Francesca Scorsese: «He sentido mucho alivio al saber que no he conseguido mi primer gran papel por mi apellido»
Detrás de un apellido tan intimidante se esconde una joven que actúa con la misma naturalidad con la que abre la puerta a Leo DiCaprio cuando llega de visita. La hija de Martin Scorsese triunfa en ‘We are who we are’ como intérprete, pero su verdadera ambición es ser directora. Hablamos con ella de esta y otras (muchas) inquietudes.
Son las 12 del mediodía en Nueva York y Francesca Scorsese (21 años) charla animadamente a través de Zoom sobre su vida, que define como «muy normal», y sus primeros proyectos como actriz y realizadora. «Mi infancia también fue como la de cualquier otro niño, pero con muchas niñeras. Con mi padre siempre rodando fuera y mi madre enferma de Parkinson, tenía que ser así», explica mientras juguetea con su perro. Francesca es la hija pequeña del director de cine Martin Scorsese y la editora de Random House, Helen S. Morris, la quinta mujer del creador de algunas obras maestras como ...
Son las 12 del mediodía en Nueva York y Francesca Scorsese (21 años) charla animadamente a través de Zoom sobre su vida, que define como «muy normal», y sus primeros proyectos como actriz y realizadora. «Mi infancia también fue como la de cualquier otro niño, pero con muchas niñeras. Con mi padre siempre rodando fuera y mi madre enferma de Parkinson, tenía que ser así», explica mientras juguetea con su perro. Francesca es la hija pequeña del director de cine Martin Scorsese y la editora de Random House, Helen S. Morris, la quinta mujer del creador de algunas obras maestras como Taxi Driver, El aviador o El lobo de Wall Street. Puede que esa niñez a la que se refiere fuera relativamente común para los estándares de una persona criada en el ecosistema de Hollywood, pero, según avanza la conversación, queda claro que para el resto de mortales la vida de Francesca Scorsese es, como poco, extraordinaria.
¿Cómo era uno de esos días normales en casa de los Scorsese cuando eras pequeña?
Como familia cada sábado veíamos una película antigua juntos. Mi padre siempre ha querido asegurarse de que tenga una gran cultura cinematográfica. Él elegía estas películas con mucho cariño, teniendo en cuenta mi edad o las cosas que estaba experimentando en la vida. Por supuesto, empezamos por Fantasía y La Cenicienta, pero pronto nos introdujimos en Hitchcock y siempre elegía algún título histórico relacionado con lo que estaba estudiando en clase. El cine siempre ha estado presente en nuestra casa, es nuestro universo y yo veía normal conocer a estrellas, pero también alguna vez he dicho: «Guau, esto es increíble». Sobre todo cuando las niñas de mi clase me rogaban que les presentase a este u otro actor.
Su lista de anécdotas con grandes estrellas de Hollywood debe ser infinita…
Recuerdo que cuando era pequeña era muy tímida. Leo DiCaprio siempre quería jugar conmigo cuando venía a casa y yo lo odiaba porque no quería ser el centro de atención, de modo que me escondía bajo la mesa. Me encanta Leo, es una persona maravillosa, pero cuando tenía cuatro años no quería que nadie me diera besos y abrazos, ni siquiera Leonardo DiCaprio.
Tengo entendido que Robert de Niro es su padrino.
Sí, así es. Es una persona muy entrañable. Cuando me llegó el guion de mi último trabajo me dijo que quería leerlo antes de que aceptase. Luego nos reunimos sin nadie más y tuvimos una larga conversación sobre el tema. Fue muy especial. Es mi mentor. Quería asegurarse de que sabía a lo que me enfrentaba. Sus consejos son muy valiosos para mí porque muchas veces hay cosas que no te apetece hablar con tu padre.
Con su último trabajo, Francesca Scorsese se refiere a su papel en la serie de HBO We are who we are, bajo las órdenes del director italiano Luca Guadagnino (Call me by your name). En ella da vida a Britney, una adolescente –que vive en una base militar estadounidense en Italia– y que junto al resto de su pandilla experimenta los primeros capítulos del despertar sexual, se pega las fiestas de su vida y navega por los primeros años de juventud con la sensación de estar perdida, pero al mismo tiempo saber bien lo que no quiere. Un viaje en el que el espectador vuelve irremediablemente también a su propia adolescencia. Un proyecto que rodó justo antes de la pandemia y que pudo compaginar con sus estudios en la Academia de cine de Nueva York.
¿Cuándo se dio cuenta de que quería dedicarse al cine?
No recuerdo un momento concreto. He crecido en los sets de grabación y creo que inevitablemente estaba claro que me dedicaría a esto. No soy una persona muy brillante en matemáticas o ciencia. Desde siempre he tenido un perfil más artístico. Ahora estoy muy centrada en la actuación, pero al mismo tiempo muy emocionada con los proyectos que tengo también detrás de la cámara. Poco a poco iré viendo adónde me lleva mi carrera.
¿Cómo fue trabajar con Luca Guadagnino en su primer gran papel como actriz?
