«Zoe, pon ojitos de felación» o cómo las actrices destapan las miserias de los castings de Hollywood
Ya no hay miedo al ‘no volverás a trabajar en esta ciudad’. Las estrellas denuncian el ritual sexista de las audiciones en la industria del cine.
«Joven. Entre 16 y 28 años. Este papel requiere topless. Interpretarás a uno de los personajes centrales, un animal espiritual que resulta ser una mujer medio desnuda vistiendo una máscara de unicornio». Este anuncio de casting se hizo popular hace unos años, cuando Katrina Day, una aspirante a actriz de Nueva York, decidió abrir un Tumblr donde compartir las ofertas más sonrojantes que se encontraba en su día a día...
«Joven. Entre 16 y 28 años. Este papel requiere topless. Interpretarás a uno de los personajes centrales, un animal espiritual que resulta ser una mujer medio desnuda vistiendo una máscara de unicornio». Este anuncio de casting se hizo popular hace unos años, cuando Katrina Day, una aspirante a actriz de Nueva York, decidió abrir un Tumblr donde compartir las ofertas más sonrojantes que se encontraba en su día a día. Day estaba harta de encontrarse con anuncios como «Chica guapa. No habla» o «Chica entre 20 y 30 años que se sienta cómoda con pezoneras y teniendo sushi colocado encima de su cuerpo». La web captó la atención de los medios anglosajones y se popularizó tanto que hasta se creó una webserie en la que ella y otras intérpretes ejemplificaban el sexismo cotidiano en los castings de actrices. Un fenómeno similar pasó en Reino Unido el año pasado, cuando una actriz se puso un sobrenombre para visibilizar la cosificación y el absurdo diario al que se enfrentaba, creó la web Casting call Woe donde compartía anuncios tipo «se busca chica guapa. Hace lo que mejor saben hacer las mujeres: buscar a tíos». El tono cómico llegó después con el video viral Casting Call: The Project, donde 19 mujeres leían frases con las que se habían encontrado, con perlas como «es guapa hasta sin maquillaje» o «adora tanto ser mujer que probablemente siempre lleve un sujetador push up«.
Tres años después, no solo son las aspirantes que no tienen nada que perder las que denuncian ser objetificadas o haber sufrido actitudes sexistas y acoso sexual en su gremio. La revolución feminista de las estrellas de Hollywood se diversifica en varios frentes desde el #AskHerMore, a denunciar la brecha salarial o airear las bajezas sexuales del viejo Hollywood, como el acoso de Judy Garland siendo una cría en El Mago de oz o Tippi Heddren desvelando cómo Hitchcock le hizo la vida imposible. Envalentonadas por esta ola activista, actrices de renombre se ven respaldadas para contar episodios reprobables de su pasado y presente. La última ha sido Zoe Kazan, que en plena promoción de su última película, The Big Sick, ha revelado a The Guardian que «hay muchísimo acoso sexual en los sets» y que se puede apreciar de forma sutil o evidente, como cuando otros intérpretes le aconsejan que «ponga ojitos de felación» para flirtear con el director o el productor al hacer la prueba, cuando desde la agencia le advierten de que aparezca en la prueba vestida de «forma consciente» con su cuerpo («ahí te das cuenta de que están escudriñando tu cuerpo») o como cuando un productor le preguntó si era de las que «lo escupía o me lo tragaba. Luego decía ‘oh, es solo una broma, ja ja’, pero era el mismo que pagaba mi sueldo y me miraba a través del monitor mientras interpretaba con otro chico».
Anécdotas en este tono no han dejado de repetirse desde hace algún tiempo. Alison Brie, protagonista de Glow, la apuesta veraniega de Netflix, contó en un festival en Austin durante la promoción del show que una vez se presentó a un casting de la serie Entourage (HBO) para un papel que apenas tenía tres frases. «Ellos estaban como ‘Ok. Ahora, ¿puedes quitarte la camiseta?'». Lena Headey, Cersei en Juego de Tronos, también desveló a The Edit que cuando tenía 20 años y hacía muchísimas pruebas de vídeo en EEUU un director le dijo una vez: «Los hombres se llevan estas cintas a casa, las miran y se dicen: ‘¿A quién de ellas me voy a follar?’ Yo nunca jugué a ese juego, al de ir a los castings y flirtear. Nunca lo hice». Emmy Rossum, protagonista de Shameless explicó en una mesa redonda organizada por The Hollywood Reporter que en 2014 recibió una llamada para un papel en «una película muy importante» donde le decían que el director ya la conocía, que no tenía que leer ni una línea del guión, pero que tenía que presentarse ante él en bikini. «Es lo único que tendrás que hacer», le dijeron.
Goldie Hawn contó a People cómo acabó llorando cuando tenía 19 años después de presentarse a una audición para participar en un programa de televisión con el retratista Al Capp en los 60. El hombre la recibió en su piso, se cambió de ropa para ella y después se sentó en el sofá pidiéndole que «le enseñara mis piernas y que le besase» le dije que «lo siento, no hago esto». La actriz acabó aterrorizada en un taxi. Gwyneth Paltrow también explicó hace unos años a Elle que le pasó algo similar cuando comenzaba su carrera: «Alguien me sugirió que acabásemos la reunión en la habitación. Me fui. Estaba en shock. Otra persona que no entiendese cómo van las cosas podría haber pensado: ‘¡Mi carrera estará arruinada si no le hago a este tío una mamada!».
Las nuevas generaciones están dispuestas a combatir estas actitudes llamando directamente al boicot. Maisie Williams, compañera de Headey en Juego de Tronos (interpreta a Arya) lo ha dejado claro: «Hay muchísimos papeles que te llegan y en los que eres ‘la novia’ o ‘la tía buena’ en una peli o en una serie. Lo leo todo el tiempo. El guión dirá: ‘Derek: Inteligente, bueno con los niños, divertido y bueno en blabla’ y luego dirá ‘Sandra: Sexy pero de una forma adorable’, y eso es todo lo que tienes. Así es como describen a tu personaje, así que cuando vas al casting, tienes que intentar ponerte ‘sexy’ pero es no es como es una persona, porque una persona no es solo sexy. Es lo que veo y lo que tiene que cambiar. Solo creo que si dejáramos de interpretar esos papeles, dejarían de estar escritos.»