La marca que quiere hacerle sombra a Zara

Forever 21 planea doblar su número de tiendas a escala global y reducir, aún más, sus precios. Camisetas a dos euros y vaqueros a seis para combatir a Inditex.

Rachel Murray (Getty Images for Forever 21)

No empezó cosiendo batas de boatiné con su mujer en A Coruña, pero la suerte de Do Won (Don) Chang también sigue el patrón de triunfo de Amancio Ortega. Una fábula del hombre hecho a sí mismo que erigió un imperio de moda a escala planetaria. Si el ideólogo de Inditex pasó de chico de los recados a empresario gracias a las noches en vela que pasaba confeccionando junto a su mujer, este surcoreano que servía cafés en su país natal emigró a California en 1...

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No empezó cosiendo batas de boatiné con su mujer en A Coruña, pero la suerte de Do Won (Don) Chang también sigue el patrón de triunfo de Amancio Ortega. Una fábula del hombre hecho a sí mismo que erigió un imperio de moda a escala planetaria. Si el ideólogo de Inditex pasó de chico de los recados a empresario gracias a las noches en vela que pasaba confeccionando junto a su mujer, este surcoreano que servía cafés en su país natal emigró a California en 1981 junto a su esposa buscando el trillado sueño americano. En los BMW y los Mercedes que veía pasar cada día encontró la respuesta. "Me di cuenta de que la gente que los conducía estaban metidos en la industria de la moda", repite siempre que cuenta su fórmula de éxito. En 1984 abrió una pequeña tienda, Fashion 21, de apenas 80 metros cuadrados en el barrio de Highland Park de los Los Ángeles. Casi tres décadas después, el imperio de moda low cost de Chang, convertido ahora en Forever 21, cerró 2013 con 30.000 trabajadores en nómina, 600 tiendas repartidas por el mundo y unos beneficios de unos 2.700 millones de euros (3.700 millones de dólares), según una estimación reciente de Forbes.

Aunque estas cifras todavía quedan lejos de las 1.996 tiendas que Zara tiene repartidas por el globo y los 10.804 millones de euros que obtuvo en ventas durante 2013, las aspiraciones de Forever 21 son las de igualar al gigante textil español. Tal y como declaró el propio Chang hace unos días al Women's Wear Daily, la empresa quiere duplicar su presencia global en tres años y alcanzar los 1.200 establecimientos. ¿Cómo pretende conseguirlo? Produciendo a gran escala gracias a la venta de camisetas a dos euros y vaqueros a seis euros de F21 Red, la última estrategia comercial y vuelta de tuerca en la moda a bajo precio que Chang ha ideado: líneas de ropa todavía más baratas que las que vende habitualmente en sus tiendas y con megastores propias (algo bastante parecido al renovado Lefties de Inditex). Su aviso para navegantes ya ha puesto en alerta a sus contrincantes. El pasado mes de mayo abría una tienda de 1.700 metros cuadrados en California, que funcionará como banco de pruebas para su proyecto de expansión global.

Rachel Murray (Getty Images for Forever 21)

Sky Ferreira, en la fiesta que la firma ofreció durante el festival Coachella.

Getty

El reto europeo (y el tropezón español)

Menos sofisticada en su diseño que Zara y más similar a la filosofía juvenil de H&M, Bershka, Stradivarius o Primark (el imperio de Chang tiene su propia revista y organiza fiestas en cotizados territorios aspiracionales como el Festival Coachella), Forever 21 tiene su bastión de fuerza en EEUU, donde posee más de 400 tiendas y se sitúa como quinto retailer del país. Su incursión en Europa ha sido más gradual que su nutrida presencia en Asia o América. Con sede comercial europea en Londres, Forever 21 distribuye sus prendas desde Breda (Holanda) a tiendas de Reino Unido, Austria, Francia, Irlanda, Holanda y Alemania.

España se le resiste. En octubre anunció que cerraba su única tienda, emplazada en el centro comercial barcelonés de La Maquinista y que inauguró por todo lo alto la heredera del imperio, Linda Chang, en junio de 2011. La compañía, no obstante, no desiste. Según adelantaba el portal Modaes, Forever 21 hará borrón y cuenta nueva importando las mismas colecciones de EE UU, se reubicará en Barcelona en un local más pequeño y planea abrir tres nuevas tiendas en Valencia, Madrid y Zaragoza. La sociedad que controla la presencia española, Forever21 Spain, registró en 2011 unas ventas de nueve millones de euros.

Una historia de polémicas y déficit de compromiso ético

Con España como asignatura pendiente pero siguiendo de cerca la ambiciosa estrategia de expansión que otras firmas como Uniqlo o H&M están llevando a cabo, la cadena de moda no está exenta de controversias. Ha acudido a los juzgados por denuncias de sus trabajadores que alegaban no recibir el salario mínimo y trabajar en algunos casos más de 12 horas al día durante seis día a la semana, se ha enfrentado a más de 50 acusaciones de copia y de infringir el copyright (entre ellas, de Diane Von Furstenberg, Gwen Stefani o Anna Sui) y es una de las empresas que se negó a firmar la alianza para que los trabajadores de Bangladesh trabajen en condiciones más seguras (Alliance for Bangladesh Worker Safety) tras la tragedia del hunidimiento del Rana Plaza, donde perdieron la vida más de 1.000 trabajadores. Si bien la compañía no estaba implicada en el suceso, sí que tiene una parte de producción en la zona. Puede que en su ambicioso plan de crecimiento y meteórica expansión –que pasa por conseguir en tres años lo que les ha costado las últimas tres décadas con precios bajísimos– los derechos y condiciones de sus trabjadores no sean su prioridad absoluta.

Jamie McCarthy (Getty Images for Forever 21)

Don y Linda Chang, en una imagen de 2010. La familia lidera una empresa con 30.000 trabajadores que empezó en 1984 con un pequeño local.

Getty

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