Otra forma de influir: las que nadie quería escuchar
En la última década las redes han abierto caminos a toda una generación de creativos, sobre todo mujeres, que antes no podían acceder a según qué espacios. Hablamos con ellas.
“Mi primera viñeta salió por casualidad”, dice con su acento andaluz Quan Zhou (@gazpachoagridulce en Instagram), “ni dibujaba, ni leía cómics, pero cháchara tengo mucha y a la gente le gustaba escuchar choques culturales. En vez de una carrera, mi madre quería que yo tuviera un restaurante chino y muchos hijos”. Entre broma y broma, Zhou lleva ocho años colando sus experiencias como española racializada y encontrando a miles de seguidores que comparten sus sentimientos: “Te das cuenta de que el sen...
“Mi primera viñeta salió por casualidad”, dice con su acento andaluz Quan Zhou (@gazpachoagridulce en Instagram), “ni dibujaba, ni leía cómics, pero cháchara tengo mucha y a la gente le gustaba escuchar choques culturales. En vez de una carrera, mi madre quería que yo tuviera un restaurante chino y muchos hijos”. Entre broma y broma, Zhou lleva ocho años colando sus experiencias como española racializada y encontrando a miles de seguidores que comparten sus sentimientos: “Te das cuenta de que el sentirte perdido, la búsqueda de identidad o la multiculturalidad conectan con personas de todas las partes”. Colgó su primer dibujo en Tumblr, se hizo viral en Menéame, en un par de meses publicaba en la versión digital de El País y pocas semanas después firmaba con una editorial su primera novela gráfica. Y todo con 24 años. Hoy tiene cuatro libros, da charlas en universidades y colabora con diversos medios. Un salto diligente que no hubiera sido posible sin talento, pero tampoco sin el altavoz de las redes sociales.
En la última década las redes han abierto caminos a toda una generación de creativos, sobre todo mujeres, que antes no podían acceder a según qué espacios. Ya fuera el escenario de la comedia o el terreno académico. Hija de un agricultor, Lidia García (@thequeercanibot en Twitter) descubrió hace no tanto que la alta cultura seguía siendo endogámica. Su perfil en la red del pajarito le ha permitido labrarse un nombre divulgando sobre su trabajo como investigadora de la cultura popular española a mediados del siglo XX: “Lo que más me interesa es que sea un medio intergeneracional. Hablo de la cultura de nuestras abuelas y abuelos. Me pareció una buena idea para unir a dos generaciones”. Prepara un libro, aparece en la serie documental sobre Lola Flores de Movistar+ (28 de octubre) y presume de podcast, ¡Ay, Campaneras!, sobre coplas, cuplés y zarzuelas, “las compañeras del barrer y el fregar”, la banda sonora de la España de posguerra. “Son puertas que no esperaba que se me abrieran, o quizá no tan pronto”.
Con un nuevo lenguaje difunden mensajes que hasta ahora se quedaban en lo nicho. En el caso de la revista digital Afroféminas (@afrofeminas), todo comenzó con una serie de entrevistas con la intención de “que la gente viera que hay mujeres negras que hacen cosas”, en palabras de Ana Bueriberi, su jefa de prensa. Hoy, además de en la web, difunden contenidos en redes, con especial atención a TikTok. Allí, en vídeos llenos de emoticonos, hablan de la Teoría crítica de la raza o de feminismo. “No sé si llegamos a cambiar mentalidades, pero llevamos a la reflexión, que es lo que hace falta”.
Llegar a muchos nunca había sido tan fácil, sostiene la escritora Carmen Pacheco, “lo difícil ahora es que no se desvirtúe tu mensaje. Mantener las riendas de la conversación”. Presente en la web desde 2001, con uno de los primeros blogs, ahora se vuelca en sus boletines (Ola y Flecha): “Es un espacio más seguro para hablar de temas que me interesan o preocupan. Las redes están bien para que te conozcan, pero el sitio en el que me siento más segura escribiendo es en mi newsletter”. Ninguna esquiva el desgaste que supone lidiar a diario con los haters (odiadores profesionales en la web).
Feminismo, raza, género o clase, debates que llegan a una parte importante de la población pero que, como las protagonistas de esta imagen saben bien, no deja de ser una burbuja. “Creo que ya va siendo hora de que todos estos perfiles diversos salten a la pantalla de la televisión, que es lo que consume la gente de a pie, porque no todo el mundo está en Instagram o TikTok”, señala la cómica y actriz Asaari Bibang (@asaaribibang). Su carrera empezó casi por casualidad, cuando fue madre y quiso contar otro punto de vista menos idealizado de la maternidad. “Mi niño va a cumplir cinco años, así que cuento a través de él los años de mi carrera”. Hoy llena teatros de toda España que antes ni le abrían las puertas: “Había un filtro que actuaba según sus propios criterios. Hoy podemos llegar al público sin intermediarios”.
“Te das cuenta de que la industria establecida no hace falta”, coincide la también cómica Carolina Iglesias (@percebesygrelos). “Necesitamos su dinero, pero ya no hace falta pasar determinados filtros o determinados aros”. No todo está hecho, aún queda mucha tarea conquistando espacios. Iglesias empezó hace 10 años, con 18, haciendo monólogos en Madrid, “como era un mundo que me sobrepasó, empecé a hacer vídeos en YouTube para prepararme”. Desde hace un año es coautora, junto a Victoria Martín, de uno de los podcasts más escuchados en España, Estirando el chicle. “Que haya tantos que quieran oírnos nos da la razón, porque han sido muchos años de pelear. Pero ni siquiera ahora se nos abren todas las puertas. Y si a nosotras nos cuesta tanto, pienso en otras compañeras que no han llegado”. Defiende que este es el momento de luchar con el techo de cristal. “Sentimos que lo estamos tocando ahora mismo y que podemos ayudar a las que vengan detrás”.
* Estilista: Paula Delgado . Maquillaje y peluquería: Yurema Villa (Ana Prado) para Guerlain & Mön ICON Team, Ariadna Martín (Ana Prado) para Mön ICON Team y Fran Cabrera (Ana Prado) para Guerlain & Miriam Quevedo. Asistente de estilismo: Paula Alcalde.
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