Irfé, la ‘maison’ de sangre real rusa que fascina (de nuevo) a la moda
Fundada por una princesa Romanov y un conde relacionado con el asesinato de Rasputín, ahora la firma reescribe sus códigos y triunfa en el sector.
¿Puede una modelo rescatar de sus cenizas a una firma histórica de costura rusa tras leer un libro? Sí, se puede, a tenor de la cronología de una de las firmas más enigmáticas y apasionantes de la historia. Una maison que estuvo relacionada con los zares, con el asesinato de Rasputín y con el latir cultural del París de los años 20 y que ahora ha logrado volver a la primera línea gracias a la voluntad de una maniquí. Corría el año 2006 cuando la modelo Olga Sorokina se obsesionó con la historia de la Maison Irfé que había leído en Beauty in Exile, (un ensay...
¿Puede una modelo rescatar de sus cenizas a una firma histórica de costura rusa tras leer un libro? Sí, se puede, a tenor de la cronología de una de las firmas más enigmáticas y apasionantes de la historia. Una maison que estuvo relacionada con los zares, con el asesinato de Rasputín y con el latir cultural del París de los años 20 y que ahora ha logrado volver a la primera línea gracias a la voluntad de una maniquí. Corría el año 2006 cuando la modelo Olga Sorokina se obsesionó con la historia de la Maison Irfé que había leído en Beauty in Exile, (un ensayo de Alexandre Vassiliev, historicista de la moda, y uno de los mayores coleccionistas de trajes de época ruso). Fascinada por lo que había leído, consiguió contactar con Xenia Sphiris, nieta de los fundadores, y llegaron a un acuerdo para relanzar la marca.
Dos años después del encuentro, se presentó la colección para la casa durante la semana de la Alta Costura de París. La periodista Suzy Menkes describiría el momento como “un viaje en el tiempo” en el que “esbeltas siluetas y ricas decoraciones formaban una colección con espíritu del pasado en vestidos plisados, pero con el glamour del Moscú actual en los acabados en piel y el rico color”. Todo un triunfo.
Muchos podrían pensar que es otro Schiaparelli o lo que se ha pretendido hacer con Poiret, pero Sorokina tuvo claro desde el primer momento que “para escribir un nuevo párrafo en la historia de Irfe, no debía mirar para atrás, sino solo ir hacia adelante”. Aquí se ha hecho borrón y cuenta nueva. Las colecciones de la bielorrusa no son alta costura, sino prêt-à-porter o prêt-à-couture que buscan conformar el armario de la mujer moderna. Su última propuesta, presentada en París este mes, han sido un reflejo más de sus intenciones sin dejar de lado la inspiración rusa como un homenaje a sus creadores.
No obstante, merece la pena echar la vista atrás para comprender el valioso peso histórico que arrastra:
1. Sus creadores, los supervivientes de la dinastía imperial rusa:
La maison fue fundada en 1924 por el matrimonio formado por Félix e Irina Yusupov. Nacida en la familia Romanov, Irina (1895-1970) era la sobrina del zar Nicolás II y prima de la célebre Anastasia. Por su parte, Félix (1887-1967) era descendiente de una de las familias más acaudaladas de Rusia (se decía que los Yusupov eran incluso más ricos que el propio zar).
Su boda sería una de las últimas de la familia del emperador en celebrarse antes de comenzar la Primera Guerra Mundial, que alcanzó al joven matrimonio durante su luna de miel en Alemania. Pocos años después, en 1917, estallaría la Revolución de Octubre, que trajo consigo la caída de la familia imperial rusa. El zar, junto con su esposa e hijos serían fusilados en Ekaterimburgo. Otros miembros de la familia, como Irina y Félix, emigraron a Europa.
2. Antes de H&M, estuvieron ellos
Irfé no es más que el acrónimo de los dos nombres de sus fundadores, Ir-ina y Fé-lix. Un poco en la línea de nombres más actuales como Viktor & Rolf (Viktor Horsting y Rolf Snoeren), DsQuared2 (Dean y Dan Caten) o H&M (Hennes y Mauritz).
Anuncio de Irfé en Vogue en 1926 y una de sus últimas campañas.
Facebook Irfé
3. ¿Relacionados con la muerte de Rasputín?