Fue interesante ver cómo trabajaba con un grupo de chavales jóvenes e inexpertos. Nos dejó mucha libertad y mucha improvisación, y él acabó siendo parte de la pandilla, una especie de espíritu divertido alrededor nuestro para que todo fluyera.
¿Es cierto que Guadagnino no sabía su apellido cuando la eligió para el papel?
Sí, al menos eso es lo que él me dijo. Al principio, me resultaba triste pensar en que la única razón por la que había conseguido el trabajo era por mi apellido. Pero Luca me contó que no tenía ni idea de que yo era la hija de Martin Scorsese. Al parecer él me eligió y más tarde preguntó al equipo por mi nombre y apellidos y fue como: «Anda, pero ¿tiene alguna relación con Scorsese?». Yo me sentí muy aliviada cuando me lo explicó.
La serie trata la transexualidad con una gran naturalidad. Sorprende lo simple que es todo en la ficción y lo complicado que ha sido el debate en la sociedad y a nivel político.
Creo que si una persona se siente infeliz por haber nacido en un cuerpo que no le corresponde debe hacer todo lo posible por cambiarlo. Ocurre con este tema que muchos adultos crecieron en un mundo completamente diferente donde esto no estaba normalizado. Respeto mucho a esas personas adultas que se educan y cambian de opinión. Yo lo he hecho en muchas cosas. Es algo muy saludable. Para mi generación es fácil entenderlo porque hemos crecido en un momento de gran cambio y con mentes abiertas. Pero alguna gente mayor desgraciadamente no lo capta con tanta sencillez.
El personaje de Britney refleja a una chica muy segura de sí misma y de su cuerpo. ¿Comparte con ella alguna de esas cualidades?
Esta es una pregunta muy complicada. Yo por supuesto adoro los cuerpos naturales de todas las tallas y creo en la diversidad al 100%. Sin embargo, he sufrido afrontando mis propios complejos. Todas estas inseguridades se hacen todavía más grandes cuando tengo mucha atención, por ejemplo, con la promoción de la serie. Creo que al final todos estamos llenos de inseguridades. Algo que estoy haciendo últimamente para trabajar mi autoestima es limpiar mi Instagram y mi Tik Tok para seguir a gente que no responda al físico estándar perfecto de modelo. Creo que está contribuyendo bastante a mi seguridad.
Fraser, uno de los protagonistas de la serie, es un fanático de la moda. ¿Es algo que también le interesa?
No, para nada. Nunca he sido una persona con estilo. Siempre me encontrarás con una camiseta amplia, unos pantalones cómodos y unas zapatillas. Toda la pasión que no le pongo a la moda la uso para el maquillaje y el cuidado de la piel. Ahí sí pongo mucha energía y mimo.
Aunque Francesca Scorsese quiere hacerse un camino propio al margen del éxito de su padre, no se esfuerza en ocultar que está muy unida a sus progenitores y que ambos son el faro de su vida. En sus redes sociales, marcadas por la naturalidad, habla de sus sentimientos y les profesa cariño y admiración a partes iguales. De hecho, los tres juntos son una piña y preparan un proyecto del que todavía no puede hablar, pero que será una «experiencia muy gratificante para la familia».
En su cuenta de Instagram es muy abierta sobre lo duro que es convivir con la enfermedad de su madre y lo unidas que están.
Lo que más me rompe el corazón es que ella es una mujer increíble con una mente absolutamente privilegiada. Su Parkinson es lo más horrible que me ha pasado. Durante mucho tiempo me he preguntado por qué a gente buena le pasan cosas tan malas. Me entristece mucho ver vídeos del pasado y verla tan activa, tan viva, tan intensa… Me hubiese gustado saber cómo de cruel iba ser esta enfermedad para haberla disfrutado todavía más cuando todavía estaba bien. No dar por sentado que puedes escuchar a tu madre decirte te quiero porque llega un día que no puedes. Creo que nunca conoceré a alguien a quién admire más que a ella.
Fran Lebowitz es otro de sus referentes…
Es tan divertida, me río mucho con ella… Lo que realmente me inspira de ella es que no le importa absolutamente nada lo que piensen los demás. Me encantaría tener esa seguridad en mí misma. Solemos pasar la Nochevieja juntas en casa de mis padres, vemos una película antigua, la comentamos, Fran hace bromas muy graciosas, vemos la bola bajar y bebemos champán. Es el alma de nuestras fiestas.
Además de todos los proyectos que tiene como actriz y realizadora [que evita concretar con el argumento de que se encuentra «en plenas negociaciones»] también echa una mano a su padre como community manager.
Veo que ha dejado de ser un secreto (risas). Me costó un poco convencerle para que se abriera Instagram y mostrase su lado más desconocido. La gente tiene una idea de él como una celebrity con mucho dinero, con el glamur de Hollywood, pero realmente nadie veía el otro lado de Martin Scorsese: el hombre que tiene a su mujer enferma de Parkinson, el ser humano que adora a los perros, a ese hombre que llora y se preocupa por sus seres queridos. Él es una estrella, está claro, pero también es una persona muy divertida y llena de amor hacia su familia y amigos. Me parecía muy bonito que lo mostrase al mundo.