Ficción americana: diccionario teléfilo
La televisión es la nueva reina de la cultura pop. Ahora que las grandes cadenas norteamericanas ya han anunciado sus programaciones de otoño, hay que pertrecharse en condiciones para meter baza en las conversaciones más freakis.
Aquí mando yo. Es lo que puede decir el productor de una serie. Al contrario del cine, donde el director manda, en la tele el creador produce y es el rey. Ahora se llevan los grandes nombres con lo que parece que va a ser la madre de todas las series. «Aunque a veces pinchan», explica Laia Portaceli presentadora de la sección series de Tentaciones en Canal+. «Le pasó a Spielberg con Terra Nova y The River». También a J. J. Abrams con Person of Interest. Quiere resarcirse y se ha unido a Eric Kripke (Sobrenatural, en AXN) para crear Revolution, situada en un futuro postapocalíptico sin energí...
Aquí mando yo. Es lo que puede decir el productor de una serie. Al contrario del cine, donde el director manda, en la tele el creador produce y es el rey. Ahora se llevan los grandes nombres con lo que parece que va a ser la madre de todas las series. «Aunque a veces pinchan», explica Laia Portaceli presentadora de la sección series de Tentaciones en Canal+. «Le pasó a Spielberg con Terra Nova y The River». También a J. J. Abrams con Person of Interest. Quiere resarcirse y se ha unido a Eric Kripke (Sobrenatural, en AXN) para crear Revolution, situada en un futuro postapocalíptico sin energía. «Con una premisa como esa podría tratarse de un bluf o del nuevo Perdidos», dice Laia.
‘Back Nine’. Dos palabras mágicas para una productora. Significa que la cadena le encarga nueve episodios más de los 13 iniciales y su show sobrevive una temporada en medidas EE UU: allí dura entre 22 y 24 episodios, que van de otoño a mayo.
‘Cliffhanger’. Es el momento culminante de la acción y el protagonista está metido en un lío de tal calibre que es prácticamente imposible que escape. Sí, justo cuando se acaba el episodio final de la temporada y hay que esperar otros cuatro meses (con suerte) para conocer el desenlace. El término procede de las primera series de acción de los años 40 y 50 (Lone Rider, Superman). Cada semana el protagonista o la chica acababan colgados de un acantilado (cliff, en inglés; hanger significa colgante) y había que esperar siete días para ver si se salvaban. Ahora este recurso lo utilizan todos, de The Good Wife (Fox emite la tercera temporada) a True Blood (en Canal+), para concluir sus temporadas y asegurarse la vuelta de sus seguidores al redil.;
De culto. «Es un fenómeno que tiene que ver con cómo se consumía antes la tele –explica el experto en cine y televisión Jordi Costa–, cuando había productos minoritarios que seducían a un público relativamente pequeño, pero con mucho entusiasmo». Así creció Star Trek. «La cancelaron tras la tercera temporada, pero la comunidad de fans protestó y consiguieron resucitar la franquicia; que no la serie», relata Costa. El mercado decide que no es rentable, «pero el fan hace de ello un éxito de otra manera», añade. ¿Unos cuantos títulos para apuntar? La brillantemente absurda Arrested Development (cuyo elenco lleva años anunciando película y regreso; parece que será Netflix quien lo consiga) o Party Down. Todavía en activo y con muchos seguidores obstinados: Shameless (Canal+), Children’s Hospital, Colgados en Filadelfia y Workaholics.
‘Espoiler’. Básicamente, que le revienten a uno la trama de una serie al desvelar detalles importantes. Siempre hay un graciosillo que se empeña en que sepamos que el protagonista de Juego de tronos muere al final de la primera temporada. Lo bueno es que Canal+ ya emite la segunda.
‘Feuds’. Grandes peleas en los sets de rodaje. Suelen estar implicados productores y actores, y su relevancia crece desmesuradamente porque hacen públicas sus «diferencias». Ocurrió entre el productor de Dos hombres y medio (en España, en TNT), Chuck Lorre, y su protagonista, Charlie Sheen, y su personaje murió en ridículas circunstancias. Acaba de suceder entre el creador de Community (en AXN White), Dan Harmon, y el cómico Chevy Chase, que se quejó del guion y el otro le dijo un montón de cosas (todas muy feas) en una fiesta, con un micrófono en la mano y ante su mujer y su hija. A cambio, Chase le dejó un incendiario mensaje en el móvil que acabó en Internet.
‘Jumping the shark’. Se llama así a ese punto de inflexión en el que la serie (con más temporadas de emisión de las realmente necesarias) no puede llegar más bajo en su intento de mantener el interés de los espectadores. Remite a un momento clave de la televisión americana, el episodio en el que Fonzie, unos de sus personajes clásicos, de la serie de los 70 Happy Days (que lanzó a la fama al ahora director oscarizado Ron Howard), salta literalmente sobre un tiburón mientras hace esquí acuático.
‘Midseason’. El plan B de las cadenas. Son las series que se encargan de rellenar los huecos temporales de las importantes –que paran para grabar más episodios en invierno– o los que dejan las canceladas. Duran solo 13 episodios y algunas tienen más éxito y larga vida que las apuestas fuertes. Fue el caso de The Office (TNT) o de Anatomía de Grey (Fox), que siguen aguantando el tirón.
Secundarios. Actores que, en muchas ocasiones, se comen a los protagonistas en cada escena que comparten. «La experiencia es un grado», asegura Laia Portaceli, que nombra a Maggie Smith de Downton Abbey como mejor ejemplo: «Ella es el verdadero aliciente de la serie». Nuestras propuestas para soltar en las conversaciones más sesudas: Christine Baranski (actualmente en The Good Wife), Doris Roberts (nombre con el que contraatacar cuando alguien hable de Betty White) o Stephen Tobolowsky, un señor tan habitual que hasta le hicieron un documental.
‘Upfronts’. Cinco días de mayo en los que las cadenas anuncian sus apuestas. Hay de todo, de extraterrestres a innecesarias versiones de Sherlock Holmes. El mayor desasosiego: el reality show de la familia de Clint Eastwood. No habrá que esperar tanto para The Newsroom, nueva incursión de Aaron Sorkin en el periodismo.
‘Vanity Card’. La tarjeta de visita de la productora de la serie. Aparece al final del final de los títulos de crédito y en ella los creadores aprovechan para saludar a los fans con notas secretas, como Chuck Lorre. Greg Garcia (Hope, la emite Fox) saca a sus amigos con sombreros mexicanos. La mejor es la de Ronald D. Moore y David Eick en Battlestar Galactica: pequeñas perversiones de apenas segundos en las que se asesinan de mil maneras al más puro estilo Rasca y Pica de Los Simpson.