Hermès, equilibrio entre arte, cultura y lujo
Más allá de sus iconos y los buenos resultados económicos, Hermès es una empresa que ha convertido el arte en una experiencia creativa que da forma a la belleza.
Sorprender a nuestro cliente, eso es lo primero que queremos lograr. Pero también necesitamos sorprendernos nosotros. ¡Yo quiero sorprenderme! Y todo el mundo en Hermès se esfuerza para conseguirlo», explicó Pierre Alexis Dumas, sexta generación de la familia Hermès, a finales de mayo, en el distrito financiero de Nueva York. Aquella noche, Wall Street cambió el habitual ajetreo de los mercados bursátiles por el lujo de una maison francesa, capaz de invertir nueve meses de trabajo en reformar un edificio histórico de Manhattan para acoger un evento de apenas unas horas y tr...
Sorprender a nuestro cliente, eso es lo primero que queremos lograr. Pero también necesitamos sorprendernos nosotros. ¡Yo quiero sorprenderme! Y todo el mundo en Hermès se esfuerza para conseguirlo», explicó Pierre Alexis Dumas, sexta generación de la familia Hermès, a finales de mayo, en el distrito financiero de Nueva York. Aquella noche, Wall Street cambió el habitual ajetreo de los mercados bursátiles por el lujo de una maison francesa, capaz de invertir nueve meses de trabajo en reformar un edificio histórico de Manhattan para acoger un evento de apenas unas horas y transportar a los más de 700 invitados (entre clientes de la marca, editores de moda, gente del mundo del arte y celebridades como Jodie Foster) a través de los distintos universos de su particular cosmos creativo. Mucho más que una presentación, la cita neoyorquina se convirtió en una experiencia visual, estética y cultural de calidad.
Retrato de Bali Barret, directora artística del universo global femenino de Hermès.
Liz Collins
Tras un desfile de la colección de prêt-à-porter (la misma que Lemaire presentó en París en marzo), la sorpresa fue desvelada… En una estancia, un artista leía la fortuna en carrés de seda; en otra, junto a una piscina, un grupo de bailarinas, vestidas con los trajes de baño de la marca, interpretaba una coreografía sincronizada. Y como en un laberinto onírico, los sueños se sucedían al pasar de una sala a otra: caballitos de tiovivo donde subirse, una barra de bar con la forma de sus icónicos brazaletes en versión gigante…
Para entender cómo late el corazón de la maison –al ritmo del pulso creativo y no del económico–,S Moda entrevistó a Bali Barret, directora artística del universo global femenino de Hermès desde hace cuatro años. «Antes fui directora del área de seda, y todavía lo soy. Pero ahora superviso todos los departamentos creativos de la marca», cuenta. «Entré para colaborar en la creación de una colección de pañuelos en 2002. Después de eso, Pierre Dumas me propuso quedarme en la casa y acepté, aunque tuve dudas, no me creía capaz. Supongo que él vio en mí algo que yo desconocía. Antes tuve mi propia firma de moda».
El edificio histórico J. P. Morgan & Co., en el número 23 de Wall Steet, de Nueva York.
Cortesía de Hermès
¿Cómo es el universo de la mujer Hermès? ¿Cómo lo siente usted que es su directora?
Me encanta su diversidad. Nuestra intención no es desarrollar todos los departamentos a un mismo nivel, ni hacer que todas las unidades creativas estén estrictamente coordinadas entre ellas; se trata más bien de que todas las áreas (prêt-à-porter, joyería, marroquinería, etc.) mantengan su propia personalidad y al mismo tiempo funcionen unidos. Creo que es un enfoque que diferencia a esta masion de otras. Porque muchas firmas de lujo tienen todas sus colecciones ordenadas a partir delready to wear, que se convierte en el patrón que impregna todo lo demás. Nosotros no trabajamos así. Cada una de las secciones del universo femenino tiene su propio director creativo, y cada uno de ellos posee una particular y fuerte visión de los productos. Eso lo hace diferente.
Y a usted le toca lidiar con todos ellos.
Sí, soy una especie de terapeuta [sonrisa] o psicóloga diplomada, como quieras llamarlo. Mi función es mediar entre la creación y la relación con estos creativos, para que todas las colecciones fluyan.
Y mientras, no ha parado de diseñar.
Así es, pero sobre todo me reúno con ilustradores y artistas cada semana, para posibles colaboraciones. A veces se trata de gente muy joven.
Unas bailarinas interpretaron una coreografía con los bolsos.
Cortesía de Hermès
Usted siente un profundo respeto por la herencia, y al mismo tiempo se considera una persona muy contemporánea. ¿Es ésta la llave del éxito de Hermès, una marca que ha logrado ser extraordinariamente moderna en su clasicismo?
Creo que sí. Habría sido muy fácil, con los archivos históricos que tenemos, limitarnos a reeditar todos los iconos una y otra vez. Pero habría sido un error, porque después de un tiempo, habríamos muerto. El corazón de Hermès es la creación, conocer gente nueva que abra la puerta a nuevos retos, sin perder de vista nuestro ADN, inmensamente rico.
