Julia Velázquez: historia de la camisa viral bendecida por el ‘efecto Amaia’
La diseñadora pamplonica estreña tienda online con ‘Lola’, la prenda que lució la cantante durante su concierto en la presentación de su firma en Barcelona.
Julia Velázquez (Pamplona, 1995) intuía que después del sábado 6 de abril la marca que está desarrollando pasaría a otro nivel. «Algo imaginé, pero no pensé que fuese para tanto», apunta al otro lado del teléfono. En menos de una semana, esta diseñadora residente en Barcelona ha sumado casi medio millar de nuevos seguidores en sus redes sociales, recibe mensajes de desconocidos a diario y hasta se ha topado con collages de fans hechos con su ropa, prendas de ...
Julia Velázquez (Pamplona, 1995) intuía que después del sábado 6 de abril la marca que está desarrollando pasaría a otro nivel. «Algo imaginé, pero no pensé que fuese para tanto», apunta al otro lado del teléfono. En menos de una semana, esta diseñadora residente en Barcelona ha sumado casi medio millar de nuevos seguidores en sus redes sociales, recibe mensajes de desconocidos a diario y hasta se ha topado con collages de fans hechos con su ropa, prendas de su firma homónima (Julia Velázquez), que ni siquiera estaban a la venta en su web. ¿El motivo? Amaia Romero llevó una de las camisas que ha diseñado, cantó tres canciones en la presentación oficial de su marca y la mencionó en sus redes sociales el mismo día. Al acto, en el local Espacio 88 junto a la mítica sala Razzmatazz barcelonesa, acudieron varias decenas de personas, pero bastó que una de ellas fuese la ganadora de OT 2017 para que se disparase el interés hacia su firma. «Es evidente que si alguien conocido lleva tus prendas se nota, estos fenómenos ya han pasado con otras artistas como Rosalía, pero no pensé que llegaría a esto. Estoy tremendamente agradecida a Amaia porque mi marca se está empezando a conocer gracias a ella», apunta Velázquez.
No era la primera vez que Amaia vestía unas prendas de Julia Velázquez. Lo hizo el verano pasado, en los dos conciertos que ofreció en Pamplona. «Aunque en la ciudad nos conocemos prácticamente todos, Amaia y yo no habíamos coincidido personalmente. Mi hermana canta en el coro del orfeón pamplonés y se conocían de cuando ella pasó por allí. Al ver que venía a la ciudad contacté con un amigo en común, él habló con su hermano Javier y desde el primer momento a Amaia le encantó la idea y me dijo que sí». Romero utilizó prendas de su colección final de carrera, The Project: un vestido color teja y un conjunto vaquero al que añadió otra camisa lazada.
La prensa se interesó por saber quién había vestido a una Amaia descalza sobre el escenario. Otras prendas y accesorios de esa colección de final de carrera se volvieron a ver en editoriales de revistas de moda sobre la cantante. The project está bendecido más allá del ‘efecto Amaia’ y ha batido récords por su cuenta. Velázquez dice que puso toda su alma en la producción. «Fue totalmente artesanal, llegué a teñir todas las prendas la cocina de mi casa, imagina el panorama», bromea. Para la pamplonica, cerrar su etapa de estudiante con una colección «fue como una odisea, pero el resultado fue fabuloso». No solo diseñó prendas de ropa, también creó pendientes de cerámica o botones. Hasta montó en su salón un taller para la impresión de imágenes. «Los prints los creé a partir de fotos personales. Hice un proceso revelado fotográfico en el que imprimía la foto en blanco y negro, le daba al tejido un líquido, ponía encima la foto impresa y con una bombilla de invernadero conseguí la impresión», cuenta satisfecha.
The Project fue una de las colecciones más loadas en su promoción de la escuela LCI Barcelona (antigua Felicidad Duce y de donde se han graduado otros diseñadores como Josep Font, Juan Vidal o Krizia Robustella), desfiló junto a sus compañeros en la 080 Barcelona, se llevó un premio en la pasarela de Berlín e Hippocampus, el delicado, surrealista e intimista fashion film que acompañaba a su trabajo de diseño fue premiado en el festival de fashion films de Barcelona.
«Es una ventana, un poco surrealista, a mi día a día en Pamplona», cuenta sobre el film y no deja de enumerar en la entrevista con su nombre de pila a todas las personas que le han ayudado en cada uno de los procesos –rodajes, editoriales, atrezzo, fotografía, etc– para ganarse ese sello estético de delicadeza y elegancia que ya le hace despuntar en un panorama español. Un horizonte donde los recién graduados en moda parecen condenados a tirarse hacia el diseño de moda rápida en gigantes textiles. Ella parece alérgica a ese escenario. «Por supuesto que sentí ese vacío de salir y verme sin trabajo. Podría intentarlo en Inditex o en otra gran firma, seguro que aprendería muchísimo porque tengo amigos que están allí, pero el cuerpo me pedía apostar por mí aunque tuviese que trabajar en una tienda de ropa, como hago, para poder mantenerme mientras lanzo poco a poco mi marca», apunta.
Velázquez, que trabaja en todos los procesos de producción de la prenda –»desde el patrón a los botones, todo es artesanal»– y que llegó al diseño tras abandonar los estudios de Publicidad y aconsejada por su amiga, la también diseñadora Karlota Laspalas, afirma sentirse influenciada por la elegancia clásica de Katharine Hepburn o Lauren Bacall. La madurez del viejo Hollywood mezclada con la estética de aquellas mujeres intrigantes (y fumadoras) en las imágenes de Peter Lindbergh o «aunque suene marciano, me encanta la estética de las películas de vaqueros». Un mix de masculinidad y fuerza femenina que se traduce en su cuidada estética visual. Una personalidad que también se intuye como hilo conductor emocional más allá de las propias prendas en el universo de la firma. Así lo demuestra su nuevo lookbook y fashion film, protagonizados por una madre y una hija que también lo son en la vida real. «Quiero vestir a chicas de mi edad, pero también a mujeres más maduras», explica.
La camisa verde anudada sin mangas que lució la cantante en su presentación, el modelo Lola, es la misma que ha puesto a la venta en su web en dos tonos más (granate y negro) en tres tallas distintas (38, 40 y 42). En unos días también la venderá en una tienda de Barcelona y, «si todo va bien», Velázquez no descarta ofertar más prendas. Tiene listo un conjunto de americana (Simona) y pantalón y otras camisas (Titina o Camino –todas las prendas tienen nombres de mujeres de su familia–) listas para producir en colaboración con la plataforma catalana para diseñadores emergentes Moda22. Su futuro promete mucho más allá del ‘efecto Amaia’.