La ‘biblioteca’ de los estilistas

La Albright Fashion Library de Nueva York es el showroom de alquiler y consulta de moda más cotizado del mundo. Patricia Black, su directora creativa, nos abre este histórico almacén

La Albright Fashion Library no hace publicidad. Ubicado en el primer piso del número 62 de Cooper Square –en el downtown neoyorquino–, para entrar en este exquisito showroom hay que llamar a una puerta de madera blanca sin señal alguna. Al abrirse y subir un par de escalones, lo primero que se ve a la derecha es una larga mesa en la que dos chicas, rodeadas de catálogos y muestras, trabajan en sus ordenadores. Son las asistentes personales de Patricia Black, que en Nueva York es conocida como «la estilista de los estilistas». Ella lo sabe todo acerca de quién es quién en el...

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La Albright Fashion Library no hace publicidad. Ubicado en el primer piso del número 62 de Cooper Square –en el downtown neoyorquino–, para entrar en este exquisito showroom hay que llamar a una puerta de madera blanca sin señal alguna. Al abrirse y subir un par de escalones, lo primero que se ve a la derecha es una larga mesa en la que dos chicas, rodeadas de catálogos y muestras, trabajan en sus ordenadores. Son las asistentes personales de Patricia Black, que en Nueva York es conocida como «la estilista de los estilistas». Ella lo sabe todo acerca de quién es quién en el mundo de la moda y no tiene reparos en afirmar que muchos editores y expertos de la industria, en algún momento, han ido a verla para pedirle consejo o alquilarle algún estilismo.

Patricia Black: «Todas las mujeres tienen que vivir su propia alfombra roja, al menos una vez en la vida»

Fernando Sancho

Nada más pasar el hall, un almacén de 2.200 metros cuadrados se abre ante nuestros ojos. En los cientos de estanterías e interminables filas de burros cargados de ropa se pueden encontrar las prendas más curiosas: vestidos florales icónicos diseñados por Ghesquière para Balenciaga, una chaqueta de Balmain con un look de rock star que usó Gisele Bündchen en un editorial de Vogue américa, el vestido de borlas y flecos de Dolce & Gabbana que Lindsay Lohan lució en una de sus primeras películas, monos de satén de Yves Saint Laurent o una colección de coloridas bolsas Hermès de diferentes temporadas. En total hay unas 20.000 piezas; 2.500 de ellas son vestidos con firmas de reconocidos diseñadores; 3.000 zapatos firmados por Jimmy Choo, Christian Louboutin, Manolo Blahnik o Prada. Sombreros, plumas, encajes, pieles, joyería…

Todas las piezas pertenecen a Irene Albright, considerada una de las 10 estilistas más importantes e influyentes de los años 70. Mrs. Albright, al terminar un shooting, solía comprar toda la ropa usada en el trabajo, a la que trataba de «inversión». Años más tarde, con su colección creó una empresa llamada Imelda’s Closet (el armario de Imelda) al que los estilistas neoyorquinos comenzaron a acudir a alquilar ropa para sus producciones. Así fue como Patricia Black y ella se conocieron y terminaron dando forma a lo que hoy en día es la Albright Fashion Library.

Las marcas de zapatos más buscadas: Jimmy Choo, Louboutin y Blahnik.

Fernando Sancho

«Llegué a la ciudad a finales de los 90 desde un suburbio americano y, tras conseguir mi primer trabajo de estilista, alguien me dijo: “Tienes que ir a Imelda’s Closet”. Ahí conocí a Irene y conectamos de inmediato. Imelda era el lugar al que iban todos en el mundo de la moda», recuerda Patricia. «Después de hacer muchas cosas por mi propia cuenta [también ha sido directora de arte en cine], Irene encontró este local, creamos juntas la Albright Fashion Library y me pidió que me pusiera al frente».

Auténtica y atrevida, la experta nos cuenta cómo ha conquistado (y sobrevivido a) Nueva York: «Siempre he buscado ser yo, mantener abiertos los ojos. En esta ciudad siempre pasan cosas y hay que absorberlo todo. Si te duermes, te pierdes». Su objetivo es lograr que éste sea un lugar que haga posible que «todas las mujeres puedan vivir su propia alfombra roja, al menos una vez en la vida. Relaciones públicas, modelos, celebridades… Las clientas vienen a crear su modelo perfecto para una ocasión especial, que puede ser una cena importante, un evento de trabajo o una boda. Nosotras buscamos que se sientan fabulosas».

Las pieles son uno de los elementos preferidos por la experta.

Fernando Sancho

Alquilar un ‘look’. No importa la clase social, el procedimiento siempre es el mismo. Hay que llamar al almacén con, al menos, una semana de antelación y, antes de tocar la puerta, hacer un depósito de 200 euros que se descuenta del coste final. El alquiler de las prendas suele ser por una semana y el precio mínimo por un look total empieza en unos 800 euros. Patricia y su equipo de cuatro estilistas te visten de los pies a la cabeza y hacen sugerencias sobre el peinado o el maquillaje más apropiado. En la Albright Fashion Library también se puede alquilar joyería, pero Black siempre recomienda usar complementos propios: «Algo que tenga un valor sentimental, que te haga sentir que lo que llevas tiene un significado».

Black insiste en que, si algo ha hecho de su negocio el showroom más cotizado del mundo para alquiler de ropa de diseño –están trabajando en abrir dos sucursales en Los Ángeles y París, debido a la demanda que tienen– es que ella, además de elegir las prendas, ayuda a «crear» un estilo. «Hay muchas empresas de alquiler de ropa, pero nosotros, con cada estilismo, queremos contar la historia de esa mujer. Con lo que lleva puesto, esa persona dice quién es».

El equipo de Black trata y arregla cada una de las prendas que hay en el almacén –desde los años 50 hasta hoy– como si se tratara de una pequeña obra de arte. «Todas están en perfecto estado y sin defectos».

Fernando Sancho

El coste del estilo. «Nuestros precios son los más altos en el mercado. Las clientas no vienen buscando algo más económico que comprarse su propio modelo; quieren pertenecer al mundo que pisan. Por ejemplo, si sabes que vas a sentarte en un desfile junto a estrellas de Hollywood y modelos fabulosas, quieres sentir que perteneces a ese espacio, tener la sensación de que lo que llevas puesto pertenece a tu armario. Que es algo delicioso y lujoso, pero que puede ir con tu personalidad. Al final, todos necesitamos la aprobación de los demás».

No es solo un recurso de las famosas. «La reina Noor de Jordania vino para que la vistiéramos para el Festival de Cine de Tribeca», nos dice esta fan declarada de Nicolas Ghesquière que se considera clásica en su estilo personal: «Yo me pongo lo que sé que me sienta bien. Y me gusta visitar mercadillos». Afirma que tener estilo no es fácil: «Hay mujeres que hasta con una bolsa de basura están guapas, pero la mayoría no somos así, por eso debemos esforzarnos para saber qué nos va… y qué no».

Fernando Sancho

Entre todos los modelos de las grandes firmas se pueden encontrar complementos que el equipo ha adquirido en mercadillos vintage de todo el mundo.

Fernando Sancho

La moda llega desde París. Los vestidos y los zapatos reinan en la Albright Fashion Library. La mayoría de los looks los compran en las semanas de la moda parisina.

Fernando Sancho