la reinterpretación que ha hecho Scott de la cultura del consumo es brillante e ingeniosa». Según responsables de Yoox, empresa que gestiona la página de comercio electrónico de la marca, estas colecciones recuperan la filosofía de Andy Warhol. Del mismo modo que el arte pop se apropia de las técnicas de expresión de la cultura de masas, hoy la moda glorifica el imaginario de la comida rápida.
Si la obra Coca-Cola (3) de Warhol se vendió en noviembre de 2013 por casi 42 millones de euros en la sala de subastas de Nueva York Christie’s, hoy la sudadera de Jacobs con el logo de la marca de refrescos se vende por 1.380 euros en Net-a-porter.com. Detrás del salto a las pasarelas de Londres y Nueva York del logo de Coca-Cola está el trabajo del equipo de licencias internacional de la compañía, que también ha firmado colaboraciones con diseñadores como Jean-Charles de Castelbajac o Nigo.
Bolso Movie Night de Charlotte Olympia.
D.R.
Sentido comercial del humor. Adiós a la ostentación y al esnobismo. En nombre de la tendencianormcore (que convierte en hype lo que antes era relegado a la carpeta de «ordinario»), los blogs de moda hacen suyo el discurso de Warhol: «Lo que es genial de este país es que Estados Unidos ha iniciado una tradición en la que los consumidores más ricos compran básicamente lo mismo que los más pobres. Puedes estar viendo la tele y ver una Coca-Cola, y sabes que el presidente bebe Coca-Cola, Liz Taylor bebe Coca-Cola, y tú también puedes beber Coca-Cola». Una línea de pensamiento que define la estrategia de expansión de firmas como Kate Spade, que, con el objetivo de afianzarse en el mercado chino, esta temporada propone un menú de «fusión asiática», con bolsos take away. De momento, ya ha conseguido que sean trending topicen la red social Sina Weibo.
«La cultura popular de Estados Unidos es una de mis fuentes de inspiración; y Coca-Cola es un fenómeno global», dice el diseñador Ashish Gupta.
D.R.