Ahora mismo parece que la moda reniega de los looks más encorsetados y las últimas tendencias pasan por un estilo de mujer que viste prendas mucho más cómodas y relajadas, que abraza incluso el sport chic. Un estilo, por otra parte, al que Hermès siempre ha sido fiel. ¿Cree que el mundo de la moda ha intentado copiar su espíritu?
En el universo fashion hay tiempo para todo. Y todo se basa en el cambio. Hoy es estampado; mañana, colores lisos; al siguiente, minimalismo; al otro, triunfa el exceso… Siempre ha habido un momento y una época para todo. Pero quizá en la difícil coyuntura social que estamos viviendo hoy, tiene sentido que la gente quiera algo bonito, seguro, simple y auténtico. Creo que hay una necesidad de buscar cosas genuinas, algo que Hermès siempre ha contemplado de una manera natural.
Instalación visual tributo al área de zapatos
Cortesía de Hermès
Hoy la industria parece obsesionada con el consumidor. Saber cuáles son sus necesidades y controlar sus deseos parece la búsqueda del Santo Grial.
No en nuestro caso. Nosotros proponemos, no respondemos a posibles demandas del mercado.
¿Cómo se logra estar fuera de la ley del mercado y sin embargo ser una marca de éxito?
Intuición, creación y know how. Las ideas sin un saber hacer no son nada. El know how es el 50% de la creación. El equilibrio entre estos factores es el que da como resultado producir objetos bellos. Y ésta es la mayor preocupación en Hermès, dar forma a la belleza.
Mercados emergentes: China, India… ¿Cómo los ve una marca tan francesa como Hermès? ¿Se ha planteado su conquista de una determinada manera?
Algunas firmas lanzan incluso ediciones ad hoc para determinados países. No, nunca haríamos eso. En cada tienda de Hermès su director decide qué quiere comprar. Por eso, no encontrarás nunca unaboutique exacta en el mundo. Estamos presentes en países lejanos desde hace mucho tiempo, y existe una relación de respeto por otras culturas. Por ejemplo, Jean Louis Dumas ha tenido desde siempre una pasión especial por la India; no lo vemos como el «nuevo mercado», es un lugar donde Hermès tiene raíces desde hace décadas. Mucho antes, incluso, de que tuviéramos tienda ahí. Lo mismo sucede con Japón. No todo nuestro mundo gira en torno al negocio, se trata de conocer países y gente interesante.
En una de las estancias, estaba el bangle bar. Una barra peep-show con forma de brazalete que ofrecía copas de champán.
Cortesía de Hermès
A la marca le apasiona trabajar con artistas. ¿Cómo descubre tanto nuevo talento para sus colaboraciones?
De muchas maneras. Pierre Alexis tiene una relación muy personal con el universo artístico. Él viaja mucho, se reúne con gente y siempre que vuelve a París me llama y me dice «tienes que ver esto». Es una gran inspiración. Pero también recibo propuestas. La gente me envía su trabajo para que lo vea, yo selecciono lo que me parece interesante y quedo con ellos para conocerlos. También voy a exposiciones, y mis ojos siempre están abiertos. Es importante no ponerte límites ni encasillar a nadie, todo artista es susceptible de poder aportar algo inesperado.
¿Cuál ha sido la colaboración más sorprendente?
Sin duda, la de Hiroshi Sugimoto. Un artista increíble. Todo su trabajo es escultórico y también fotografía en blanco y negro. A Pierre Alexis y a mí nos fascinaba la posibilidad de trabajar con él. Estábamos convencidos de que nos propondría algo de foto en blanco y negro. Y de repente vino él con todos esos colores. Ésa es la clase de sorpresas maravillosas detrás de nuestro trabajo. Y lo más gracioso del tema es que él no paraba de decir a los periodistas: «Precisamente propuse este trabajo a Hermès porque pensaba que no iban a aceptar algo así, me sorprendió mucho que lo hicieran» [risas].
En una sala, empapelada con carrés de seda y aire intimista, se oía música en directo.
Cortesía de Hermès
¿Cómo ve a la mujer Hermès?
Es libre de mente y tiene instinto para el estilo, más que para la moda. Ella decide quién quiere ser, a diferencia de una fashion victim o alguien que sencillamente necesita una marca para sentirse bien.
¿Es difícil encontrar una fémina así?
No. En los últimos 20 años, las mujeres han tenido un acceso a la moda más amplio que el que tuvieron anteriores generaciones. Así que, en un principio, lo quieren todo, lo prueban todo y, más tarde, modelan sus propias ideas y son capaces de escoger aquello que case con su personalidad. Incluso las más jóvenes son muy exigentes en todo lo que se relaciona con su imagen.
Una de las estancias dedicadas al departamento de seda de Hermès.
Cortesía de Hermès