La idea de crear la maison surgió tras un viaje de la pareja a Estados Unidos. Se dice que para poder abrirla, tuvieron que vender una de las pertenencias que consiguieron sacar de Rusia en su exilio, el famoso diamante ‘Pole Star’, a los joyeros Cartier. El encanto aristocrático de Irina, que ejerció como modelo en la inauguración de la maison en el hotel Ritz, contribuyó a su buena acogida.
Pero lo que llamaba especialmente la atención fue el pasado oscuro de la pareja. Según la versión más extendida, Félix Yusupov fue uno de los cómplices de la conjura y asesinato de Rasputín debido a la notable influencia que ejercía sobre los zares. Con una princesa rusa diseñando ropa y un ‘asesino’ como co-fundador de la firma, ¿quién no se sentiría atraído a su atelier a comprar ropa y escuchar sus historias?
4. A la familia imperial rusa le iba la moda:
Entre los Romanov no solamente fue Irina la que decidió dedicarse a la moda. La gran duquesa Maria Pavlovna Romanova, prima del zar Nicolás II, fundó la maison Kitmir en 1922. Situada en la avenida Montaigne de París, se especializó en bordados, que proveía casi en exclusiva para Coco Chanel y otros clientes como Patou o Jeanne Lanvin. Cesó su actividad en 1928.
En el caso de Irfé, también colaboraron como integrantes del equipo el hermano de Irina, Nikita Romanov, y su mujer, la princesa Maria Vorontsova-Dashkova.
5. Perfumes con personalidad (capilar) propia:
Fue la primera casa de costura rusa en lanzar un perfume en 1926, que llevó el nombre homónimo de la firma siguiendo el ejemplo de Chanel. Félix e Irina eran los autores de las fragancias, que se concebían en torno a cuatro categorías de mujeres atendiendo a su color de pelo: rubias, morenas, pelirrojas y con el pelo cano. La maison puso especial atención en las mujeres mayores haciendo honor a la abuela de Irina, la Emperatriz María Fiodorovna.
A la izquierda, Irina Yusupov con un vestido bordado. A la derecha, uno de los diseños de la última colección de prêt-à-couture de Irfé.
Cortesía de Irfé/ Facebook Irfé
6. Creaciones que reflejaron una época:
Delgada y de aspecto andrógino, Irina era el epítome del look de los años 20, y los diseños de maison Irfé reflejaron su gusto. El diario británico Daily Mail describía cómo la colección de 1925 estaba compuesta por vestidos de seda pintados en técnica batik y camisas de campesino de inspiración rusa. La siguiente incluiría vestidos de tarde bordados con abalorios, ropa deportiva, perfumes y cinturones de tela. Aunque el corte y los estampados se quedaban un poco anticuados, las largas siluetas y la elegancia de Irina popularizaron la maison, especializada en bordados.
Su primer atelier estuvo en el número 19 de la calle Duphot en París, pero abrieron tres nuevas sucursales en Londres, Berlín y Le Touquet.
7. Ellos inventaron lo de "cualquier similitud con la realidad, es coincidencia"
El poco olfato para los negocios de Félix Yusupov, junto con la ruina de sus clientes más prósperos debido al crack del 29, obligaron a que Irfé cerrase sus puertas. Solo dos de las creaciones originales de la casa sobrevivieron, uno de colección privada y otro como parte de la colección del MET de Nueva York.
El cierre de la maison no supuso la quiebra de la pareja. Entre otras cosas, el matrimonio ganó en 1934 un juicio contra la Metro-Goldwyn-Mayer por la película Rasputín y la Emperatriz. El motivo de la demanda fue la implicación que hicieron de Irina Yusupov, que según el filme era seducida por el famoso monje. La compañía no solo tuvo que eliminar esa trama sino que además indemnizó a Irina con 700.00 dólares.
Este caso sentó precedentes en las películas de género histórico y según la historiadora Natalie Zemon Davis, contribuyó a que se extendiese la famosa expresión “cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia”.
El matrimonio Yusupov revisando los negativos de la película ‘Rasputín y la Emperatriz’, por la que demandaron a la Metro-Goldwyn-Mayer
Getty
Bocetos de Irfé aparecidos en ‘Vogue’ en 1926.
Facebook Irfé
Imagen del matrimonio Yusupov.
Cortesía de Irfé
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