La clausura de los Juegos se convierte en una pasarela

O cómo los británicos elevaron la moda al mismo nivel de las artes dándole un papel importante en la ceremonia de anoche.

Cordon Press (REUTERS /Cordon Press)

En una noche durante la cual se ensalzaron todos los valores de la vida cultural del Reino Unido (la música, el cine, el humor, la literatura…) los organizadores de la magnífica gala de clausura de los Juegos Olímpicos no se quisieron dejar a uno de sus símbolos de identidad: la moda. Y lo hicieron de la manera más atractiva posible, sacando a pasear a sus top models más grandes de siempre y de los últimos tiempos, a valores más que consagrados desfilando junto a valores en alza.

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En una noche durante la cual se ensalzaron todos los valores de la vida cultural del Reino Unido (la música, el cine, el humor, la literatura…) los organizadores de la magnífica gala de clausura de los Juegos Olímpicos no se quisieron dejar a uno de sus símbolos de identidad: la moda. Y lo hicieron de la manera más atractiva posible, sacando a pasear a sus top models más grandes de siempre y de los últimos tiempos, a valores más que consagrados desfilando junto a valores en alza.

No podemos olvidar que la cultura británica (la londinense, en concreto) también es moda. En el mismo lugar donde nacía la música punk se hacía popular una revolucionaria diseñadora que empezó rompiendo camisetas para los Sex Pistols y que hoy es la mismísima Vivienne Westwood. En el Reino Unido nació la primera top model de la historia, Twiggy. Igual Mary Quant, la creadora de una de las prendas que marcó una década y permaneció durante las siguientes, la minifalda. Británicas también son algunas de las tops de los 90, las únicas que siguen verdaderamente en activo. Y la poderosísima Anna Wintour, a quien todos se imaginan dando sus primeros pasos en un apartamento en Park Avenue, nació en Londres.

Elevar la moda al mismo nivel que el resto de las artes es algo que no todos los países pueden o se atreverían a hacer. Y los británicos lo han hecho con magníficos resultados, apoyando a la moda como industria pero también como arte, como espectáculo y como parte de la sociedad.

Sobre el escenario unieron a modelos y diseñadores conformando una pasarela única e irrepetible con lo más granado de su escena con el tono dorado como común denominador (¿homenaje a la cantidad de medallas de oro que el Reino Unido se ha llevado?), todo ello al ritmo de Fashion, de David Bowie. Por orden de relevancia Kate Moss y Naomi Campbell aparecieron vestidas de Sarah Burton para Alexander McQueen. No podía ser de otra manera, para eso eran grandes amigas del diseñador y para eso es (también por obra y gracia de la Duquesa de Cambridge, que la luce día sí y día también) es una de las firmas británicas más poderosas del momento. Tanto una como otra forman parte de esa generación que ya está más cercana a los 40 que a los 30 (Naomi tiene exactamente 42) y siguen teniendo contratos millonarios cuando otras de su edad ya llevan años haciendo solo trabajos esporádicos. La semi-retirada Stella Tennant, la modelo más aristocrática que ha dado el Reino Unido, impregnó esta pasarela tan especial con su encanto andrógino vestida por un dos piezas de Christopher Kane absolutamente fiel a su estilo. Tampoco se olvidó la organización de Karen Elson, el ejemplo de modelo multitarea (también es cantante y tiene bastantes dotes como actriz) que ha sabido mantenerse siempre en la cresta de la ola sin armar demasiado escándalo. Su melena pelirroja a lo Veronica Lake combinaba a la perfección con su Burberry dorado.

Las modelos que están en el zenit de su carrera también pasaron por allí
. Lily Cole, que ya se ha permitido incluso abandonar la pasarela para empezar a dedicarse de verdad al cine, apareció con un vestido de inspiración infantil con transparencias y brocados de la casa anglo-canadiense Erdem. Lily Donaldson hizo lo propio vestida por Vivienne Westwood. A Jourdan Dunn le homenajear a una de las piezas más británicas de la moda, el tocado. Y lo hizo combinando un vestido de inspiración helénica de Jonathan Saunders con un enorme penacho compuesto por 21 plumas de Stephen Jones.

Las nuevas generaciones de modelos y diseñadores venían representadas por Georgia May Jagger, miembro de esa rockocracia de la moda que triunfa por méritos propios y por obra y gracia de una genética y unos apellidos privilegiados. La joven modelo consiguió lo imposible: que Victoria Beckham volviera a estar sobre el escenario, esta vez firmando su vestido.

Los hombres y la moda masculina tampoco quedaron ajenos a la celebración de anoche. El modelo David Gandy, quizá el top británico más relevante de los últimos años, hizo de partenaire de Jourdan Dunn con un traje de lúrex de Paul Smith.

Cordon Press (REUTERS /Cordon Press)

Naomi Campbell como una diosa con un vestido de Alexander McQueen.

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SERGIO MORAES (REUTERS /Cordon Press)

Detalle de los zapatos de Alexander McQueen que llevaba Naomi Campbell.

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(De izda. a dcha.) Georgia May Jagger, Jourdan Dunn, Stella Tennant, Lily Donaldson, Lily Cole, Karen Elson y Kate Moss.

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La top londinense Lily Donaldson llevaba un vestido de lentejuelas con corsé de Vivienne Westwood.

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La modelo Lily Cole llevaba un vestido con encajes y brocados de Erdem.

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(De izda. a dcha.) Stella Tennant, Lily Cole, Karen Elson, Kate Moss, Naomi Campbell, Jourdan Dunn, David Gandy y Georgia May Jagger.

Gtres

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