La última (e íntima) carta de amor a Franca Sozzani la ha grabado su hijo

Francesco Carrozzini dirige el documental ‘Franca, Chaos & Creation’, una ventana al universo privado de su madre, la provocadora y fallecida editora de ‘Vogue Italia’.

«Nunca me llevaste a jugar al parque a jugar con los otros niños», recuerda Francesco Carrozzini a su madre mientras su icónica melena rubia le da la espalda paseando por un Central Park cubierto de nieve. «Nunca lo hice, ni siquiera te llevé en cochecito ¡Hasta me perdí tu graduación en Primaria porque volví a casa al día siguiente!», aclara Franca mientras sigue caminando sin girarse a su interlocutor. Leída así, esta imagen podría connotar cierto rencor familiar del hijo por evidentes ausencias en la infancia. No es el caso. Y eso que en Franca, Chaos and Creation –el íntimo y sinc...

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«Nunca me llevaste a jugar al parque a jugar con los otros niños», recuerda Francesco Carrozzini a su madre mientras su icónica melena rubia le da la espalda paseando por un Central Park cubierto de nieve. «Nunca lo hice, ni siquiera te llevé en cochecito ¡Hasta me perdí tu graduación en Primaria porque volví a casa al día siguiente!», aclara Franca mientras sigue caminando sin girarse a su interlocutor. Leída así, esta imagen podría connotar cierto rencor familiar del hijo por evidentes ausencias en la infancia. No es el caso. Y eso que en Franca, Chaos and Creation –el íntimo y sincero documental que ahonda en la carrera personal y profesional de la emblemática directora de Vogue Italia, fallecida en diciembre tras una enfermedad–, los recuerdos sobre la férrea pasión laboral y la creatividad artística priman sobre (inexistentes) estampas familiares al uso. Como cuando la editora aclara, para sorpresa de Carrozzini, que cuando se quedó embarazada, su padre estaba casado con otra mujer, algo que él desconocía totalmente a sus treinta y pocos años; o como cuando le indica que estuvo a punto de colocarle un flequillo cuando era un bebé porque «eras tan rosso de piel que tenía miedo a que fueses feo toda tu vida».

Lejos de perpetrar un retrato moralista sobre una madre ausente y adicta al trabajo, el documental, dirigido por su hijo y que inaugura este jueves la tercera edición del Moritz Feed Dog en Barcelona, es una sentida carta de amor y admiración a la tenacidad de una mujer independiente que golpeó los cimientos de las revistas de moda para convertirlas en mucho más que eso. «Las revistas no tienen que enseñar sólo vestidos, las revistas están conectadas con el arte, el cine, con todo. Tampoco hacemos alta cultura, esto trata de posicionarse», enfatiza la que para Valentino fue «una de las editoras más grandes de este mundo» y que Bernard-Henri Lévy define en el metraje como una mezcla de «una heroína de Stendhal y una musa de Botticelli».

Rodado antes de que Sozzani fuese diagnosticada, Franca muestra cómo la que apuntaba maneras para ser una «burguesa italiana» más («podría haber ido a esquiar en invierno y cuidar de los niños en casa sin trabajar») se decantó por la edición de moda tras maravillarse con las Biba girls del Swinging London de los 60 huyendo de un matrimonio desastroso que apenas duró tres meses. Pasó una breve etapa en Vogue Bambini («lo odiaba, los niños lloraban todo el rato») para después reformular por completo Vogue Italia. Llegó en 1988, la misma fecha en la que Anna Wintour desembarcó en la edición estadounidense (su hijo y la hija de Wintour, Bee Shafer, se acaban de comprometer). «Hacía todo lo que los estudios de marketing me prohibían, si me decían ‘debes hacer esto, y no lo otro’ yo siempre hacía lo contrario», replica orgullosa en la cinta.

Franca Sozzani y Francesco Carrozzini, director del documental, en una foto del álbum familiar.Cortesía de Moritz Feed Dog

Sozzani revolucionaría el formato. Licenciada en Filosofía y Literatura alemana, sabía que editar una revista escrita en un lenguaje minoritario como el italiano era un punto débil en la exposición internacional, así que le dio el poder a la imagen. Lo hizo: se inventó a las supermodelos de los 90, apoyada por su cuadrilla de fotógrafos fetiche (Bruce Weber, Steven Meisel, Peter Lindbergh) y su buen amigo Gianni Versace (uno de los pocos momentos en los que se emociona en el documental es al recordar su asesinato). Se anticipó a la inclusión curvy en 2011 con Belle vere, una portada emblemática de  que catapultaría la carrera de Candice Huffine o la después chica Sports Illustrated, Robin Lawley. También atestó un bofetón a la tiranía de mostrar un único modelo de belleza (blanca) con el histórico Black Issue, en julio de 2008, protagonizado exclusivamente por modelos negras.

Sozzani se inventó a las supermodelos, aquí una portada de 1993 con parte de las protagonistas que marcarían una era.Vogue Italia

No escapó de la polémica. Se ganó la admiración e indignación a partes iguales de la industria de la comunicación, dividida y fascinada ante sus controvertidas portadas sobre el derrame de petróleo de BP en 2010, la lacra de la violencia doméstica contra las mujeres (2014) o la obsesión por la cirugía estética (2005). «¿Por qué no podía hablar de esto? ¿Por qué la moda no puede hablar de lo que está pasando en el mundo?», reclama enfadada cuando le recuerdan las críticas que obtuvo, aunque sí reconoce que traspasar esos límites le hacía vislumbrar el fin de su carrera: «cada mes pensaban que iban a despedirme y que era mi última portada».

Más romántica que glacial («todavía estoy esperando a mi príncipe azul, sé que llegará»), Sozzani se describe en el documental como una mujer capacitada de «reconocer la genialidad» de los que la rodeaban. El torbellino artístico y anticomercial que la caracterizaba queda resumido en una escena, cuando su hijo le advierte de que en un editorial sobre mujeres en San Petersburgo había colocado una doble página con una foto de un río helado, sin modelos. «Aquí perdiste la oportunidad de enseñar vestidos», le dice, a lo que ella responde: «Sí, pero añado el sueño. ¡Añado el sueño!».

Franca Sozzani falleció el pasado mes de diciembre, pasó 28 años al frente de la edición italiana de ‘Vogue’.Cortesía de Moritz Feed Dog

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