Los 10 años del Bao Bao de Issey Miyake: el mítico bolso japonés que nació en Bilbao
El concepto detrás de este bolso nació en el Museo Guggenheim, pero la inspiración directa llegó de los operarios de la industria siderúrgica. Una década después de su creación, el Bao Bao sigue estando entre los favoritos de los amantes del lujo discreto.
Son muchos los que asocian el nombre de Issey Miyake al de un perfume, y con razón. En 1992 el japonés puso patas arriba a toda la industria al lanzar una fragancia minimalista y fresca, radicalmente opuesta a los aromas profundos y penetrantes que entonces copaban todo el mercado. Su L’Eau d’Issey se convirtió en un icono y su nombre, en un superventas. Pero a principios de los noventa el japonés no era ningún novato: llevaba un par de décadas revolucionando el mundo del diseño con su enfoque, curiosamente insólito, que prima la función.
En el 2010 dio forma a otro de sus grandes hitos...
Son muchos los que asocian el nombre de Issey Miyake al de un perfume, y con razón. En 1992 el japonés puso patas arriba a toda la industria al lanzar una fragancia minimalista y fresca, radicalmente opuesta a los aromas profundos y penetrantes que entonces copaban todo el mercado. Su L’Eau d’Issey se convirtió en un icono y su nombre, en un superventas. Pero a principios de los noventa el japonés no era ningún novato: llevaba un par de décadas revolucionando el mundo del diseño con su enfoque, curiosamente insólito, que prima la función.
En el 2010 dio forma a otro de sus grandes hitos, la línea de bolsos Bao Bao, “perenne favorita entre arquitectos y diseñadores”, dicen en la revista especializada Dezeen. Una creación que cumple 10 años en plena forma, como emblema del lujo discreto para amantes del diseño. El accesorio sintetiza toda la filosofía del creativo: es un tributo ‘pixelado’ al origami; una mezcla de la tradición japonesa y los últimos avances técnicos. Tan relevante hoy como cuando apareció por primera vez sobre la pasarela, en septiembre de 2010. En realidad es un bolso ‘vivo’ que adopta diferentes formas al ser usado, gracias a una malla interior flexible sobre la que se adhieren triángulos de PVC. ¿La inspiración directa? Los paneles de metal que los trabajadores de acero fusionan para crear estructuras.
En China o Japón, donde hoy existen tiendas dedicadas exclusivamente a la pieza, el Bao Bao es un modelo que nunca falta entre las falsificaciones de cualquier mercado, un infalible barómetro para medir el éxito de un bolso. Pero lo que pocos saben es que la inspiración original viene de España. Concretamente de Bilbao (de donde deriva precisamente el nombre Bao Bao): fue ideado para rendir homenaje a Frank Ghery y a su concepción de las formas para crear edificios. El Museo Guggenheim, que en 2010 llevaba tres años abierto, fue la chispa que encendió la creatividad de Miyake en este caso.
El japonés, que sobrevivió con siete años a la bomba atómica de Hiroshima (su madre falleció tres años después a causa de la radiación), se define como “diseñador de ropa”, no de moda. Él prefiere ofrecer prendas que transciendan a las tendencias y sirvan como vehículo de expresión del que las lleva puestas. En los ochenta reinterpretó con gran éxito los plisados de Fortuny, pero nunca ha dejado de innovar. Su obsesión es crear piezas ligeras, prácticas y fáciles de lavar. Zaha Hadid era gran fan de sus creaciones; también Steve Jobs, que adoptó sus suéteres de cuello vuelto como pieza crucial de su célebre uniforme. Además de colgar de los hombros de arquitectos y groupies del diseño, el Bao Bao siempre aparece en las manos de editoras, influencers o compradoras. Porque tras una década de éxito, el bolso de Miyake ha sido capaz de conseguir una utopía reservada a muy pocos: trascender a la obsolescencia de la moda.